Txiki Benegas, el legado vivo

Txiki Benegas, el legado vivo

Se cumple hoy un año del fallecimiento de Txiki Benegas. Los socialistas miramos atrás, evocamos su figura, y miramos también al horizonte inmediato en el umbral de las elecciones vascas del próximo 25 de septiembre, a las que concurrimos como único partido que garantiza la pluralidad y la diversidad de Euskadi y políticas para todos y no sólo para una parte.

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Foto: EFE

Se cumple hoy un año de la muerte de Txiki Benegas, a quien los socialistas no olvidamos. Hace un año exacto que nos dejó una de las figuras con más amplia trayectoria en la historia reciente del PSOE. Pocos habrá que no sepan bien de quién hablo. Por si acaso, para resumir parte de su recorrido bastaría decir que este socialista vasco eligió siempre el lado del compromiso por difícil que resultara ejercerlo y que no hay nada que le frenara en su empeño de construir un país mejor y más justo. Bien es sabido que lo consiguió.

En una Euskadi ensombrecida por la violencia, Txiki tuvo que elegir a diario entre la libertad o la vida y eligió siempre la libertad. Al conocer la noticia de su muerte, el catedrático Juan José Solozábal, amigo del dirigente socialista desde la infancia, recordaba que nunca le escuchó quejarse de la dureza de su vida como político amenazado por el terrorismo ni le vio presumir de valentía; eso es algo que sólo pueden hacer los muy valientes.

Como he escrito en alguna ocasión, Txiki apostó por la paz y la palabra -con permiso de ese vasco universal que fue Blas de Otero- como herramientas para cambiar una realidad ahogada por la violencia y dejó una huella de paz que aún perdura. "No hay en Euskadi un avance, un impulso, una lucha en la que no esté su mano", recordaba Patxi López al evocar su talla hace un año.

Artífice de una Euskadi en paz -no olvidemos el esfuerzo y el sacrificio de quienes la han construido-, Txiki Benegas derramó talento y capacidad en todas las responsabilidades públicas que desempeñó con generosidad e inteligencia. Desde la negociación del Estatuto de Gernika a su veteranía en el Congreso de los Diputados, Txiki fue ese político habilidoso capaz de desatar nudos aparentemente imposibles y de abrir puertas históricamente cerradas. Siempre lo recuerdo así. Era la definición de la buena política.

Se cumple hoy un año de su fallecimiento. Los socialistas miramos atrás, evocamos su figura, y miramos también al horizonte inmediato en el umbral de las elecciones vascas del próximo 25 de septiembre, a las que concurrimos como único partido que garantiza la pluralidad y la diversidad de Euskadi y políticas para todos y no sólo para una parte.

La democracia en España y la paz en Euskadi deben mucho a Txiki Benegas. También el PSOE; lejos de olvidar, atesoramos su legado.