Unión Europea, ventana de oportunidad

Unión Europea, ventana de oportunidad

EFE

La UE tiene en este semestre una ventana de oportunidad para dar un sólido paso adelante. Más que una ventana parece una tronera por la brevedad del plazo, inconveniente que puede convertirse en ventaja para tomar decisiones. En política, como en la vida, no cambian las cosas solo con discursos o programas por arte de magia, sino cuando confluyen las circunstancias para que puedan hacerse realidad. Y ahora los astros parecen alinearse en buena posición hasta que empiece la carrera de las elecciones europeas de 2019, a la vuelta del verano.

2017 significó un cambio de tendencia con la superación de la crisis y la sucesión de finales europeas, desde las elecciones holandesas, francesas a las alemanas. En las tres se confrontaron propuestas nacionalistas y de repliegue frente al fortalecimiento de la Unión. Con dos casos más que cuestionaron su misma existencia: por un lado, el Brexit y por otro, el intento secesionista del nacionalismo catalán en España. En un clima de crisis de la democracia parlamentaria, la opción pro europea ganó claramente en las tres citas. De modo destacable en Francia, donde Macron ganó con una apuesta claramente europeísta en aspectos muy concretos.

La respuesta se plantea en el programa de la Groko, la Gran coalición alemana que se abre con el expresivo título "Un nuevo impulso para Europa"

La respuesta se plantea en el programa de la Groko, la Gran coalición alemana que se abre con el expresivo título "Un nuevo impulso para Europa", y una serie de propuestas muy concretas, entre las que cabe destacar una reforma de la eurozona, con un compromiso de aumentar la aportación al Presupuesto europeo en el próximo marco financiero; la transformación del Mecanismo Euorpeo de Estabilidad (MEDE) en un Fondo Monetario europeo con control parlamentario, la responsabilidad solidaria en la acogida de refugiados y una activa política exterior y de seguridad por la paz en un mundo globalizado. Un programa con respuestas explicitas a propuestas francesas que van dando cuerpo al anunciado nuevo Tratado franco alemán.

Ahora todo está pendiente de la ratificación de lo pactado por los socios de la coalición alemana en un contexto difícil, con duras críticas internas de las militancias y dramáticas decisiones de sus dirigentes en todos los socios. Prueba de que la negociación ha conllevado renuncias para todos, que es como se hacen estas cosas en la vida política democrática. No es para menos por la envergadura de lo que está en juego para Alemania y para Europa.

Este debate nos concierne muy directamente en España, aunque hayamos cerrado las ventanas y nos empeñemos en enrarecer aún más el ambiente. En juego está el futuro del euro que es nuestra moneda, el MEDE, del que somos deudores por unos 40.000 millones de euros y, aunque no lo sepamos, contribuyentes por 83.000, más del doble. Por no hablar de la prenegociación del próximo marco financiero o de un capítulo más amplio, nuestra contribución a una política exterior y de seguridad que nos concierne muy directamente. Es hora de salir del ensimismamiento.

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