La vergüenza de unas nuevas elecciones con similar resultado

La vergüenza de unas nuevas elecciones con similar resultado

¿Está un país como el nuestro, tan marcado por la desigualdad social, para repetir unas nuevas elecciones con un gasto de 130 millones de euros? Obviamente no. ¿Daremos tan lamentable espectáculo convocándolas? Es de temer que sí, porque los partidos llamados a corregir esa desigualdad -segun programa- no son capaces de ponerse de acuerdo para intentarlo.

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La diputada socialista Meritxell Batet conversa con el diputado de Podemos Iñigo Errejón/EFE.

Llevamos casi un mes oyendo y leyendo que es necesario el diálogo, pero ninguno de los partidos políticos llamados a ello se ha puesto a hablar. No les corre ninguna prisa, al parecer. España es el segundo de los países que conforman la OCDE en el que más ha crecido la desigualdad durante estos años. Sólo nos supera Chipre.

Los veinte españoles más ricos concentran la misma riqueza que el 30 por ciento de los ciudadanos más pobres. Este desequilibrio ha aumentado hasta 14 veces más que en Grecia durante la crisis, según Oxfam. Casi el 30 por ciento de la población española, 13,4 millones de personas, se encontraba en el 2014 en situación de riesgo de pobreza o exclusión social, lo que supone 2,3 millones de personas más que en 2008.

Hemos celebrado unas elecciones generales hace un mes, y puede que no hayan servido de nada. Nos amenazan con otras en un plazo de cuatro meses ante la imposibilidad de que los partidos llamados a corregir esas desigualdades -según sus programas- lleguen a un acuerdo para hacer posible un Gobierno progresista como alternativa al que hemos soportado estos cuatro años últimos. Si hubiera unos nuevos comicios, aparte de costarnos 130 millones de euros, es muy probable que los resultados fueran muy similares y estemos como ahora: reptiendo que es necesario el diálogo, pero sin ponernos a ello.

Las encuestas muestran que habrá muy ligeras variaciones. La más notable, a mi juicio, es que el incremento de la abstención hará crecer al partido que ha colaborado durante los últimos cuatro años de gobierno a que la desigualdad crezca. En solo quince días los abstencionistas han subido en un 2 por ciento, según la encuesta que publicó eldiario.es. Si a ese porcentaje añadimos otro dos por ciento de los votos que perdería Ciudadanos a favor del PP, tendríamos al Partido Popular con entre cinco y siete diputados más. Se mantendría con tendencia a la baja el PSOE y subiría no mucho Podemos.

¿Está un país como el nuestro, tan marcado por la desigualdad social, para repetir unas nuevas elecciones con un gasto de 130 millones de euros? Obviamente no. ¿Daremos tan lamentable espectáculo convocándolas? Es de temer que sí, porque los partidos llamados a corregir esa desigualdad -segun programa- no son capaces de ponerse de acuerdo para intentarlo, incluso previendo que en el mes de mayo lo van a tener igual de difícil.