'Calcio show', 30 años de Berlusconi

'Calcio show', 30 años de Berlusconi

Los últimos años del Milan, en cambio, no han sido un idilio. Varios entrenadores, ex jugadores y símbolos del club como Seerdof o Inzaghi, no han conseguido devolver al equipo su personalidad. El Milan de hoy poco tiene que ver con aquel Milan del 86. Se terminaron la dolce vita, los títulos y las compras multimillonarias de jugadores. Ya no quedan capitanes como Maldini o Baresi, y los Balones de Oro, se han convertido en un lejano recuerdo con el que soñar.

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FOTO: EFE

20 de febrero de 1986. Han pasado ya treinta años de fútbol desde que Silvio Berlusconi se hiciese cargo de un Milan al borde de la quiebra. Una larga historia de protagonistas y actores secundarios que se entrelaza, inevitablemente, con la historia más reciente de Italia.

En los años 80, el AC Milan estaba económicamente hundido, las deudas lo alejaban cada vez más de los otros equipos del campeonato, mucho más competitivos. El Milan estaba a punto de desaparecer. Por esos años, Silvio Berlusconi era ya uno de los grandes empresarios en Italia, el rey de la televisión privada y las telecomunicaciones. Aunque el sueño de la política no llegaría hasta años más tarde. Un febrero del 86, el Milan y Berlusconi cruzaron sus caminos. Empezaba así la revolución del fútbol italiano y europeo. Nadie imaginaba lo que estaba por llegar.

Fue el verano de 1986, en la presentación del nuevo equipo, cuando se produjo una de las imágenes más significativas de lo que iba a ser el Milan. Silvio Berlusconi, acompañado del primer equipo y su entrenador llegaban al Arena de Milán en helicóptero y con la "Cavalcata delle Valchirie" de Wagner como banda sonora. La llegada de Silvio Berlusconi marcó un antes y un después. ¿Su filosofía? Compras faraónicas y un "bel gioco" para construir éxitos e introducir la idea del fútbol como espectáculo de masas, el poder de la comunicación y el marketing. El fútbol dejaba de ser solo un juego. Era negocio, era política.

Millones de euros, liras, invertidos para levantar 28 títulos y 7 balones de oro en 30 años, conquistados gracias a tantos grandes y caros jugadores como Van Basten o Kaka. Berlusconi llegó a controlarlo todo, sistemas de juego, jugadores y entrenadores, ningún detalle escapaba de sus manos. Hay quien cuentan que incluso cambió el color de las camisetas para hacerlas más televisivas. El Milán tenía que ser el equipo más fuerte de Europa. Así, Arrigo Sacchi fue la primera apuesta ganadora de Berlusconi. Empezaron los años dorados. Con él como entrenador el club conquistó una Liga, dos Champions, dos Intercontinentales y muchos otros títulos.

Aunque Sacchi no llegó tan lejos solo, lo hizo gracias a los conocidos como los "tres tulipanes", Marco Van Basten, Frank Rijkaard e Ruud Gullit. En los 90' llegó Fabio Capello y, siguiendo con la racha del equipo, ganó cuatro ligas, una Champions y una Supercopa europea. Le siguió un periodo irregular, hasta la llegada de Ancelotti en el año 2000. Fue entonces cuando el Milan recuperó la buena racha de los ochenta e inicios de los noventa.

En los último cinco años, el equipo rossonero no ha levantado ningún título en San Siro.

En estos 30 años no han faltado tampoco los momentos dramáticos, ya sean deportivos o extra-deportivos, como Calciopoli o los escándalos por las apuestas en el fútbol. Sin olvidar, como el equipo llegó a convertirse en un arma política, cuando su presidente y propietario entró en el mundo de la política.

Hace unos años, en una entrevista le preguntaron: "¿Si no fuese Silvio Berlusconi, quién le gustaría ser?" Su respuesta, "me gustaría ser el hijo de Berlusconi."

En 2013, Berlusconi creó un nuevo Milan, cefalópodo, con su hija Barbara Berlusconi y Galliani al mando del imperio rossonero. En estos años, Barbara Berlusconi ha ideado la Casa Milan y ahora persigue el sueño de un estadio propio. No será fácil, su padre continua buscando un socio para volver a reconstruir su imperio futbolístico. Míster Bee, gran empresario tailandés, podría ser el hombre ideal aunque al romance entre ambos magnates todavía le queda un largo camino.

Los últimos años del Milan, en cambio, no han sido un idilio. Varios entrenadores, ex jugadores y símbolos del club como Seerdof o Inzaghi, no han conseguido devolver al equipo su personalidad. El Milan de hoy poco tiene que ver con aquel Milan del 86. Se terminaron la dolce vita, los títulos y las compras multimillonarias de jugadores. Ya no quedan capitanes como Maldini o Baresi, y los Balones de Oro, se han convertido en un lejano recuerdo con el que soñar.

En los último cinco años, el equipo rossonero no ha levantado ningún título en San Siro. El próximo 28 de mayo, el estadio milanés albergará la final de Champions. Unas pocas semanas antes se habrá celebrado la final de la Copa Italia, en la que el Milan está casi clasificado. Quién sabe si treinta años después volverá la "Cavalcata delle Valchirie".

Lo que si que parece claro es el futuro de su presidente. En una entrevista concedida hace pocos días a la Gazzetta dello Sport dónde Berlusconi hacia un balance de estos treinta años le preguntaron por su futuro. ¿Presidente de por vida? "Esperemos a ver cómo van los próximos 30 años y después decidimos."

La era Berlusconi todavía no ha terminado.