El despertar de las mujeres de la India

El despertar de las mujeres de la India

Desde la salida a la luz pública de la triste historia de Amanat, muchos otros casos de violaciones han ocupado las páginas de los diarios. Vivimos un momento de inflexión en la historia de la India. Es la primera vez que el país entero se moviliza así para defender los derechos del colectivo discriminado más numeroso del mundo.

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La India es un país con profundas desigualdades sociales. Está tan estratificado que romper las barreras que separan a unos y otros se convierte en una tarea titánica. Es agotador luchar contra la pobreza endémica que afecta al 40% de sus 1.200 millones de habitantes. Pero más difícil es, si cabe, luchar contra la violencia de género en una sociedad marcadamente patriarcal y donde los derechos de las mujeres son constantemente vulnerados.

En el mismo país donde se encuentran la mayoría de las empresas más importantes de software del mundo, también viven 253 millones de mujeres analfabetas de un total de 590 millones. Más de la mitad de las que viven en zonas rurales se casan siendo menores de edad. Cada año, 600.000 niñas no llegan a nacer a causa de los abortos selectivos y 24.000 mujeres registran denuncias por violación, aunque son muchas más quienes sufren estas agresiones sin que queden reflejadas en las cifras oficiales.

La violación y asesinato de Amanat ha destapado las profundas contradicciones internas de un país que pretende escalar posiciones en el panorama económico internacional. Un crimen brutal que ha provocado furiosas protestas y ha despertado, de forma unánime, a toda la sociedad india. Gracias a la presión ciudadana que pide justicia para que estos crímenes no vuelvan a repetirse, el Gobierno indio ya ha anunciado las primeras reformas. Se ha planteado la creación de tribunales especializados en crímenes sexuales capaces de realizar juicios en el plazo de tres meses, así como endurecer las penas y reducir la edad de responsabilidad penal de los 18 a los 16 años. Los juicios rápidos son necesarios en algunos crímenes, como los delitos sexuales, porque tienen un efecto disuasorio. Sin embargo, y a pesar de la presión social, esta brevedad no debería comprometer las garantías legales que deben primar en todo proceso.

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Foto: Adam Jason Moore.

En algunos estados también se han instalado cámaras de vigilancia en lugares públicos. El Gobierno ha anunciado que habrá una mujer policía en cada comisaría. La falta de acceso a la justicia en caso de violación es uno de los principales problemas de las mujeres de la India, considerado uno de los países más peligrosos del mundo para este colectivo. Actualmente, tan sólo el 5,6% de las fuerzas policiales del país son mujeres. Pero el escaso acceso a la justicia también se mide en los bajos índices de condenas en todos los delitos que se cometen contra las mujeres, en los que tan sólo uno de cada cuatro casos se acaban juzgando culpables.

Igual de importante que tomar medidas legales es explicar al país los problemas de este colectivo y la legislación que le protege. Existen numerosas leyes que defienden los derechos de las mujeres pero a menudo fallan en su aplicación. Se ha planteado incorporar a los planes de estudios de las escuelas temáticas de género y derechos humanos, pero también hay que involucrar en esta causa a los políticos que representan a la ciudadanía, a la policía que debe trabajar para defenderlos y, finalmente, al seno de la sociedad y las familias, que es donde nacen este tipo de actitudes. Algo que en la Fundación llevamos años realizando y que continuaremos promoviendo.

Desde la salida a la luz pública de la triste historia de Amanat, muchos otros casos de violaciones han ocupado las páginas de los diarios; violaciones que antes no eran visibilizadas en los medios o que pasaban inadvertidas en breves titulares en las páginas de sucesos. Vivimos un momento de inflexión en la historia de la India. Es la primera vez que el país entero se moviliza así para defender los derechos del colectivo discriminado más numeroso del mundo.

Esta voz única con la que la sociedad se ha expresado tajante, con la que ha dicho "basta ya" a la violencia que sufrimos las mujeres en todos los ámbitos y en todos los lugares, es lo que nos ha abierto las puertas a un futuro mejor en esta parte del mundo. Nos ha traído esperanza de cambio, y esto es algo que debemos aprovechar. La sociedad india ha despertado y nuestra única respuesta posible a su llamada es la acción.