Prepararse antes que alarmarse

Prepararse antes que alarmarse

GTRESONLINE

Uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres padecerán cáncer a lo largo de su vida. El impacto de esta previsión se atenúa por los avances tecnológicos que han supuesto que el índice de supervivencia de muchos tumores esté por encima del 80%. Hablar hoy de cáncer no es hablar necesariamente, ni mucho menos, de muerte. Es más, la ciencia da por hecho que lo que era en el pasado una enfermedad mortal mute a crónica en determinados procesos. En 2015, tres investigadores norteamericanos premiados por la Fundación BBVA sostenían esta tesis como una realidad gracias a la combinación de fármacos y terapias y la secuenciación del ADN. Esta última posibilitará diagnósticos más precisos y la aplicación de tratamientos más adecuados. Por tanto, no hay que alarmarse, hay que prepararse.

Es obvio que, en este escenario, la prevención y la rapidez del diagnóstico juegan un papel esencial. Así se ha entendido en la Comunitat Valenciana. El pasado mes de octubre se puso en marcha un proyecto de circuitos rápidos oncológicos que, en sus primeros meses de andadura, ha registrado óptimos resultados. En un principio se orientó a mujeres con sospechas de cáncer de mama aunque ya se han elaborado protocolos para otros tipos de tumores. Se trata, en síntesis, de que la más mínima sospecha en atención primaria sea confirmada o no en el menor tiempo posible por los especialistas.

Como ejemplo, en el Hospital General de Valencia más de 5.000 personas han accedido a estas consultas rápidas y han sabido en menos de dos días el resultado de las pruebas. Esta iniciativa cuenta con una doble virtualidad. Por un lado, elimina la ansiedad de aquellos que temen que la sospecha de la enfermedad se confirme y, por otro, facilita abordar el tratamiento lo antes posible en aquellos que sí la tienen. Antes de iniciar este proyecto se elaboraron diez listas de comprobación que permiten fijar criterios homogéneos para todos los profesionales a la hora de remitir casos clínicos sospechosos.

Esta labor de prevención, vital en el sentido literal de la palabra, se compatibiliza con unidades de referencia en oncología como La Fe y con la inversión en equipamiento tecnológico, muy reforzada por la reciente donación de 30 millones de euros por parte de la Fundación Amancio Ortega, con la que se adquirirán, por ejemplo, un PET-TAC, ocho TAC, 15 mamógrafos digitales o siete equipos de resonancia magnética. Esta partida supondrá un importante salto cualitativo en muy poco tiempo después de anteriores etapas marcadas por los recortes.

De este modo, la prevención de la enfermedad, el diagnóstico rápido de la misma, el uso de tecnología de vanguardia en los tratamientos, el trabajo conjunto y, principalmente, la profesionalidad y entrega del personal sanitario, conforman sin duda una eficaz estructura frente a una enfermedad que, según las estimaciones de la Sociedad Española de Oncología Médica (Seom), aumentará en casi 250.000 casos en el horizonte del año 2020. De ellos, casi 150.000 serán en hombres. Una cifra que, reitero, lejos de implicar alarma social debe ser aliciente para perseverar en el trabajo diario. Hay esperanza.