El sheriff no vigiló a los banksters

El sheriff no vigiló a los banksters

Un informe nos acaba de revelar que el Banco de España no vigiló a los bancos y cajas. "La forma habitual de reacción ante los indicios de delito es mirar hacia otro lado". Nuestro sheriff de las finanzas durmió y los forajidos, o como dice 'The Economist', nuestros banksters, sembraron el terror.

El sheriff se quedó dormido. No vigiló y permitió que los malhechores se llevaran el botín. Tampoco logró proteger a las víctimas que dejaron a su paso. Los forajidos sembraron el caos. Al sheriff le indujeron el sueño. O le amenazaron con que no debía despertar. Quizás le recompensaron por no hacerlo. No importa mucho. Las leyes son débiles aquí.

El Lejano Oeste no está tan lejos. La España que cabalgaba desnortada sobre ladrillos y barro se parece mucho al lejano oeste. Cada semana conocemos más detalles sobre instituciones corrompidas. Casi nada se libra de la quema.

Un informe nos acaba de revelar que el Banco de España no vigiló a los bancos y cajas. "La forma habitual de reacción ante los indicios de delito es mirar hacia otro lado", nos cuentan los propios inspectores del Banco de España. Nuestro sheriff de las finanzas durmió y los forajidos, o como dice The Economist, nuestros banksters, mitad gangsters, mitad banqueros, sembraron el terror.

El historial criminal del mundo financiero es abultado y variado. La inmoralidad de sus conductas pasa progresivamente a segundo plano ante la gravedad de sus crímenes. Pero merece la pena volver sobre ello.

Como en el lejano oeste, la mayoría de los banksters son hombres. Al parecer, crimen organizado y conciliación son categorías independientes. Las remuneraciones de sus directivos no son tampoco de este mundo. ¿Alguien cree que la diferencia de uno a 100, entre lo que gana un encargado de una oficina y un consejero delegado es fruto del conocimiento o la capacidad? Es reflejo más bien de su quiebra moral.

Pero, ¿de qué son capaces los banksters? De casi todo.

El banco HSBC ha reconocido recientemente ante una corte judicial estadounidense que permitió a un gran cártel colombiano/mexicano blanquear unos 881 millones de dólares. También admitió haber hecho algunas triquiñuelas para violar leyes estadounidenses y facilitar el comercio con países como Irán y Sudán. Pero que no cunda el pánico, en Estados Unidos los banksters tampoco van a la cárcel. El HSBC ha negociado zanjar el asunto con una multa de 1.900 millones de dólares.

En el Reino Unido Barclays admitió que manipulaba el índice Libor, que es el que fija el tipo de interés al que se prestan dinero los bancos. Un banco que estaba entonces bajo las ordenes de Bob Diamond, quien poco antes declaró amenazante que "el tiempo de remordimiento y las disculpas (del sector financiero) debía terminar". Barclays, junto a otras entidades como Lloyds o Royal Bank of Scotland, también vendió productos tóxicos a clientes que no comprendían lo que contrataban.

En España los bancos y sobre todo las cajas se pusieron morados estafando a gente vulnerable. Ancianos a los que vendieron productos financieros ruinosos que nadie realmente comprendía; trabajadores a los que vendieron sueños que en realidad eran pesadillas... En la lista de víctimas están hasta las víctimas del 11-M, estafadas también por Bankia.

¿Si el sheriff no cumple con su labor de vigilar a los criminales, cómo espera que sus víctimas cumplan con sus obligaciones? El divorcio entre el cumplimiento de la ley de desahucios y las normas morales más básicas es insostenible.

"¿Quiere ser banquero?", decía la campaña de captación de Bankia para salir a bolsa. ¿Quiere ser uno de los nuestros? No gracias.