Mayo, el mes de los sustos

Mayo, el mes de los sustos

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Vuelve Hacienda puntual a su cita y llegan las BBC (bodas, bautizos y comuniones).

De las bodas, por este mes, suele llegar el apercibimiento de embargo que se ejecutará en los meses próximos.

Bautizos va habiendo menos según se cumplen años pero de lo que no nos libramos es de las temidas comuniones: caen en mayo sí o sí. Solo hay que ir un domingo de este mes al Retiro para chocarse con niñas caídas dentro de hectáreas de tela amerengada.

De los creadores de las bodas ginkana, en las que parece que entras en un parque temático de la cantidad de actividades que te obligan a hacer, llegan los creadores de las comuniones sablazo. Las primeras comuniones llegan para diezmar nuestro ya de por sí raquítico capital después de la aportación al Estado. Que con Hacienda cumplo religiosamente, pero si se pudiera defraudar en estos eventos...

Hay que tener una estrategia desarrollada desde el mes de abril: encontrar la excusa perfecta e infalible para no asistir. Porque ahora las convocatorias se anticipan por WhatsApp y te ves de repente metido en un grupo nuevo: "Comunión de Paula". Momento en el que rezas por un Apocalipsis tecnológico.

Por lo menos Hacienda admite el pago fraccionado, cosa que una boda o una comunión no. Y ya no es solo "la multa" que hay que pagar sino que se trata de una multa con recargo porque hay que añadirle todos los "avíos" que requiere un acto social: vestido, complementos, peluquería, etc.

Si eres el padre o la madre de la criatura prepárate para ir quemando billetes. Aquí, como en la leyenda urbana de las bodas, no recuperas: se irá todo, en formato regalo, a la cuenta del homenajeado. Porque al niño ya no se le compra la estilográfica, el reloj o se le da dinero. Ahora esperan un IPhone, la última PlayStation o un monopatín eléctrico. Que donde antes teníamos un misal nacarado ahora llevan una tablet. Y tú, invitado a la comunión, estarás comiendo pasta durante tres meses mientras el niño se desplazará cómodamente de una habitación a otra de su casa, gracias a quitarte la carne y comprarle el ansiado patinete.

En breve estaremos hablando de una fiesta de graduación de catequesis y de una despedida de primera comunión. Al tiempo.

Recapitulemos:

  • El trajecito del protagonista: vestido de mini novia a precio de casi novia, con complementos para las niñas, y traje de marinerito (con secuelas en la autoestima de por vida) o en su defecto de chaqueta para el niño. Que como a esas edades crecen por minutos la amortización del conjunto será = 0.

Hay niñas que llevan vestidos con tanta tela y tanto poliéster que a la tercera foto con flash corren el riesgo de autocombustión. Y bien de tul, que no falte.

  • Fotos: Los tremendos posados con las manos entrelazadas en modo oración mirando al cielo con la mirada perdida sobre fondo negro (lo describo tan bien porque tengo esa foto, sí) han dado paso a un book fotográfico en exteriores digno de una campaña publicitaria de una marca de lujo. Se vuelve a oír la caja registradora.
  • Recordatorios. Esas espantosas tarjetas troqueladas, de tela nacarada con relieves dorados han dado paso a diseños personalizados en los que aparece la misma foto del niño vestido para la ocasión lo que quiere decir que los padres han sometido a la criatura a una doble tortura haciendo que se vista días antes para el "shooting fotográfico". Foto + diseño + imprenta que seguro que exigen un mínimo de unidades. Sonido de monedas cayendo.
  • Celebración. Las comuniones se han convertido en bodas a escala. Lo que eran celebraciones familiares íntimas se han convertido en celebraciones para adultos en las que ya te preguntan si vas a querer barra libre. Se juntan dos mundos en el que aparecen unos payasos para amenizar la comunión mientras los cuñados se beben hasta el agua de las cisternas. Suena otra vez la caja registradora.

Cuando el cura arranca la ceremonia con "hoy es un día de celebración" solo hay que mirar la cara de los padres pensando lo fácil que es hablar cuando eres soltero y sin hijos.

En breve estaremos hablando de una fiesta de graduación de catequesis y de una despedida de primera comunión. Al tiempo.

Este post se publicó originalmente en la web de la autora.

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