Ferraz activa el ocaso de "Invictus"

Ferraz activa el ocaso de "Invictus"

La dirección federal, que no quiere conflictos a seis meses de las elecciones autonómicas, ha preferido un falso cierre de filas en público, pero ha hecho saber a Tomás Gómez que le dejará caer si aparece cualquier indicio que le implique en el más mínimo asunto turbio.

2011. ¿Recuerdan Invictus? No la película que narró la vida de Nelson Mandela, sino a aquel esperpéntico Tomás Gómez vestido de escudero y subido a caballo que apareció una mañana de primavera en la fachada del Palacio de la Prensa, frente a la plaza de Callao, en un cartel idéntico al de la cinta sobre "Madiba". "A su lado todo es posible", decía el reclamo de su campaña electoral. Sin rubor alguno, el secretario general del PSM se igualaba al preso político más famoso del mundo, al Nobel de la Paz, al recluso 466 de la isla de Robben, a aquél que dijo ser amo de su destino y capitán de su alma.

Nada que ver con la realidad del que fue azote de Rubalcaba, látigo de Zapatero y antaño censor de Pedro Sánchez. Ni a su lado todo fue posible -salvo sumar fracaso tras fracaso a las siglas que representa-, ni es dueño de su futuro político, ni mucho menos se le reconoce como capitán del barco a la deriva que es hoy el socialismo madrileño.

Subido por mera supervivencia a la ola del pedrosanchismo después de vetar en 2011 su nombre para la lista del Congreso, hoy el número uno del PSM vive sus horas más bajas. Y no porque enjugara en público sus lágrimas por la imputación en la "operación Púnica" de su amigo y mano derecha durante lustros José María Fraile, sino por lo que parece que está por venir. El Juzgado de Instrucción número 5 de Parla haya ordenado a la UDEF toda la documentación sobre las obras del tranvía de Parla que se realizaron durante su gestión al frente de aquel ayuntamiento ante la sospecha de que se incurriera en delitos de prevaricación y malversación de fondos públicos.

No sólo eso. Al impostado "Invictus" no le llega la camisa al cuello, después de que la nueva regidora de Parla y una de sus principales críticas durante años, Beatriz Arceredillo, se negara la semana pasada a obedecer las instrucciones de la ejecutiva federal para que renunciara a ser alcaldesa en beneficio del que fue elegido en primarias candidato a las próximas municipales, Pablo Sánchez. Y es que Arceredillo amenaza con hacer una auditoría de las cuentas locales y revisar cada contrato sospechoso de los últimos años, incluido el controvertido del tranvía de Parla que empezó con un presupuesto de 93 millones de euros y costó finalmente 256. El anuncio ha encendido todas las alarmas en la Ejecutiva regional, donde ya nadie oculta las críticas internas que cada día suma Gómez en la federación más convulsa del socialismo español.

Todo esto llega después del malestar por que Gómez cacareara durante años en defensa de las primarias abiertas y cerrara las suyas; de que varios militantes de la corriente IS impulsaran tras la detención de Fraile una recogida de firmas en change.org para pedir la dimisión del secretario general por su apoyo incondicional al que fuera su concejal de Hacienda durante años; de que Julio Feo, ex secretario de la Presidencia con Felipe González, apelara a la ética socialista para exigir su renuncia; de que el secretario general de la agrupación de Retiro, Fernando Magro, negara a su jefe de filas legitimidad y credibilidad para ser candidato a la Comunidad de Madrid; de que una parte de su propia Ejecutiva sopese presentar la dimisión para forzar su salida... y de que en la calle Ferraz pidieran durante horas todo tipo de explicaciones al número uno del PSM.

La dirección federal, que no quiere conflictos a seis meses de las elecciones autonómicas, ha preferido un falso cierre de filas en público, pero ha hecho saber a Gómez que le dejará caer si aparece cualquier indicio que le implique en el más mínimo asunto turbio. Y esto a pesar de que si así fuera el papelón lo tendría también Pedro Sánchez, ya que el líder del socialismo madrileño es miembro de la Ejecutiva Federal por su expreso deseo después de que, aunque no con demasiada holgura, le ayudara a ganar el congreso federal en la federación madrileña. Eduardo Madina ganó en la ciudad de Madrid al hoy secretario general y en la región perdió por sólo 300 votos. Aquél resultado evidenciaba que Gómez había perdido hace tiempo el control de su propia federación, a pesar del pacto de conveniencia que luego suscribieron los hasta entonces irreconciliables simanquistas, cepedistas, tomasistas y demás sensibilidades del PSM. Además de miembro de la dirección federal, el secretario general de los socialistas madrileños es presidente del Comité de Garantías Electorales. ¡Casi nada!

El caso es que si hasta ahora todos los movimientos para forzar la salida de Gómez como secretario general se atribuían en exclusiva a las sempiternas luchas de poder en la federación madrileña, la reunión que el pasado jueves celebró un grupo de militantes en la agrupación de Vicálvaro trascendió el ámbito regional. No en vano, muchos de los allí presentes apoyaron a Pedro Sánchez frente al diputado vasco en el último congreso federal, una circunstancia que ha sido interpretada como el aval de Ferraz a la caída de "Invictus". Nadie nunca acumuló tantos enemigos y tantos fracasos. De ahí que el PSM esté hoy a punto de explotar y en la calle Ferraz estén preparados para apagar el incendio. De hecho en el entorno de Sánchez ya manejan algunos nombres que podrían ocupar el puesto de Gómez con su beneplácito. El problema es que no hay tantos dispuestos a recoger los escombros de la federación madrileña después de mayo. En todo caso, la operación derribo de "Invictus" está activada si es que el secretario general no se aplica la máxima del verdadero Mandela: "Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo". No parece que Gómez, aunque se lo pidan a gritos, esté dispuesto a sacrificarse, ni siquiera a reconocer su ocaso.

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