Holanda: un mensaje optimista para vencer a la extrema derecha

Holanda: un mensaje optimista para vencer a la extrema derecha

El primer ministro holandés Mark Rutte, del Partido del Pueblo para la Libertad y la Democracia (VVD), ayer jueves 16 de marzo de 2017, en La Haya (Holanda).EFE

La derrota de la extrema derecha en las elecciones holandesas es una gran noticia para la democracia y, desde luego, para la Unión Europea. Una enorme mayoría de electores ha apoyado a los partidos europeístas. Por esa vía, los ciudadanos han dicho no a los vientos populistas, racistas y xenófobos que alientan Trump y Downing Street.

Lo que me llama la atención, sin embargo, es que muchos comentaristas afirmen que esta es la primera final ganada por la UE de las otras tres que le quedan por jugar: Francia, Alemania e Italia. Me da la impresión de que echan mal las cuentas.

Es verdad que en Francia el partido fascista de Marine Le Pen sigue concitando en los sondeos -que se han equivocado una vez más en Holanda, esta vez para bien- un porcentaje de apoyo preocupante que le permitiría pasar a la segunda vuelta (por cierto, no sería la primera vez, porque su padre ya lo consiguió hace años). Pero las mismas encuestas señalan que en esa segunda y decisiva votación sería ampliamente derrotada por Macron, el candidato europeísta que hoy por hoy se ha convertido en el referente de los demócratas franceses.

Mi pronóstico es que a final de año la UE podrá hacer un balance favorable: solo Washington y Londres habrán cedido a la derecha extrema

Me pregunto cuál es el problema en Alemania, porque no lo veo por ningún lado. Sea cual sea el resultado de cada partido, está claro que la suma de la CDU-CSU, el SPD y Los Verdes concitará más del 80 % de los sufragios. Así que, independientemente de la fórmula de gobierno y del nombre de la futura o del futuro titular de la cancillería, Berlín tendrá un gobierno democrático y europeísta.

Vayamos a Italia, que ha sabido resolver de forma extraordinariamente eficaz la crisis tras el referéndum de diciembre y la dimisión de Renzi. Más allá de si este volverá a ser presidente del Consejo de Ministros o no, es muy improbable que los populistas de Beppe Grillo consigan formar gobierno tras las próximas elecciones, de manera que serán con bastante seguridad las fuerzas democráticas y europeístas quienes sigan al frente del país.

Quizás algunos piensen con razón que mantener la tensión ciudadana y mediática frente a la extrema derecha o los populistas es imprescindible para lograr resultados como los de Holanda. Ahora bien, creo que conviene hacerlo en su justo término, no sea que les concedamos victorias antes de haber jugado el partido. Y también considero que es imprescindible que a la ciudadanía democrática y europeísta se le envíen mensajes optimistas que le den confianza y razones para ir a votar en positivo.

Mi pronóstico es que a final de año la UE podrá hacer un balance favorable: solo Washington y Londres habrán cedido a la derecha extrema y los grandes países comunitarios tendrán gobiernos democráticos y europeístas. Ello permitirá negociar con firmeza y eficacia el abandono del Reino Unido, profundizar en la integración europea y probablemente llegar a las elecciones europeas de 2019 siendo una Unión a 28 (sí, no me he equivocado en el número).

Holanda ha hecho bueno, aunque al revés, aquel dicho periodístico de que la realidad no te frustre una buena noticia. ¡Bravo!