Ocho errores que hacen que los mejores trabajadores dejen su puesto

Ocho errores que hacen que los mejores trabajadores dejen su puesto

Es difícil mantener a los buenos empleados, pero no debería ser así. La mayoría de los errores que cometen las empresas se pueden evitar fácilmente. Cuando cometes un error, los mejores trabajadores son los primeros en irse porque tienen más opciones. Si no eres capaz de atraer su atención, no vas a ser capaz de mantenerlos en tu equipo.

Woman at desk, staring at computer screenCompassionate Eye Foundation/Hiep Vu via Getty Images

Es difícil mantener a los buenos empleados, pero no debería ser así. La mayoría de los errores que cometen las empresas se pueden evitar fácilmente. Cuando cometes un error, los mejores trabajadores son los primeros en irse porque tienen más opciones.

Si no eres capaz de atraer la atención de tus mejores trabajadores, no vas a ser capaz de mantenerlos en tu equipo. Aunque parece de sentido común, a veces no es muy habitual. Los resultados de una encuesta publicada en la Harvard Business Review revelaron que un tercio de los mejores trabajadores no se sienten a gusto con su jefe y están buscando un nuevo puesto de trabajo.

Cuando pierdes a tus mejores trabajadores, no se van todos de repente. Lo que ocurre es que poco a poco van perdiendo interés en su trabajo. Michael Kibler, que ha pasado la mayor parte de su trayectoria estudiando este fenómeno, lo llama caída de tensión. Como las estrellas moribundas, los empleados estrella van perdiendo su interés y su pasión por el trabajo.

"Este fenómeno es distinto al desgaste porque los empleados que lo sufren no parecen estar en una crisis", explica Kibler. "Parecen rendir bien: trabajan muchas horas, hacen su trabajo, contribuyen cuando se trabaja en equipo y en las reuniones dicen lo que todo el mundo quiere oír. Sin embargo, trabajan en un estado silencioso de agobio continuo y la consecuencia más predecible es que acaben dejando el trabajo".

Para prevenir esta situación y conseguir que los mejores talentos se queden, las empresas y los jefes tienen que entender que sus acciones contribuyen a esta pérdida de interés por parte de los trabajadores. Las siguientes acciones son las menos recomendables y las que deberías evitar a toda costa para rodearte de buenos trabajadores.

Imponer normas estúpidas. Las empresas tienen que seguir unas normas, eso está claro, pero no tienen por qué ser medidas a corto plazo o vagos intentos de mantener un orden. Una política de horarios exagerada o un par de normas innecesarias pueden hacer que la gente se vuelva loca. Si un buen empleado siente que le están vigilando demasiado, se irá a trabajar a otro sitio.

Tratar a todos por igual. Esta táctica funciona en el colegio, pero el lugar de trabajo debería funcionar de manera distinta. Tratar a todos por igual implica que tus mejores trabajadores crean que se les tratará igual que al más vago de la oficina por muy bien que trabajen.

Tolerar un rendimiento bajo. Se suele decir que los grupos de jazz son tan buenos como su peor músico; independientemente de lo buenos que sean los demás, todos oyen al peor. Cuando se permite la presencia de un eslabón débil sin ningún tipo de consecuencias, estos contagiarán al resto de empleados, especialmente a los más competentes. Esto suele pasar cuando los jefes no tienen la suficiente inteligencia emocional como para lidiar con los problemas de rendimiento de la plantilla.

No reconocer los logros. Resulta muy fácil infravalorar el poder de una palmadita en la espalda, sobre todo con los mejores trabajadores que ya están intrínsecamente motivados. Todo el mundo quiere reconocimiento, y nadie lo necesita más que alguien que se esfuerza y lo da todo. Si recompensas los logros personales estarás demostrando que prestas atención. Los superiores tienen que comunicarse con sus subordinados para descubrir qué es lo que les hace sentirse bien (un aumento de sueldo o reconocimiento público) y para recompensarles por el trabajo bien hecho. Es algo que pasará a menudo con los trabajadores más competentes.

No preocuparse por la gente. Más de la mitad de los trabajadores que dejan sus puestos lo hacen por la relación que tienen con su jefe. Las empresas con una filosofía inteligente se aseguran de que los jefes sepan ser humanos a la par que profesionales (realizar un test de inteligencia emocional es una buena manera de empezar). Este tipo de jefes son los que celebran los éxitos de sus empleados, muestran empatía por los que lo están pasando mal, los motivan y los desafían, aunque duela. Los jefes que no se preocupan por la gente tienen más probabilidades de que sus trabajadores abandonen su puesto. Es imposible trabajar más de ocho horas al día para alguien que no se involucra y que no se preocupa nada más que por los resultados.

No informar del panorama general. Puede que asignar tareas sin más a los trabajadores parezca mucho más efectivo, pero si no se informa del panorama general a los mejores trabajadores, estos lo tendrán en cuenta. Los empleados estrella cargan con más responsabilidades porque se preocupan de verdad, así que su trabajo debería tener una finalidad. Si no saben cuál es, se sienten alienados y desmotivados. Si no se les presenta un objetivo, lo buscarán en otra parte.

No dejar que los empleados persigan sus pasiones. Google exige a sus empleados que pasen al menos un 20% de la jornada haciendo "algo que crean que beneficiará a Google al máximo". Estos proyectos movidos por la pasión contribuyen a Google, como es el caso de Gmail y AdSense, pero el mayor beneficio es conseguir que sus empleados estén a gusto con la empresa a la que pertenecen. Los trabajadores con talento son personas apasionadas. Hay que proporcionarles oportunidades para que hagan lo que les apasiona, eso aumentará la productividad y la satisfacción laboral, pero la mayoría de los jefes quieren que sus empleados trabajen sin distracciones. Estos jefes tienen miedo de que se produzca un descenso en la productividad si dejan a los trabajadores expandir su foco de atención y perseguir sus intereses. Hay estudios que demuestran que los empleados a los que se permite entregarse a sus pasiones en el trabajo experimentan un estado de euforia que les hace ser cinco veces más productivos de lo normal.

No hacer divertido el trabajo. Si uno no se lo pasa bien en el trabajo, es que las cosas se están haciendo mal. La gente no lo da todo si no se divierte y la diversión es uno de los factores más importantes si quieres mantener a tus mejores trabajadores. Las mejores empresas para un trabajador saben lo importante que es permitir que los empleados se diviertan un poco. Por ejemplo, Google hace todo lo posible para que el lugar de trabajo sea divertido: comidas gratis, boleras y gimnasios, entre otras cosas. La idea es muy sencilla: si el trabajo es divertido, no sólo rendirás mejor, sino que también trabajarás más y te quedarás más tiempo en ese puesto de trabajo.

En resumen:

Los jefes tienden a culpar de sus problemas de gestión a todo lo que se mueve, ignorando el meollo de la cuestión: la gente no quiere deshacerse de su puesto de trabajo, lo que quiere es deshacerse de su jefe.

¿Qué otros errores hacen que los mejores profesionales dejen un puesto trabajo? Comparte tu opinión en los comentarios.

Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene de Andrés Armenteros.

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