El ciclo menstrual, mucho más que el movimiento sensual de unas hormonas

El ciclo menstrual, mucho más que el movimiento sensual de unas hormonas

Las mujeres tenemos una verdadera montaña rusa hormonal que provoca los cambios tanto físicos como psicológicos.

Shot of an unrecognizable woman suffering from stomach cramps in her bedroomMoyo Studio via Getty Images

Sería un poco irresponsable por mi parte el ponerme a explicar lo que es un fuera de juego o las piezas del motor de un coche. Mi campo de acción es mucho más poético de lo que mucha gente cree. Explicar el ciclo menstrual va mucho más allá del movimiento sensual de unas hormonas, y en este artículo intentaré que se pueda comprender evitando los guiones académicos para que cualquiera pueda luego ser capaz de tirar por tierra leyendas que debieron quedar ya obsoletas, pero que seguimos escuchando.

El ciclo menstrual, al igual que el de la luna, dura 28 días (puede variar sin considerarse patológico); también las fases del mismo se han comparado con las estaciones del año (las teóricas que ya no tenemos). 

Las mujeres tenemos una verdadera montaña rusa hormonal que provoca los cambios tanto físicos como psicológicos a lo largo del mes y que no siempre son evidentes dado que el ritmo de vida que llevamos nos impide escucharnos y otras veces, son los fármacos los que silencian parcial o totalmente nuestra vibración y así, a pesar de usar anticonceptivos que frenan la ovulación, siguen llegando a la consulta mujeres con cambios de humor o dolores premenstruales. No somos máquinas aunque a veces lo pretendamos, de ahí que no siempre vamos a encontrar las mismas respuestas. 

Los ovarios son dos planetas que contienen como bombos de lotería las bolitas que empezaran a moverse en la preadolescencia. Como en los concursos de la tele, sólo puede haber un ganador y así, cada mes, el día 1, coincidiendo con el sangrado que informa de que no hay embarazo, la elegida empieza a crecer hasta que alcanza el día 14 el tamaño suficiente para irse de casa a viajar por las trompas hacia el útero. Cuando son varios los óvulos que compiten por salir, acaban quedándose todos en casa, esto es lo que pasa, entre otras cosas, con los ovarios poliquísticos.

Las mujeres tenemos una verdadera montaña rusa hormonal que provoca los cambios tanto físicos como psicológicos.

Cada mes el cuerpo se prepara por si hubiera embarazo y así, desde el día 14 hasta el 28, los pechos se hinchan preparando las fábricas de leche, y el útero prepara un colchón donde se agarraría el huevo. Cuando Harry no encuentra a Sally, o simplemente el ovulito se quedó bailando solo, hay que desmontar todos los preparativos y así, los pechos vuelven a su tamaño normal y el cuerpo elimina el colchón que nadie va a utilizar. Puede pasar que la mujer esté utilizando un tratamiento que impida el crecimiento de este colchón, evitando los sangrados dolorosos y abundantes, aunque los planetas sigan lanzando satélites (óvulos) cada mes como sucede con los DIUs hormonales por ejemplo.

Al hablar de la Tierra, no podemos olvidar que forma parte de una galaxia donde la exacta interacción entre sus planetas y meteoritos puede oscilar entre el equilibrio perfecto o el caos total. El ser humano es un compendio de hormonas, emociones y órganos cuyas relaciones pueden provocar respuestas sin explicación desde el punto de vista ortodoxo y sobre las que habrá que buscar nuevos enfoques. Cuando la estación central (hipotálamo-hipófisis) sufre interferencias, los daños colaterales se evidencian en la periferia y, a pesar de estar usando fármacos para regular el ciclo, ante una situación de estrés puede producirse una alteración en el mismo que volverá a la normalidad una vez resuelta aquella.

El planeta Ovario se mueve en un equilibrio apenas entendible fuera de la atmósfera mujer y requiere de un telescopio especial para que los habitantes de la constelación Hombre puedan llegar a descubrirlo en toda su dimensión.

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