Industrializar España

Industrializar España

Las políticas para el desarrollo industrial tienen que ir encaminadas a diferenciarnos de otros países y ser más competitivos, en lo que mejor sabemos hacer y que nos permitiría crear más empleo, pero no a costa de bajar salarios y peores condiciones laborales, que ha sido la fórmula mágica utilizada por el Gobierno del PP..

Pocos dudan de que una de las soluciones a la alta tasa de desempleo en nuestro país pasa por unas políticas que permitan industrializar España. O quizás fuera más correcto decir reindustrializar. El único al que he oído lanzar propuestas concretas en este sentido ha sido el nuevo líder de la oposición: Pedro Sánchez. Llevó la iniciativa creando un Consejo para la Transición Industrial y Energética, y, posteriormente, su propuesta para que haya "fábricas en todos y cada uno de los pueblos y ciudades de España"

El pasado fin de semana El País se hacía eco, en su sección de Economía, de una nueva realidad que se está dando en España con la instalación de unidades de I+D de grandes multinacionales, debido, según indica el artículo, "a la calidad de nuestras universidades y centros de investigación, la excelencia de nuestros ingenieros y a lo bien vista que está nuestra comunidad científica". Pero que, en la mayoría de los casos, no están acompañados de centros de producción capaces de absorber la gran cantidad de mano de obra desempleada, con bajas cualificaciones, que ha dejado la crisis económica y principalmente el sector de la construcción.

Las políticas para el desarrollo industrial tienen que ir encaminadas a diferenciarnos de otros países y ser más competitivos en lo que mejor sabemos hacer y que nos permitiría crear más empleo, pero no a costa de bajar salarios y peores condiciones laborales, que ha sido la fórmula mágica utilizada por el Gobierno del PP, con la que se ha empobrecido a la sociedad española.

Hemos podido comprobar cómo en los últimos años en España surgieron sectores muy competitivos y en los que nos convertimos en líderes a nivel mundial, por el apoyo decidido del Gobierno, como el de las energías renovables. Eso no solo supuso la instalación de plantas de este tipo en nuestro país, sino que permitió generar un tejido industrial, de desarrollo de componentes y tecnologías que ahora exporta a todo el mundo; algo parecido pasó con la Alta Velocidad y, hoy día, podemos presumir de que muchas de las líneas que se construyen en otras partes del mundo están participadas por empresas españolas.

Las políticas de industrialización, si queremos que tengan éxito, deben pasar obligatoriamente por:

Un cambio radical del sistema eléctrico español, para abaratar los costes energéticos, aprovechando las tecnologías que permiten aprovechar la generación de energía distribuida, las redes de transporte inteligente, las energías renovables..., un sistema que debe ser más transparente.

Una mayor capacidad de exportación de nuestros productos, algo que se consigue, entre otras cosas, con un menor valor de nuestra moneda, una devaluación del euro para hacer más competitivos nuestros productos fuera de la zona euro -algo que ya propuso Pedro Sánchez y que va en línea con las medidas tomadas por el Banco Central Europeo-; también es necesario un plan logístico que mejore las infraestructuras de transporte, abaratando los costes y garantizando unos costes medios logísticos equiparables en las distintas regiones de España que eviten desigualdades de desarrollo industrial.

Un equilibrio entre el cuidado del medio ambiente y el desarrollo, permitiendo la instalación de industrias de una forma sostenible, sin que sea un problema para nuestro medio natural. Tampoco la protección del medio ambiente tiene que ser un problema para el desarrollo industrial; eso es posible gracias al desarrollo tecnológico, que permite fábricas más limpias y respetuosas con el entorno.

Recuperar a los españoles formados que han tenido que abandonar nuestro país por falta de oportunidades y que están generando riqueza en otros países, después de que hayamos invertido en su formación a través del sistema de becas y universidades públicas. No podemos permitirnos como país perder tan valiosa inversión, que son la garantía de un desarrollo de calidad y sostenible.

Es imprescindible que la industrialización tenga la capacidad de absorber la mano de obra desempleada de la construcción que no va a volver a trabajar en este sector y que va a necesitar necesariamente un reciclaje previo.

En definitiva, España necesita urgentemente un plan de industrialización como ha propuesto el PSOE, que parta de un análisis riguroso de nuestra situación actual y de las potencialidades de futuro, permitiendo crear una esperanza a los millones de españoles que no tienen trabajo, ni perspectivas de conseguirlo.