Rajoy y el ejemplo del bistec demasiado hecho

Rajoy y el ejemplo del bistec demasiado hecho

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Todo el mundo sabe que una cosa es un bistec 'bien hecho', condición que en principio se supone en todo buen fogón, y otra parecida pero distinta es que el 'bien hecho' se use como sinónimo de que ha estado en la sartén o la plancha el tiempo suficiente para que no esté ni 'poco hecho', o sea, sin llegar a crudo, pero muy cerca, otra que esté 'en su punto', un equilibrio de ni mucho ni poco, y finalmente que la pieza esté 'muy, pero muy hecha'.

Pero a veces, en los momentos cruciales, un despiste o cualquier otra circunstancia puede llevar un trozo excelente de carne de ternera gallega (y sí, es una indirecta) convertida en carbón al plato. Esta metáfora compite con otras parecidas desde que San Lorenzo fue mártir porque lo asaron a la parrilla. Existe pues la variante de un político 'a la parrilla', un político 'abrasado' y un político que de tanto tiempo al fuego lento de la inacción en temas candentes (cuestión catalana, brecha social, hachazo a las clases medias...) y la corrupción política en el sistema métrico 'popular' de pesos y medidas se ha carbonizado.

Igual que el bistec que se ha vuelto incomestible hasta para los perros callejeros 'mil leches', Mariano Rajoy ha estado demasiado tiempo dando vueltas en horno de los escándalos que está carbonizando al PP

Mariano Rajoy está en ese punto de no retorno. Igual que el bistec que se ha vuelto incomestible hasta para los perros callejeros 'mil leches' , el presidente del PP y del Gobierno ha estado demasiado tiempo dando vueltas en el pincho donde el pollo se brasea en los asaderos. En este caso en el horno de los escándalos que está carbonizando al Partido Popular.

Tengo muchos amigos en el PP que están aturdidos. Les pasa como a aquél viejo comunista de la fábrica Citröen de Vigo, que cuando Gorbachov declaró el finiquito de la Unión Soviética y el comunismo real me dijo, entristecido y con la mirada llorosa, que para él, que luchó toda una vida por el Partido, como millones y millones de ilusos muertos en el camino, ese shock era como el que sufriría un devoto cristiano si el Papa se asomara una vez al balcón de San Pedro para decir, 'urbi et orbe', que se han encontrado unos manuscritos escondidos que revelan, sin lugar a la menor duda, que la Iglesia se montó sobre un cuento de apóstoles borrachos.

Con las últimas declaraciones por las varias tramas que están llegando a la vista pública, con las descarnadas confesiones de Correa, que pide por favor que no le pongan caso Gurtel, sino Correa, porque Gurtel es correa en alemán; y con las de El Bigotes, y, sobre todo, con el niño prodigio y fama de pijito del PP valenciano, Ricky (Ricardo) Costa, sincera, cruda, real, profunda.... Ya se despejan las últimas dudas acerca de la verdad cada vez menos incontestable de que el PP se ha financiado consciente y deliberadamente en gran parte con dinero 'negro', mediante unos procedimientos ilegales que, por otra parte, y esto es fundamental, rompieron las reglas del juego y la igualdad de oportunidades, que es la base, el cimiento, de la democracia.

En este punto, muchos militantes del PP, pero sobre todo algunos periodistas, dirán que esto pasa en las mejores familias, que en todos los partidos hay corrupción, hasta en los que no han gobernado aún, y que ya verán como en el futuro afloran". El futuro es muy largo, eso es obvio; pero no todos los escándalos de corrupción implican que el partido entero haya apostado por la caja B para financiarse. Es cierto que el PSOE fue condenado en aquellos tiempos por el caso Filesa; y el PP está ahora en el trance que atravesó el Partido Socialista, que no solo parece que puso las barbas de remojo, sino que se las afeitó.

Claro, ya algunos hablan de los ERE, y de miles y miles de millones de euros 'estafados', dando veracidad a las charlas de barra de bar: primero, ni son miles de millones los estafados, ni han ido a las arcas de la organización y ni siquiera a los bolsillos de los dirigentes. La inmensa mayoría de las ayudas de los ERE fueron legítimas, aunque el procedimiento fuera irregular. Como son irregulares la mayor parte de las empresas instrumentales que han ido creando comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos para sortear los rigores del procedimiento administrativo en aras de la 'agilidad'.

Y están bien definidos los que se enriquecieron con malas prácticas y los que simplemente idearon un sistema 'agilizador' con contraindicados efectos secundarios, que algunos aprovecharon para agilizar, de camino, su enriquecimiento personal.

Tienen que dar lástima los militantes del PP que han ido creyendo, hasta ahora, cada una de las explicaciones que Rajoy y su 'estado mayor' les han ido facilitando en los argumentarios

Pero estos días toca hablar del 'caso Rajoy', que ya declaró como 'testigo' en la Gurtel. Como muchos intuían por puro sentido lógico, si uno declara como testigo es que debe de saber algo. Solo a quien puede ayudar a concretar los delitos se le llama como testigo por la fiscalía o por el juez o por cualquier 'archipámpano de las Indias'.

Tienen que dar lástima los militantes del PP que han ido creyendo, hasta ahora, cada una de las explicaciones que Rajoy y su 'estado mayor' les han ido facilitando en los argumentarios. Todo es mentira, menos alguna cosita menor. Es una persecución contra el PP; hay mala gente envidiosa que utiliza tácticas de chorizo contra los populares. "Nosotros somos gente honrada". Preguntado por una periodista de Blomberg Televisión en EE.UU. si dimitiría Rajoy respondió que eso no se podría comprobar porque no se había producido.

Ahora resulta que se ha roto la ley del silencio, y hay acusaciones directas, concretas, de personajes que estaban en el núcleo duro y en el semiduro del PP.

¿Puede seguir Mariano Rajoy al frente del Partido Popular sin cambiar el rumbo de colisión con naufragio seguro? Las elecciones autonómicas de Cataluña, y su espectacular retroceso parecen demostrar que, finalmente, la corrupción y el pasotismo le está pasando factura a esta organización. No tiene lógica que Ciudadanos sea elegido por el hasta ahora crédulamente fiel electorado popular como recipendiario de sus votos cuando quien aplicó el artículo 155, bien es verdad que demasiado tarde, fue Rajoy.

Mariano Rajoy ha desaprovechado muchas ocasiones para hacer una catarsis ( ver 'La catarsis urgente del PSOE frente a la pachorra irresponsable de Rajoy' y 'Esta es la incómoda realidad del PP. O inicia una catarsis o se hunde el barco'), como la que hizo el PSOE, al menos en dos ocasiones recientes: cuando relevó a los restos del zapaterismo (aunque Zapatero sigue haciendo tonterías que empañan su legado social y de derechos civiles, como es su estúpida e irresponsable intervención en el conflicto venezolano, pues como se sabe "el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones"), y eligió a Pedro Sánchez por primera vez; cuando el Comité Federal a la vista del fracaso de la fórmula después de sucesivos fiscos electorales, decidió relevar a Pedro Sánchez y nombró una gestora para apoyar la investidura de Rajoy y evitar nuevas elecciones; y cuando Sánchez volvió predicando trigo y devolvió alfalfa, No es NO, ¿recuerdan?, que convirtió en ''No es Sí, si lo aconsejan las circunstancias', como lo aconsejaron con el 155 para hacer frente al levantamiento de la Generalitat y otras corporaciones y organismos en manos secesionistas.

Braseado por las 'malditas' circunstancias, el presidente del PP no solo no está ganando tiempo, sino que lo está perdiendo miserablemente. Él, a título personal, querrá un desquite, confiará en lavar o mejorar su imagen, en que la gente vuelva a confiar en su palabra, en que el crecimiento de la economía tras el ciclo de vacas flacas, que crece como crecen las palmeras incluso sin riego gracias a la humedad ambiente, ... pero, entretanto, el PP en su conjunto no solo está desorientado, frustrado, como alma en pena viendo las urnas como se vacían, sino que puede ser superado por 'Ciudadanos' y hasta por el PSOE.

Aunque no se quiera reconocer 'alto y claro' fuera de la portada de Génova, cada día crece el descontento en el seno del partido conservador. Pero la única posibilidad de parar el desastre que se avecina, porque todo lo que puede empeorar, empeorará irremediablemente, es que sin dilación Rajoy deje paso a una nueva generación que, eso sí, sea sometida previamente a la prueba del algodón para evitar más sorpresas.

La aparición estelar de Albert Rivera (y de Inés Arrimadas), necesita, si la derecha nacional quiere seguir surfeando sin ahogamientos estas olas atemporaladas, una oferta de liderazgo 'popular' con posibilidades de volver a recuperar a los defraudados y de convencer a los arrepentidos y a los que se refugian en el muy pragmático 'ya veremos'.

Es más honesto para un político salvar al partido, que es la organización clave de las democracias, que salvarse a sí mismo. No hay nadie imprescindible; y eso puede comprobarse fácilmente dando una vuelta por cualquier cementerio, porque los cementerios están llenos de gente muy, pero que muy imprescindible.

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