Iglesias sí tiene un proyecto para España, y se llama caos

Iglesias sí tiene un proyecto para España, y se llama caos

EFE

Pablo Manuel Iglesias ha repetido hasta el hartazgo que el terrorismo etarra tenía una explicación política; de hecho, ha contribuido a lavar la imagen de Arnaldo Otegui, uno de los dirigentes de la banda de asesinos que ahora encabeza la última de las marcas blancas de la organización de la capucha, la serpiente, la goma 2 y el tiro a traición. Con los independentistas catalanes, que durante años han cultivado con mimo la semilla del odio, es obvia su afinidad, tanto directamente desde la dirección leninista bolivariana de 'Podemos' (aunque a lo mejor habría que ir actualizando el nombre por 'Podríamos') como mediante los 'Comunes' de la ambigua pro independentista Ada Colau, y la franquicia podemita en Cataluña, que a veces se desmarca y tira sola para el risco.

Todo el discurso del caudillo populista es, en el fondo y en la forma, un apoyo explícito a la estrategia de la Generalitat para destruir los cimientos del Estado unitario y democrático. El ejemplo más claro es el apoyo indesmayable de Iglesias Turrión al 'Gran Berta' de la conjura: el apoyo constante y laudatorio al ejercicio del llamado eufemísticamente 'derecho a decidir', que no es otra cosa que el derecho a la autodeterminación, con resultado ya predeterminado por los convocantes, diestros en la trampa y en la 'astucia'.

Apoyar la aparición de nuevos 'micro estados' es incompatible con el futuro comunitario

Edulcorar el reciente referéndum con la sacarina de que se trata de una movilización ciudadana, y de que todas las movilizaciones son positivas, y que las urnas son democracia (lo cual nos lleva 'in extenso' a considerar demócrata ejemplar a Franco que hizo dos referéndum milagrosos, en los que votaron los incapaces, los tullidos los agonizantes y hasta los muertos) , es objetivamente un enorme respaldo al proyecto de balcanización de España, y de boicot al de la unidad europea.

Porque junto a la calculada ambigüedad sobre el futuro de España como Estado unitario, democrático, plural y de derecho, aparece otra clamorosa ambigüedad sobre la unidad europea. De hecho, apoyar la aparición de nuevos 'micro estados' es incompatible con el futuro comunitario, cuya anemia tuberculosa es la utopía de Putin, los ayatolás iraníes y los trastornados 'bolivarianos', que no lo están siendo tanto de Bolívar como del bolívar.

Tampoco han tenido presente el requisito de la unidad catalana; al contrario, la han quebrado dividiendo a la sociedad en dos mitades

Un gran problema es que la amalgama separatista no quiere enterarse de lo que se tiene que enterar, 'ye, ye...' y entonces se inventa una historia para poderla leer con tranquilidad de espíritu y autosatisfacción. Dice Tarradellas en sus Memorias 'Ja sóc aquì': "Nuestra dramática trayectoria exige unos temperamentos políticos que hayan renunciado a la frivolidad y al arribismo, atentos al doble movimiento de nuestra vida nacional, y muy rigurosos en combatir los entorpecimientos que podrían llevarnos a la atonía o a la discordancia estridente con España". (Pag. 14, Editorial 'Planeta'). Y más adelante, pág. 110, precisaba: "En política la fuerza lo es todo. Y la fuerza la tiene Madrid. Nosotros tenemos dos medios de acción en nuestro trato con el Estado: la unidad y la inteligencia. Una inteligencia hecha de firmeza, de prudencia y de serenidad".

Se ha llegado hasta donde se ha llegado, con un 155 respaldado por una amplia mayoría del Senado, y con otra manifestación de más de un millón de catalanes, la segunda consecutiva, tomando las calles de Barcelona, y con el apoyo de todos los pilares de Europa, porque Puigdemont y compañía, y los 'anti todo' de la CUP, ni han tenido ni tienen en cuenta la fuerza del Estado, ni están actuando con prudencia y serenidad, ni han renunciado al arribismo y la frivolidad. Tampoco han tenido presente el requisito de la unidad catalana; al contrario, la han quebrado dividiendo a la sociedad en dos mitades. Un millón a cara descubierta, dos veces seguidas, en un entorno de amenazas y listas negras no es una minoría que se pueda despreciar.

Los devaneos amorosos con los pro-etarras y los independentistas catalanes se complementan con el fomento del nacionalismo identitario allí donde pueden.

Los devaneos amorosos con los pro-etarras y los independentistas catalanes – a quienes no se les recuerda, como al PP, sus pecados de corrupción, que son olvidados en aras del ideal superior de debilitar a la España de las autonomías - se complementan con el fomento del nacionalismo identitario allí donde pueden: en la Comunidad Valenciana, donde intentan radicalizar a los 'indignados locales' de Compromís; en Navarra, apoyando a los proetarras afines a la 'conquista' del viejo Reino; en Galicia, con un claro respaldo a los radicales...

Todo esto se agrava con lo que no es sino una intentona, muy hábil, pero más pronto se coge a un mentiroso que a un cojo, de debilitar al Gobierno de la Nación para restarle fuerzas en su enfrentamiento con los golpistas de Cataluña. Antes de la DUI, en la DUI, y como se está viendo, después de la DUI. Es obvio: si Pablo Manuel Iglesias Turrión quiere situar el foco de la actualidad nacional sólo en la destitución de Mariano Rajoy con una moción de censura liderada por Pedro Sánchez, pero que él mangonearía con puestos clave en el nuevo ejecutivo, por los casos de corrupción que siguen su debido curso judicial, ello implica que en momentos decisivos para la misma supervivencia del Estado habrá un suicida vacío de poder aprovechado por los topos del sistema.

La historia reciente, con todos los intentos fallidos de reponer la cordura y evitar la confrontación social, solo dejó el camino del artículo 155 de la Constitución

Y sí, hay momentos en que hay que elegir entre lo que se debe hacer y lo que hay que hacer, y priorizar las acciones: la lucha contra la corrupción ya está canalizada en los juzgados. En realidad, no se ha producido en los últimos meses más novedad al respecto que las salidas de sede judicial. El correcto funcionamiento de la justicia ya ha llegado a la calificación fiscal de que sin ninguna duda, "absolutamente", el PP tenía una doble contabilidad. No es un disparate la probabilidad de que por ese camino no se tarde en llegar a la misma cabeza del PP.

La historia reciente, con todos los intentos fallidos de reponer la cordura y evitar la confrontación social, solo dejó el camino del artículo 155 de la Constitución. Hace mucho tiempo. Y, ahí, aparece Pablo Echenique, con una nueva vuelta de tuerca a su acrisolado cinismo, porque no puede ser solamente ignorancia, o sí, cuando propone acudir al Tribunal Constitucional para que el Tribunal Constitucional determine si es constitucional aplicar un artículo, el 155, de la Constitución. Como dicen los gallegos ante situaciones semejantes, 'manda carallo'.

¿Y qué es sino soberbia autoritaria despreciar con arrogancia innoble la voz de la Cataluña que quiere democracia, ley y orden, y seguir siendo parte de España con uno de esos tuit pretendidamente irónicos que tienen tanta gracia como los que circulan sobre él por ir en silla de ruedas? "Si la manifestación la convocan los que odian a los gays, a los inmigrantes, a los rojos y a los catalanes, a lo mejor para unir cosas no es". El primer bofetón que se ha llevado es el que le ha propinado el ex dirigente comunista Francisco Frutos desde esa misma movilización: "¿Por qué no está aquí la izquierda que le baila el agua a los nacionalistas?".

La fe más ciega, más resbaladiza y más funesta, es siempre la de los grandes profetas y la de los apóstoles que han experimentado el milagro del empleo bien remunerado

¿Qué otra cosa pretende Pablo Manuel Iglesias oponiéndose radicalmente al 155, incluso cuando ya la Generalitat ha proclamado unilateralmente y 'de aquella manera', la independencia, y defendiendo en cambio el 'derecho a decidir' y la celebración de elecciones 'constituyentes' – puro madurismo autogolpista, por cierto- en Cataluña? Más que aparentemente, quitar obstáculos de su camino, por si un día necesita tener enfrente a un Estado minimalista temeroso por su insignificancia. De ahí que combine sus ataques al Partido Popular con la creación de un inexistente 'bloque monárquico', que es otro intento, tras la 'la casta', 'la trama', 'la mafia', de su malévola intención de descalificar al que llama despectivamente 'Régimen del 78' y a la Transición que trajo la democracia a este país, y que permite excrecencias sociales y excentricidades como las que representa la ideología del liderazgo podemita, aunque cientos de miles de 'inscritos' aún no se hayan dado cuenta.

En estas estábamos, estamos, cuando Carolina Bescansa, arrinconada por sus discrepancias internas, que no habían trascendido a la opinión pública, es apartada de la Comisión Constitucional por denunciar internamente que 'Podemos' no tiene un discurso de Estado, un discurso español, sino un discurso para los independentistas. Otra de las personalidades con pensamiento propio con las que Pablo Manuel Iglesias ha demostrado su doble vara de medir sin acudir al 'diálogo' aplicándoles un severo 155 interno.

La galaxia podemita recogió a una buena parte de los indignados del 15-M y con su organización se montó un sofisticado, pero gaseoso a pesar de las apariencias, tinglado político diseñado por la 'casta' fundacional y basado en un asamblearismo dirigido a su mayor gloria y loor. Pero en ese caudal humano había mucha gente que se sentía española, que nunca había votado separatista, ni había pensado que un día lo sería.

Pero la fe más ciega, más resbaladiza y más funesta, es siempre la de los grandes profetas y la de los apóstoles que han experimentado, de repente, el apasionante milagro del empleo bien remunerado, las cuentas corrientes y las cartillas de ahorro.

¿Cómo es que las autoridades y los dirigentes catalanes, y esa burguesía lianta y que como los peces rémora lleva una ventosa como sombrero, no entienden esto? ¿Por qué tampoco lo entienden tantos dirigentes y electos de Podemos? Pues como decía Upton Sinclair, porque "es difícil que un hombre entienda algo cuando su sueldo depende de que no lo entienda".

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Empezó dirigiendo una revista escolar en la década de los 60 y terminó su carrera profesional como director del periódico La Provincia. Pasó por todos los peldaños de la redacción: colaborador, redactor, jefe de sección, redactor jefe, subdirector, director adjunto, director... En su mochila cuenta con variadas experiencias; también ha colaborado en programas de radio y ha sido un habitual de tertulias radiofónicas y debates de televisión. Conferenciante habitual, especializado en temas de urbanismo y paisaje, defensa y seguridad y relaciones internacionales, ha publicado ocho libros. Tiene la Encomienda de la Orden del Mérito Civil.