La irresponsabilidad de Juan Rosell y compañía

La irresponsabilidad de Juan Rosell y compañía

La reforma laboral del PP es el sueño con LSD de esos ricachones que en los tebeos aparecían caracterizados con frac y sombrero de copa envueltos en el humo de enormes habanos y grandes barrigonas adornadas por relojes de cadena de reluciente oro, aunque hoy van al gimnasio a hacer abdominales o a hacer pádel con sus compis, y salen tostados de sus yates.

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Foto: EFE

Luisa saltó del orejero mientras hacía zaping esperando el Intermedio. En la pantalla, un insolente y enterado presidente de la Gran Patronal decía, muy serio, que eso de la estabilidad en el trabajo se había acabado, en línea con lo que vienen predicando otros portavoces de la única industria parasitaria y no productiva que es, además de la industria de la tontería y el engaño la industria especulativo-financiera, nostálgica del esclavismo laboral del siglo XIX. La reforma laboral del PP es el sueño con LSD de esos ricachones que en los tebeos aparecían caracterizados con frac y sombrero de copa envueltos en el humo de enormes habanos y grandes barrigonas adornadas por relojes de cadena de reluciente oro, aunque hoy van al gimnasio a hacer abdominales o a hacer pádel con sus compis, y salen tostados de sus yates. Luisa, ya enfurecida, soltó: "Esto me recuerda a los documentales de la 2, cuando se ve un león que se levanta somnoliento y la voz en off dice que desde la madrugada va a buscar la comida para alimentar a los suyos ese día, pero que otros competidores le disputarán la pieza en la pradera...." "El día en que los españoles se levanten y no sepan qué comida le van a poder llevar a sus hijos porque el trabajo no es estable, y así no se puede crear ni mantener una familia, los Rosell de la vida, como no corran y las patas no les lleguen al culo, van a tener un serio problema..."

Lo peor es que todos los que pontifican de esta manera son como Robin Hood pero al revés: roban a los pobres para dárselo a los ricos, que es la teoría neoliberal depredadora que aplica en España ese aznarismo que parece tontorrón de tan pijo y engreído en la figura de Aznar, como parecía tonto del bote Bush hijo, que ejercía empero de lacayo inglés del XIX de los intereses petrolero-financieros y del influyente complejo militar industrial que delegó en Cheney la defensa de sus intereses, o la actitud gandula y displicente de Rajoy, pero que en el fondo sigue con igual fe que cinismo la causa original de todas las revoluciones: volver a una sociedad sin clases intermedias, en la que los poderosos sean cada día más poderosos y los pobres más pobres y miserables. La aristocracia de sangre sustituida, o complementada, por el capitalismo de cuenta nada corriente.

Y después se asombran de que muchos desesperados caigan en las redes de pescadores en río revuelto.

Inefables palabras aquellas del ex presidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán, tras las rejas ahora, que decía, muy serio, que había que cobrar menos y trabajar más... entretanto él robaba y estafaba. Acabó en prisión. Como han acabado otros nobles del capitalismo ibérico de bellota a los que se les fue la mano en el cazo común, aunque eso no se haya traducido fielmente en votos porque, como decía un publicista norteamericano, "no es verdad que no se pueda engañar a mucha gente mucho tiempo si se hace una buena campaña y hay dinero suficiente".

¿No recuerdan el coro de salvadores de la patria, hombres providenciales que hicieron el (falso) milagro de los panes y los peces, con el maná como mus de postre? ¿La pasarela de ilustres y esforzados próceres como Blesa, Rato, Mario Conde y la cofradía de pillos y maleantes tipo Gil y Gil, o el catolicísimo truhán Ruiz Mateos, o los mandarines y enterados económicos con cuentas opacas en los paraísos fiscales, donde siempre hay una serpiente con una manzana que esconde un iPhone, o los atildados banqueros y altos ejecutivos con sueldos indecentes y primas al alza que tienen la desvergüenza de pedir a los trabajadores que se aprieten el cinturón, o la altanería engañabobos de Soria, el casticismo andaluz de señorito de Arias Cañete, las controversias fiscales de Aznar con la Agencia Tributaria a la vez que da lecciones magistrales de eficiencia y honestidad y de un trabajo bien hecho....?

Este espectáculo - y no el de unos titiriteros aficionados y cabreados por la miseria- ha sido el germen de Podemos, el hombre del saco que recoge el cabreo nacional surgido de la impotencia y la desconfianza. Y menos mal que la olla tiene este pitorro, porque si no lo hubiera tenido, habría explotado violentamente.

Hasta el último minuto, Mariano Rajoy y el coro de plañideras del capitalismo zombi tratan de apagar el incendio con una mezcla de gasolina y pólvora. Y se preguntan, con ojos de besugos congelados, que cómo es posible que con lo bien que lo han hecho, ocurran cosas como el incendio de los neumáticos muertos de Seseña, que nadie esperaba que ardieran, aunque todo el mundo sospechaba que iban a arder. Deuda impagable para las próximas generaciones, pensiones en quiebra, contratos esclavistas... Mientras, incorregibles tramposos, prometen que van a volver a bajar los impuestos... La rueda cuadrada.

Y después se asombran de que muchos desesperados caigan en las redes de pescadores en río revuelto.