Díaz o cómo hacer ticket con Madina sin que lo parezca

Díaz o cómo hacer ticket con Madina sin que lo parezca

EFE

Ni España es Estados Unidos ni el PSOE es la Casa Blanca, pero una de las candidatas a las primarias por la secretaría general ha decido emular el tradicional ticket norteamericano sin que lo parezca. El nombre del que será el circunstancial 'alter ego' de Susana Díaz ya lo habrán adivinado porque tuvo un papel destacado en la puesta de largo de su candidatura, aparece en prácticamente todas las fotografías de la de Triana que circulan por las redes sociales y tendrá tanto protagonismo como ella en su campaña.

Hablamos, claro, de Eduardo Madina. La imagen no puede ser más ¿emotiva? El abrazo de la reconciliación entre dos enemigos íntimos, el estrujón de la pretendida unidad y el saludo de la anhelada fraternidad entre socialistas. ¿Qué tienen en común la andaluza y el vasco? Nada, excepto las siglas en las que militan y el deseo irrefrenable de ambos de acabar políticamente con Pedro Sánchez. La una no le perdona que se desprendiera de su tutelaje cuando aún no había cumplido 100 días como secretario general del PSOE. El otro, que le ganara en las primarias de 2014 y que le "robara" los afectos de quienes le animaron durante años a tomar las riendas del PSOE y cuando llegó el momento de competir por ello le dejaron en la estacada.

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Hay algo en la entrega y el entusiasmo que Madina ha desplegado para que Susana Díaz sea la próxima líder del socialismo que muchos de sus compañeros no se atreven a explicar con razones orgánicas o de partido y sí con tratados de psicología que tratan de desacreditar las aptitudes políticas que algunos creyeron ver un día en el vasco. Y es que fue Díaz y no Sánchez quien se cruzó en su camino hacia la secretaría general después de que el vizcaíno impidiera con su exigencia de "un militante, un voto" una operación orgánica para coronar, sin competición alguna, a la presidenta de Andalucía hasta el trono de Ferraz. Lo que se ha pretendido revestir todo este tiempo como ausencia de rencor no es más que un matrimonio de conveniencia. Díaz necesita a Madina para ganar y éste a ella para regresar a la primera línea. Como dice un veterano socialista, todo lo que se mueve en torno a la candidatura de la presidenta andaluza, "son muertos resucitados", nombres que se empeñó en enterrar Pedro Sánchez durante sus dos años de secretario general.

La de Triana teme que el perfil de su circunstancial 'alter ego' le arrebate liderazgo social

El hecho es que, como en las presidenciales norteamericanas y como parte de un pliego de normas no escritas, la elección del "otro yo" de Díaz responde a criterios de diversificación de la candidatura con los que se busca un complemento que cubra las carencias o puntos flacos de la presidenta de Andalucía. Si en EE.UU a menudo la edad, el estado de procedencia y la ideología suelen ser los ejes sobre los que se establece la elección del "escudero" que acompaña al candidato en la carrera a la Casa Blanca, en el caso de Madina se pretende que su discurso, antaño más federalista, más de izquierdas y más cosmopolita que el de Díaz, llegue a aquellos territorios donde la penetración de la presidenta de Andalucía no termina de cuajar.

La idea, que Díaz no verbalizará jamás, es construir un tándem imbatible que convenza a los militantes extendiendo el espectro de votantes de tal modo que allá donde la candidata no conecte con los afiliados lo haga su número dos.

Consciente de sus flancos débiles, la presidenta de Andalucía seguirá en esto el libreto de la dramaturgia de la política norteamericana de tal forma que Madina pueda reportarle el plus que en su día Barack Obama buscó para su juventud y falta de experiencia internacional con la elección Joe Biden. Se da la circunstancia de que siendo las más joven de los tres aspirantes a la secretaría general, la imagen de Díaz es mucho más fosilizada y conservadora que la que pueda trasladar Pedro Sánchez o Patxi López. Una circunstancia a la que contribuye notablemente que se haya rodeado de los históricos del partido para ilustrar su lema de "100% PSOE".

El vasco se volcará en la campaña para cubrir sus carencias en territorios hostiles

Madina es de entre los apoyos más visibles de la presidenta de Andalucía el que puede trasladar la imagen más fresca e innovadora, si bien su nombre se ha visto sometido a un notable desgaste desde que decidió sumarse a la "operación 1 de octubre" que lideró Díaz, provocó la salida de Sánchez de Ferraz y acabó con la abstención del PSOE a la investidura de Rajoy.

No en vano muchos de los que apoyaron al vizcaíno en sus primarias frente a Sánchez se han negado a seguir sus pasos para arropar a Díaz y un proyecto político que creen muy alejado de la España del siglo XXI y de las clases medias urbanas con las que necesita reconectar el PSOE para volver a ser alternativa de gobierno.

Con todo, la elección de Madina, que recorrerá España de Norte a Sur y de Este a Oeste en busca de votos para Díaz, no quiere decir que la secretaria general de los socialistas andaluces piense en el vasco como próximo portavoz parlamentario en el caso de que ella gane las primarias. La desconfianza de la de Triana hacia quienes le doblan en altura política e intelectual puede ser un handicap para Madina, ya que Díaz no tendrá escaño en el Parlamento, una atalaya imprescindible para conquistar el liderazgo social.

En el fondo, los recelos de Díaz a escenificar en público el tándem responde al temor de que, una vez conquistado el liderazgo orgánico, no cuaje en el electorado y se abra un nuevo debate interno sobre su idoneidad para la candidatura a la Presidencia del Gobierno, un cartel que incluso para muchos de los que apoyan a la presidenta andaluza como secretaria general tendría más posibilidades de éxito para el PSOE con Madina al frente. Pero para esta operación todavía habrá que esperar un tiempo.

Cosas más exóticas se han visto en el socialismo.