Retomar la normalidad

Retomar la normalidad

Getty Images/Robert Harding World Imagery

En la Comunitat Valenciana la gestión de los distintos gobiernos del Partido Popular, interminable foco de atención en los tribunales, logró hasta que lo común se tornase extraordinario. Nada más común que la ciudadanía se preocupe por su empleo, su educación y la de sus hijos e hijas o, por supuesto, por la calidad de la asistencia sanitaria.

El Barómetro 2017, por fin, así lo constata. Antes de ello, la sombra de la corrupción, es decir esa lacra que nunca debería existir en la administración de lo público, era de tal magnitud, una práctica tan al uso, que oscurecía los verdaderos problemas de los valencianos y las valencianas. Por ello, hay que celebrar la normalidad y trabajar día a día por mejorar aquello que se demanda.

Hoy el principal problema de la Comunitat Valenciana, con diferencia, es el paro (66,1% de los encuestados) como lo es en el resto de España con un porcentaje similar

Esta radiografía sociopolítica arroja dos grandes conclusiones. Una primera, que la ciudadanía cree que la crisis política y económica se va superando y una segunda, que el gobierno del cambio no ha defraudado en sus expectativas. Que, con los aciertos y errores consustanciales a su cometido, es honrado y trabaja por el bien común. Es decir, ha recuperado la verdadera esencia de la acción política.

Hoy el principal problema de la Comunitat Valenciana, con diferencia, es el paro (66,1% de los encuestados) como lo es en el resto de España con un porcentaje similar (66,8%, según el barómetro del CIS). Esta equiparación, que puede resultar de una lógica aplastante a quien no conozca los antecedentes, resulta en la Comunitat Valenciana altamente significativa.

Como lo es que las expectativas económicas sean mejores que en el resto del estado y eso en un contexto de saqueo del dinero público por parte del PP que lastra la gestión y de una infrafinanciación estructural que sitúa a la Comunitat Valenciana como la peor parada en la redistribución de recursos, según el último informe Fedea. Es decir, los valencianos y las valencianas creen en el futuro. Si tradicionalmente el PP se definía como el partido que mejor defendía los intereses valencianos, hoy solo el 12,5% lo cree así. Un porcentaje mucho menor que el que obtuvo en las elecciones de 2015.

Este patrimonio de confianza adquirido en estos años por el actual Gobierno es, a la vez, una gran responsabilidad y un irrenunciable compromiso

Este patrimonio de confianza adquirido en estos años por el actual Gobierno (los partidos del Botanic sumarían cerca del 35% de apoyo como mejores defensores de los intereses ciudadanos frente al 20% de PP más Ciudadanos) es, a la vez, una gran responsabilidad y un irrenunciable compromiso. La gran responsabilidad de no defraudar las esperanzas y el irrenunciable compromiso de perseverar en unas políticas que han recuperado derechos, como es el caso de la sanidad con el restablecimiento de la universalidad, y que se orientan a la redistribución más justa de los recursos públicos. Todo ello sobre los firmes cimientos de la honradez en la gestión. Sin duda, la Comunitat Valenciana ha superado la hipoteca del pasado.

El cambio de percepción en la ciudadanía es sinónimo de una normalización que implica exigir a sus representantes políticos una mejor calidad de vida y no que dejen de saquear el dinero público. La preocupación por las tramas corruptas se ha desplomado porque hoy no hay tramas corruptas por las que preocuparse. Mientras a diario se conoce desde los tribunales un nuevo episodio de la corrupción que asoló la Comunitat Valenciana con el PP al frente, el nuevo gobierno se dedica a aquello para lo que fue elegido y que no es otra cosa que encauzar el esfuerzo de los contribuyentes a la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Por algo se autodefine como un gobierno del cambio que no se ve reflejado en la célebre cita lampedusiana "que todo cambie para que todo siga igual".

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