Lo que Melania Trump no copió del discurso de Michelle Obama

Lo que Melania Trump no copió del discurso de Michelle Obama

Trump da la impresión de alguien que se siente cómoda mientras la observan, pero no tanto cuando la escuchan. Leyó lo mejor que pudo, pero su discurso y su voz hicieron que sonase poco dinámica, indiferente a las palabras que pronunciaba y muy consciente de su aspecto. Michelle Obama, por el contrario, proyectó la imagen de alguien con un claro objetivo: comunicar.

"El 93% del discurso es completamente diferente", dijo el gobernador Chris Christie de Nueva Jersey.

Lo cierto es que las diferencias entre los discursos de Melania Trump y Michelle Obama van más allá de los clichés comunes y la elección de palabras.

Trump da la impresión de alguien que se siente cómoda mientras la observan, pero no tanto cuando la escuchan.

Leyó lo mejor que pudo -mirando de reojo al teleprompter-, pero su discurso y su voz hicieron que sonase poco dinámica, indiferente a las palabras que pronunciaba y muy consciente de su aspecto.

Parecía que su principal objetivo era "hacer lo que la esposa de un candidato a la presidencia tiene que hacer y hacerlo bien". Y ser la mujer que su marido quiere tener.

Michelle Obama, por el contrario, proyectó la imagen de alguien con un claro objetivo: comunicar. Quería compartir lo que pensaba y sentía sobre su marido, y sobre su vida y la vida americana, la justicia, la clase, la raza. Quería contar al público por qué creía que Barack Obama era el presidente que necesitaba Estados Unidos.

Había ensayado su discurso. Sabía lo que estaba diciendo y por qué lo estaba diciendo. Su voz transmitía las emociones que sus palabras le provocaban. Y no le preocupó su apariencia ni si lo estaba haciendo bien.

Voz y respiración

Melania Trump

Trump leyó todo el discurso usando su voz al mayor nivel de energía, tanto en tono (su tono medio era de 276 Hz, mientras que el tono medio femenino es de 211 Hz) como en intensidad (su intensidad media era de 73 decibelios, mientras que la media en un discurso conversacional suele estar en torno a los 60 decibelios). En mi opinión, es un error creer que se necesita chillar y gritar para ser un orador convincente.

Su respiración fue ineficaz para el uso de la voz sobre un escenario. Como buena entusiasta del pilates, mantuvo contraída la pared abdominal hacia dentro y trató de respirar con las costillas superiores. De este modo el diafragma no podía crear el flujo de aire necesario para una producción vocal eficiente.

Como consecuencia, su voz empezó a resquebrajarse a los ocho minutos de alocución [audio].

Michelle Obama

Obama utilizó diferentes niveles de tono e intensidad en las distintas partes de su discurso. Comenzó con un tono de conversación y dejó que fuera fluyendo con los significados que transmitía. Su tono medio fue de 224 Hz y su intensidad media, 69 decibelios. Escuchamos a una comunicadora confiada.

Prosodia: entonación, énfasis, pausas y ritmo

Melania Trump

Trump leyó las líneas de un texto que no tenía integrado. Lo leyó porque tenía que hacerlo y sus patrones de entonación fueron, por tanto, repetitivos. Como cuando los niños tienen que leer en clase por turnos.

Varió poco el tono (de 176 Hz a 345 Hz: sólo una octava). La falta de variación en el tono hace que el discurso suene pasivo, no dinámico, del tipo haz lo que digo, no lo que hago. Podría deberse a su deformación profesional: está acostumbrada a posar mientras los demás (los fotógrafos) hacen su trabajo.

Sus patrones de pausa también fueron repetitivos. Tendía a respirar cada cinco u ocho palabras, a un ritmo fijo de 146 a 194 palabras por minuto. En general, sus pausas fueron cortas, sólo para inhalar.

Las partes del discurso que enfatizó fueron aquellas en las que quería que el público animara y aplaudiera.

La prosodia de Melania Trump reforzó la idea de desconexión entre el orador y el texto.

Michelle Obama

Obama utilizó palabras que sentía de corazón, de ahí que la entonación evolucionara a lo largo de las diferentes partes del discurso. Escuchamos la admiración que sentía por sus padres gracias a su entonación exclamativa [audio]. Escuchamos su esperanza en la determinación de los estadounidenses mediante su énfasis al susurrar las palabras "I know" [audio] en la frase "So I know first hand (...)" [sé de primera mano...]. Jugó con el tipo de voz que usó [audio].

Las pausas que hizo para respirar potenciaron la percepción de que Michelle Obama es una oradora con emoción y empatía. En vez de esperar al momento perfecto para inhalar, dejó que su respiración separase palabras que gramaticalmente van unidas. Por ejemplo, dijo: "He was raised by // grandparents who were working-class folks just like my parents" [audio], que se traduciría por 'lo criaron sus // abuelos, que eran de clase trabajadora, como mis padres'.

Como es característico en un comunicador que deja entrever sus emociones, el ritmo y la longitud de las oraciones de Obama variaron ampliamente. Sus enunciados estaban formados por entre dos y 23 palabras, que pronunció a un ritmo de entre 68 y 266 palabras por minuto.

Generalidades versus precisión

Trump

"Donald es, y siempre ha sido, un líder increíble".

Obama

"En vez de ir a Wall Street, Barack fue a trabajar a barrios devastados por el cierre de plantas siderúrgicas".

Este post apareció originalmente en Power At Speech, el blog de la autora, y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano.