'Haz clic aquí': de Forocoches al Centro Dramático Nacional

'Haz clic aquí': de Forocoches al Centro Dramático Nacional

Diez jóvenes dieron una paliza a otros tres en la puerta de una discoteca de la Avenida de Constitución en Granada. Alguien la grabó. La historia me atrajo por las dudas que planteaba: ¿qué derecho tenemos a interferir en las vidas de los demás? ¿somos ya vigilantes todos de todos?

Hace tres años, la noche de un sábado, diez jóvenes dieron una paliza a otros tres en la puerta de una discoteca de la Avenida de Constitución en Granada. Lo que diferenció esta pelea de las muchas que pueden suceder un fin de semana es que alguien la grabó. El vídeo mostraba patadas propinadas después de tomar carrerilla, gritos de "mátalo" y la memorable imagen de una chica golpeando con el tacón de su zapato al que se llevó la peor parte, tendido en el suelo.

Quien tomó y subió el vídeo fue el abogado granadino Rafael Alba, testigo con su móvil de lo que sucedía delante de su ventana. Ofreció la grabación a las víctimas, que decidieron no denunciar; y también a la policía, que sin esta denuncia optó por no seguir adelante. Molesto, publicó el vídeo y pidió ayuda ciudadana para identificar a los agresores. Primero en un foro local y luego en Forocoches, el gran foro en español, que tomó como una cruzada encontrar a los agresores. El nombre de la chica que se identificó como la del tacón de aguja era el de una menor. El vídeo consiguió 80.000 reproducciones en tres días.

Escribí la historia en su momento. Me atrajo por las dudas que planteaba: ¿qué derecho tenemos a interferir en las vidas de los demás? ¿somos ya vigilantes todos de todos? ¿cómo puede afectar a alguien la súbita concentración de atención que produce internet? ¿la tecnología ha acabado con el anonimato?

Después, me olvidé de la paliza de Granada. Hasta que hace unos días el dramaturgo José Padilla me escribió contándome que ese viejo post había servido como idea para la obra de teatro que estaba a punto de estrenar en el Teatro María Guerrero del Centro Dramático Nacional: Haz clic aquí (en escena hasta el 15 de diciembre).

José aprovechó el hecho real para hacerse más preguntas todavía sobre internet, los medios de comunicación y nuestro papel como protagonistas, testigos y jueces de la realidad. "En internet nadie es inocente", dice su texto en un momento dado, y puede que sea verdad.

En Haz clic aquí la red se representa como un coro griego que decide a una tuitear, hacer un favorito, compartir la foto de un gato. En el trabajo previo con los actores, me cuenta, les hizo ponerse en situación observando el vídeo de Kony 2012, un documental sobre un señor de la guerra africano y los niños soldados. Solo al final José (recién nombrado Premio Ojo Crítico de Teatro 2013) con los actores casi entre lágrimas, les explicó que se trataba de una gran obra de manipulación viral, premeditada para activar los resortes emocionales que llevan al acto de compartir en masa, y les contó cuáles eran los mecanismos que lo habían conseguido.

Haz clic aquí se centra en los motivos que por los que cada uno de sus personajes (la chica del tacón, su madre, el agredido, el abogado y su pareja periodista) actúa como lo hace, obligando al espectador a un ejercicio de empatía incómoda y cambiante. "Busco la manera de plasmar un constante cambio de punto de vista. No quisiera caracteres que captaran nuestra adhesión o repulsión instantáneas, no importa si han sido ellos o no los culpables de las acciones que se les atribuyen, si sus motores son éticamente reprobables, el caso es que ya están siendo estigmatizados, reconocidos como culpables sin que nadie los haya juzgado con justicia previamente. Me gustaría poner al público en esa tesitura, la de saberse jueces prematuros", dice el autor en el material promocional de la obra.

En un momento inquietante de la obra, la pareja del abogado, una periodista solo preocupada por el tráfico que su historia está consiguiendo, explica que la noticia no es la noticia, sino que la noticia está teniendo éxito en internet. En ese momento la perspectiva cambia, y las normas del periodismo que antes estaban tan claras (esto es información, esto es verdad, esto no es información, esto es mentira), dejan de estarlo. Desde mi butaca me preguntaba si al escribir ese post con el que comenzó todo no había agravado la realidad que me estaban devolviendo los actores años después.