May y Corbyn viven en el mundo de ayer

May y Corbyn viven en el mundo de ayer

Getty

La decisión de Donald Trump de sacar a Estados Unidos de los Acuerdos de París contra el cambio climático es la última mala noticia que le faltaba a Theresa May a menos de una semana de las elecciones del 8 de junio.

Si yo fuera un votante británico, me preguntaría de inmediato en qué mundo me tocará vivir gracias al empeño de May de materializar el Brexit a cualquier precio, porque el único al que me conduce tal cabezonería es al de Trump: una auténtica casa de locos.

A estas alturas, cada día está más claro que salir de la UE es el peor negocio imaginable para cualquier país. De ahí que solo se lo haya planteado el Reino Unido por un 51% contra un 48 % en un referéndum que se celebró en un pasado que ya no existe.

Y no existe porque Obama ya no está en la Casa Blanca, porque a diferencia de lo que era posible en 2016, ninguna de las fuerzas antieuropeas ha ganado las elecciones celebradas en 2017 y tampoco lo hará en las alemanas de septiembre, y porque el frente negociador de la Unión con Londres es más firme y está más unido que nunca.

La perspectiva de vivir fuera de la UE en un espacio en el que Trum y Putin tratan de establecer una dinámica ajena al Derecho Internacional y a la propia lógica es sencillamente aterradora para el Reino Unido.

¿Dónde está escrito que en una democracia no se puede votar dos veces sobre un mismo asunto si las circunstancias han cambiado, como es el caso?

Puede que May pierda finalmente las elecciones o, como señalan los sondeos, las gane sin mayoría para formar gobierno. ¿Paralizaría el Brexit esa situación? Parece que no, a tenor del empeño del líder laborista, Jeremy Corbyn, de aceptar como algo escrito en la Biblia la estrechísima mayoría que apostó por el abandono de la UE.

No entiendo a Corbyn, la verdad. Está bien que abogue por un Brexit suave, con acuerdo, respetando los derechos de los ciudadanos comunitarios que viven en el Reino Unido. ¿Pero no estaría mejor que preguntara de nuevo a los ciudadanos una vez que las condiciones en que se votó hace un año han cambiado tan radicalmente? ¿No sería mejor una campaña para un nuevo referéndum sin mentiras, sabiendo el mundo que rodea hoy de verdad a los británicos, conociendo cuáles serán los enormes costes del Brexit, dando la oportunidad a todos para que se inscriban y vayan a votar bien informados? ¿Dónde está escrito que en una democracia no se puede votar dos veces sobre un mismo asunto si las circunstancias han cambiado, como es el caso?

Dicen que el Manifiesto electoral de Corbyn atrae a los electores. El problema es que aplicarlo fuera de la UE, con el batacazo económico que ello supondrá para Londres si no hay acuerdo, o incluso habiéndolo con Bruselas, hará imposible su cumplimiento. Es más, si Corbyn puede formar gobierno gracias al apoyo de los liberal demócratas, el Scotish National Party, los verdes y el Sinn Fein –todos contrarios al Brexit-, ¿qué hará?

Los británicos no tienen a Trump –aunque le sufrirán doblemente si se aíslan-, pero sí a May y a Corbyn. Ojalá gane este último, pero despertando a la realidad de que el futuro que propone solo es posible en la UE.

Carlos Carnero