Una Europa a la deriva

Una Europa a la deriva

Los planetas se han alineado en contra de los líderes de las cinco principales potencias de la UE: Merkel se ve superada por la extrema derecha; Hollande sigue en las profundidades de la impopularidad; Renzi espera en vano una recuperación económica; Rajoy busca desde hace meses un gobierno para España; y Theresa May no sabe cómo materializar su salida de Europa...

DR

Es una mala alineación de los planetas: los líderes de las cinco principales potencias de la Unión Europea están en dificultades políticas, por no decir en una situación precaria: Angela Merkel ve cómo palidece su estrella y cómo su partido, la CDU, sufre la humillación de ser superado por la extrema derecha de la AfD en la región de Mecklemburgo-Pomerania Occidental; François Hollande vegeta en las profundidades de la impopularidad, lo que compromete cualquier posibilidad de reelección; Matteo Renzi espera en vano una recuperación económica y se lo juega todo a su incierto referéndum constitucional en octubre; Mariano Rajoy busca desde hace meses una mayoría y un gobierno para España; eso sin olvidarnos del Reino Unido de Theresa May, que no sabe cómo materializar su salida de Europa... Se podría añadir también las imprevisibles elecciones que están por venir en Austria, Croacia y Estonia.

"La Unión Europea parece ir a la deriva y sin brújula"

Esta situation abracadabrante llega en el peor momento de una Europa atacada por las crisis: la de los refugiados, la amenaza terrorista, el débil crecimiento, los riesgos de nuevas fisuras económicas y las consecuencias del Brexit.

La Unión Europea parece ir a la deriva y sin brújula, sin motor (obviamente, francoalemán) y sin el carburante, que es el mínimo entusiasmo de la gente por un futuro común.

Es la Europa de cada cual a lo suyo la que triunfa y pone en tela de juicio, hasta el riesgo de desmoronamiento, los principios y los valores que son los cimientos de su construcción. En la crisis de los migrantes, los países del Este y de la Unión rechazan toda idea de cuotas y en Francia el debate se centra en cuestionar el tratado de Schengen. En economía, los países mediterráneos abandonan sus objetivos de reducir el déficit e Irlanda prefiere rechazar los 13.000 millones de euros de multa impuestos por la UE a Apple en vez de renunciar a su sistema de cero impuestos que negoció secretamente con el gigante americano, en contradicción con las reglas europeas (la Irlanda que practica el dumping fiscal después de haber recibido miles de millones de subvenciones de Bruselas).

"Europa está paralizada, incapaz de responder a las tentaciones del repliegue nacionalista y del populismo"

Europa pasa también por el alumno malo en materia de cambio climático, incapaz de ratificar el acuerdo de la COP 21 como acaban de hacer China y Estados Unidos. Europa sigue paralizada por sus divisiones sobre el Tratado Transatlántico que reclaman los países del Este y rechazan los del Oeste. Europa se siente impotente frente a los gobiernos húngaro y polaco que arremeten contra la libertad de prensa y de justicia. Europa está desestabilizada y es incapaz de encontrar una postura común frente al Brexit.

En todas estas crisis, que son las de la apertura contra la cerrazón, Europa parece paralizada, incapaz de responder a las tentaciones del repliegue nacionalista y del populismo. Le falta un proyecto unificador que mire al futuro, un modo de funcionamiento más eficaz y democrático, y hombres como Monnet, Schuman, Adenauer, Gasperi, o posteriormente Mitterrand y Kohl que impliquen a la gente. Frente a los partidarios de la vuelta a la soberanía de las naciones que alzan la voz y ganan terreno, los defensores de Europa pasan desapercibidos, cuando no hacen de Bruselas su chivo expiatorio de las dificultades. La campaña presidencial francesa está a la altura de una nueva ilustración. Europa está ausente, o en posición de acusada. Por desgracia, no es nada nuevo, pero actualmente es la propia sostenibilidad del sueño europeo lo que está en juego.

Este post fue publicado originalmente en la edición francesa de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano