Todos somos Brexit
Me da vergüenza formar parte del tiempo que me ha tocado vivir. Siento decirlo así de contundente, pero es posiblemente mi única verdad. Es vergonzoso cómo avanzan a pasos agigantados tanta insolidaridad, tanto odio, tanto racismo.
Foto: REUTERS
Me da vergüenza formar parte del tiempo que me ha tocado vivir. Siento decirlo así de contundente, pero es posiblemente mi única verdad. Es vergonzoso cómo avanzan a pasos agigantados tanta insolidaridad, tanto odio, tanto racismo. Tal vez estos miedos forman parte del desconocimiento al extraño, pero para mí, nada justifica la maldad. Sí, afirmo que la maldad en estado puro la estamos volviendo a tener en la vieja Europa, ese lado oscuro que creíamos haber superado con la madurez de nuestra sociedad. Pero no, lo tenemos aquí con mas fuerza que antes.
En pocas semanas, Reino Unido ha dicho no a la Unión Europea, se han salido del modelo que ha sido el motor económico en décadas, y ha fallecido Elie Wiesel premio Nobel de la paz y superviviente del Holocausto, una de las memorias de aquella oscura etapa de nuestra historia reciente. La muerte de Wiesel es una metáfora de la pérdida de memoria de esta sociedad enferma en la que vivimos. Una sociedad dispuesta a llevar a la realidad situaciones contadas en películas como Mad Max. Una guerra a muerte entre nosotros, porque ya lo dijo el filósofo, el hombre es un lobo para el hombre. Una sociedad capaz de no atender a refugiados, cerrando los ojos y el recuerdo a nuestro pasado reciente.
¿Que hemos hecho mal? ¿Qué ha fallado? Padecemos de Alzheimer colectivo y no recordamos ya ni de dónde venimos, ni lo que nos ha sucedido, ni hacia dónde caminamos. Vamos perdidos, sin rumbo fijo, tan solo actuamos al son del acontecer cotidiano. El paso que ha dado Reino Unido tiene todos los visos de contagiar al resto de países. La ultraderecha de toda Europa se está frotando las manos. Vamos camino del desastre, del hundimiento del sueño de varias generaciones. Todos somos Brexit.
