Nuevo modelo de ciudad

Nuevo modelo de ciudad

La burbuja inmobiliaria propició la construcción de locales públicos que se abandonaron con la llegada de la crisis, por falta de fondos para ser gestionados. Se deben buscar fórmulas para su gestión de forma sostenible, para que puedan ser aprovechados por colectivos y ciudadanos.

Estamos inmersos dentro del PSOE en un debate de definición ideológica. El peso de los entornos urbanos en la distribución demográfica de la población cada día gana mayor importancia, algo que se da en todo el mundo como fenómeno sociológico que se atisba imparable. Creo imprescindible abrir un debate sobre cuál debe ser el modelo de ciudad. Aquí dejo mi granito de arena en esta apasionante tarea que supone definir un nuevo modelo urbano.

La llegada de la crisis unida al desarrollo de internet, donde para vender y comprar no es necesario tener un espacio físico, está cambiando radicalmente el aspecto de las ciudades, llenándolas de espacios comerciales vacíos que afean calles y generan sensación de abandono. Por ello debemos buscar nuevas fórmulas que eviten espacios sin contenido, buscando nuevos usos y modelos de gestión, donde la Administración pública debe desempeñar un papel importante. Los nuevos polígonos residenciales deben ser diseñados teniendo en cuenta esta nueva realidad. El crecimiento debe ser ordenado evitando descampados que suponen áreas de abandono en zonas urbanas desarrolladas.

La burbuja inmobiliaria propició la construcción de locales públicos que se abandonaron con la llegada de la crisis, por falta de fondos para ser gestionados. Se deben buscar fórmulas para su gestión de forma sostenible, para que puedan ser aprovechados por colectivos y ciudadanos.

Debemos apostar por ciudades creativas que estén en constante revisión, adaptando los espacios existentes a las nuevas realidades y necesidades, sin tener que construir para ello nuevos espacios. Apostando por espacios versátiles que puedan cambiar rápidamente su función, espacios que definamos y diseñemos con la participación de todos: colectivos, empresarios, ciudadanos,... Espacios que sean cogestionados por Administración, colectivos y ciudadanos que van a hacer uso de ellos.

Ciudades colaborativas que son diseñadas no sólo por los gobernantes de turno, sino que buscan la complicidad permanente con ciudadanos y colectivos a través de procesos de consulta y participación. Así se hace ciudad entre todos, para hacerla más habitable y atractiva. Ciudades que colaboran con todas las Administraciones que componen el entramado institucional, europeo, nacional, regional y local, que buscan sinergias con otras entidades locales cercanas o con las que comparten características singulares.

Ciudades sostenibles, que están diseñadas para que en ningún momento corran peligro por falta de ingresos los servicios que se van implantando, y que aprovechan las épocas de superávit para mejorar. Ciudades sostenibles en sus cuentas públicas, en la prestación de servicios, en su respeto con el medio ambiente y en su desarrollo económico.

Ciudades que potencian una nueva gestión de los recursos, como los modelos de producción de energía de forma distribuida donde los consumidores se convierten a su vez en productores, consiguiendo que se puedan autoabastecer y evitando las grandes pérdidas que se producen en el transporte. Se aplican además modelos de ahorro y eficiencia energética que consiguen hacerlas más sostenibles. Potenciando nuevas prácticas como huertos urbanos cogestionados, que además consiguen dar uso a espacios públicos vacíos que afean nuestras ciudades.

Ciudades inteligentes, donde la tecnología se convierte en un elemento transversal para mejorar la vida de los ciudadanos, para conseguir infraestructuras más eficientes, ciudades más ordenadas, ciudadanos más conectados, que opinan constantemente para mejorar los servicio y la ciudad en su conjunto. Tecnología que no es considerada como un elemento finalista, donde no se usa la tecnología por la tecnología.

Potenciando las iniciativas que implican e ilusionan a los ciudadanos en su consecución, como son los títulos de ciudad de la cultura, de la innovación, ciudad verde... Consiguiendo que las ciudades sean consideradas proyectos colectivos.

Ciudades que son gestionadas bajo la filosofía del Gobierno Abierto, aplicando la transparencia total en toda la gestión, la implantación de procesos de participación ciudadana en todos los ámbitos de diseño, desarrollo y ejecución, y con una constante dinámica de colaboración.

Las ciudades no solo dan servicio a sus habitantes, también lo hacen a una población flotante de poblaciones cercanas que trabajan, consumen, disfrutan del ocio... pero que residen y pernoctan en poblaciones cercanas de menor tamaño. Debemos considerar a estos también como ciudadanos, diseñando las ciudades y las comunicaciones también para ellos, haciendo con la complicidad y la participación de los gobernantes de estas poblaciones, manteniendo una relación constante.

Los Ayuntamientos que tienen normalmente una concepción de gestoría de problemas y solicitudes ciudadanas, tienen que transformarse en espacio de creatividad, de debate y reflexión, que permitan diseñar y desarrollar las ciudades con la participación de políticos, trabajadores públicos y ciudadanos. Para ello apostamos por cambiar su concepción actual tanto física, como en su funcionamiento.

Los tiempos en los que los alcaldes actuaban como caciques locales donde los ciudadanos estaban a su servicio y no al revés han pasado ya. Nuevos liderazgos locales para nuevos tiempos, con alcaldes que trabajan por proyectos colectivos y no por proyectos individuales. Apostando por alcaldes que se consideran un ciudadanos más, que tiene como tarea principal la de coordinar a todas las estructuras que forman parte de la ciudad, haciendo cómplices a todos los colectivos públicos y privados, de todos los sectores y ciudadanos en general. Alcaldes con capacidad de empatía, de escucha permanente, de trabajo en equipo, de generar ilusión, trabajando con los vecinos y para los vecinos.