Sobre el Barça y #TodosSomosLeoMessi

Sobre el Barça y #TodosSomosLeoMessi

El Barça se sacó de la chistera una prodigiosa campaña en twitter con el hashtag #TodosSomosLeoMessi. El argentino, no hace falta recordarlo, fue condenado a 21 meses de prisión por fraude fiscal. El eslogan suena a tópico, demasiado, como si se hubiera decidido en una reunión rápida, con la mesa de un buen restaurante reservada y a la espera de los comensales. No. No todos somos Leo Messi. Nadie lo es sobre el campo; aunque algunos sí lo son en el banco.

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El Barça se sacó de la chistera una prodigiosa campaña en Twitter con el hashtag #TodosSomosLeoMessi. El argentino, no hace falta recordarlo, fue condenado a 21 meses de prisión por fraude fiscal. El eslogan suena a tópico, demasiado, como si se hubiera decidido en una reunión rápida, con la mesa de un buen restaurante reservada y a la espera de los comensales. No. No todos somos Leo Messi. Nadie lo es sobre el campo; aunque algunos sí lo son en el banco.

El club ha metido la pata. El Barcelona lleva unos días movilizando su gabinete de comunicación para dar la impresión de que ha estado al lado del argentino a lo largo de todo el proceso. El jefe de los servicios jurídicos acusó a la Fiscalía: "no tuvo el mismo trato con Messi y con el Caso Nóos"; y el presidente Bartomeu colgó en Twitter aquello de "Leo, quien te ataca a ti, ataca al Barça y a su historia". Ahora, Todos Somos Leo Messi.

El mensaje fraternal y victimista que se ha deslizado por las infinitas tuberías cibernéticas no hace ningún bien al jugador. Sus actos no son precisamente ejemplarizantes.

No dudo de que la intensidad y el volumen de tanto apoyo abrumador sean sinceros. Pero indica que el culo de algún directivo azulgrana está inquieto, no sea que al chico se le cruce un cable y acepte la propuesta del multimillonario de turno. Ofertas no le faltan a Messi

y la sensación es de que el el Barça quiere visibilizar y publicitar su plan de socorro: "Tranquilos, aquí estamos. Todos Somos Leo Messi". El club moviliza las brigadas de emergencia cuando en su día pareció mirar a otro lado. Y cambiar los planteamientos del 0 al 100 no es un signo de estabilidad.

Así que el mensaje fraternal y victimista que se ha deslizado por las infinitas tuberías cibernéticas no hace ningún bien al jugador. Sus actos no son precisamente ejemplarizantes. Por lo que el Barça se equivoca de estrategia. La entidad catalana ondea la bandera de la compasión y la solidaridad cuando debe plantar cara a un sistema judicial hediondo. Nadie duda de que Messi engañó a Hacienda, del mismo modo que nadie duda de que la justicia española se deshace entre presiones, intereses y partidismos.

Si el 10 se pasó de listo, que pague. Pero no tiene ningún sentido que el castigo sea el mismo que el del padre, la cabeza pensante del tinglado. Como tampoco tiene sentido que se busque exonerar a la Infanta. El Barça debe atacar la sentencia y el trato, no la idea; y ser firme contra el desvarío judicial. Desenmascaren los distintos criterios, las diferentes varas de medir. Pero no dulcifiquen la imagen del argentino ni minimicen sus actos.