La corrupción aceleró los planes de los independentistas

La corrupción aceleró los planes de los independentistas

EFE

Tras analizar la capacidad de manipulación y de propaganda de los nacionalistas, el adoctrinamiento en las escuelas y la ingente cantidad de dinero que las administraciones públicas inyectaban en asociaciones y empresas afines a la causa independentista, llegamos a la conclusión de que todo forma parte de una maquinaria casi perfecta para lograr el objetivo final, romper España.

¿Qué podía salir mal? Es muy fácil sumar adeptos a la causa independentista. Pues el que no fuese separatista convencido, lo sería por interés. Es decir, si uno no cree en la independencia pero ve que a su alrededor las personas que realmente se benefician social y económicamente de todo son los correligionarios del PDeCAT, la CUP y ERC, es cuestión de tiempo que se acaben sumando para garantizar el bienestar propio o de su familia.

Todo podría haber salido "a pedir de boca" por parte de los que querían crear su propia república, si no fuese por sus prisas

Además, hay otro círculo de influencia muy cercano que empujaría en la misma dirección. Si a alguno le quedase alguna duda, sus propios hijos, gracias a la "buena" educación recibida, les darían el toque final para unirse al movimiento separatista. Es decir, recolectar los frutos del adoctrinamiento ideológico.

En fin, todo podría haber salido "a pedir de boca" por parte de los que querían crear su propia república, si no fuese por sus prisas. Prácticamente se podría decir que si hubiesen esperado cinco o diez años más, aún con la Constitución en la mano, hubiera sido muy difícil parar el golpe. Esto, que en cierto modo es obvio, lo sabían perfectamente Puigdemont, Junqueras, Mas y el resto de la banda. No obstante, por algún motivo, decidieron adelantar el procés y forzar la ruptura de una forma traumática. Las preguntas que nos hacemos son: ¿por qué no esperaron unos pocos años más? ¿Qué les hizo tirarse al abismo y truncar un proyecto que se estaba fraguando, poco a poco, desde la época del, ya no honorable, expresident Pujol?

Sin lugar a duda, la corrupción y el ansia por controlar la justicia de una hipotética república catalana independiente sirvió para echar leña al fuego del proyecto rupturista. Con los secesionistas con el agua hasta el cuello por los distintos casos de corrupción como el Palau, ITV, el 3%, etc. Además, hablar del procès desvía la atención de los medios de comunicación para evita hablar de cómo algunos saquearon las arcas públicas para favorecer a ellos mismos, o a sus partidos. ¿Quién va profundizar en las vergüenzas de la antigua Convergencia cuando el debate se reduce a investidura telemática sí o no?

Así que las vergüenzas de la familia Pujol en Andorra, la financiación ilegal de Convergencia (PDeCat), etc., tuvo mucho que ver con la consulta ilegal del 9 de noviembre de 2014 que sirvió de preludio para lo acontecido el año pasado con el referéndum ilegal del 1 de octubre. Todo se precipitó por la desesperación de unos políticos corruptos que no saben cómo escapar de la justicia. Sí, de la justicia del Estado español.

En fin, volviendo a los planes de los separatistas, me acuerdo del ansiado Pacto Fiscal. Esa era la última fase que no han logrado ejecutar. Esa que les permitiría hacer caja, institucionalizar la hacienda catalana, y tener "cash" para su enésimo intento de Declaración Unilateral de Independencia. Ese Pacto Fiscal que de forma vergonzosa y preocupante apoyan Pedro Sánchez, Iceta y compañía, es decir el PSOE, cuando hablan de una reforma constitucional para el "encaje" de Cataluña en España. Vamos, un Partido Socialista dispuesto a ceder al chantaje nacionalista y a fomentar, aún más, la desigualdad entre españoles.

La desesperación es aún mayor cuando al frente del Gobierno de la nación, el encargado de frenar estos planes rupturistas, está Mariano Rajoy. Presidente que no sólo no supo aprovechar la aplicación del artículo 155 para acabar con la propaganda y el adoctrinamiento nacionalista, sino que además cedió fácilmente a los intereses partidistas de Ciudadanos y PSOE al convocar las elecciones lo antes posible, es decir, posponiendo el problema en vez de solucionarlo.

Para colmo, al Sr. Rivera, aupado por los resultados en Cataluña y por las encuestas, parece ser que no se le puede criticar. Por supuesto me alegro de que su formación política ganara los comicios del 21D, pero no me olvido de que los nacionalistas siguen manteniendo el control de la cámara. Así que poco podemos celebrar los españoles y los señores de Ciudadanos parece que han tardado en darse cuenta de dicha realidad. Les falta altura de miras y su interés por defender sus siglas es superior a su interés por España, sino no se entiendo como Ciudadanos en una situación tan excepcional no tendiera la mano de forma más humilde al resto de partidos constitucionalistas. Cs en la campaña apeló al voto útil y a ser la única fuerza constitucionalista, ¿qué pretenden? ¿Qué nos juguemos la unidad de España a una sola carta de color naranja?

Como conclusión final, podemos decir que entre la corrupción y la falta de altura de miras de los principales líderes políticos de nuestro país, tenemos un futuro muy incierto. Lo bueno, es que nuestra sociedad ha demostrado ser fuerte y superar todas las adversidades pese a los malos gobernantes y a partidos políticos sin proyecto de país. Esperemos que todo cambie para mejor por el bien de España y de Europa.