¿Cómo van las negociaciones para la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN?

¿Cómo van las negociaciones para la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN?

Esta semana ha habido una nueva reunión en Bruselas en busca del desbloqueo turco. Se han registrado "avances" pero no habrá solución al menos hasta julio.

Sanna Marin, primera ministra de Finlandia; Recep Tayyip Erdoğan, presidente de Turquía, y Ulf Kristersson, primer ministro de Suecia, en imágenes de archivo.REUTERS

La invasión de Ucrania, esa que le ha dado la vuelta al mundo, ha zarandeado conceptos muy asentados, como el de la neutralidad de Suecia o Finlandia en materia militar. Las amenazas lanzadas desde el Kremlin han llevado a sus Ejecutivos a intentar entrar en la OTAN, tras décadas de debate interno que siempre acababan en un "no hace falta", porque ahora se ha visto que el peligro es real y que Vladimir Putin puede hacer cualquier cosa, contra cualquier territorio soberano. La adhesión a la Alianza se ha acelerado sobre los plazos habituales, pero aún así lleva su tiempo y, además, está generando un enfrentamiento en el seno atlantista que debe ser muy del agrado de Moscú. 

Mientras que 28 de los 30 aliados de la OTAN han aprobado rápidamente que Suecia y Finlandia se unieran a la alianza -España, por ejemplo, dio luz verde en septiembre-, los parlamentos de Turquía y Hungría aún tienen que ratificar las nuevas candidaturas de membresía. Y como no lo hacen, los nervios crecen en el cuartel general de Bruselas. 

Tratando de avanzar, esta semana se ha celebrado en la capital belga una nueva reunión entre el mando de la OTAN y representantes suecos, finlandeses y turcos, el primer encuentro desde noviembre -lo que da cuenta, agendas aparte, de la complejidad del debate- y tercero en la estrategia de contactos pactada para ablandar la oposición de Ankara. No ha habido, tampoco esta vez, pasos concretos. Todas las partes coinciden en decir que hay "avances", Turquía hasta afirma que está "contento" con los pasos que dan Estocolmo y Helsinki para amoldarse a sus reclamaciones, pero no da el brazo a torcer. Por ahora, su voto sigue siendo negativo y, sin unanimidad, no hay ampliación. Son "pasos insuficientes", insistió el portavoz de la Presidencia turca, Ibrahim Kalin, en declaraciones a la agencia Anadolu tras acabar el encuentro. 

Suecia consideró la reunión como un paso adelante, a pesar de la falta de resultados concretos. “Lo más importante hoy es que nos hemos reunido”, dijo el negociador de Suecia, Oscar Stenström, en la sede de la OTAN en Bruselas después de las conversaciones. Las partes, señaló, “han acordado nuevas reuniones”. Se desconocen las fechas, aún. 

“Todos los participantes se congratularon de los progresos realizados”, indicó la organización al término del encuentro con representantes de esos tres países auspiciado por el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. El noruego siempre ha calificado las preocupaciones de Turquía como "legítimas", pero en los últimos tiempos también apremia para "valorar" el trabajo que están haciendo los aspirantes. 

Ankara, Estocolmo y Helsinki firmaron en la Cumbre de Madrid del pasado verano un memorándum en el que se describen los pasos que las partes tienen que dar para abordar las preocupaciones turcas sobre su adhesión. ¿Qué es lo que no le gusta de estos nórdicos? Básicamente, entiende que los dos países han sido demasiado indulgentes con grupos que los de Recep Tayyip Erdogan consideran terroristas, como el PKK, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán. Dice que Suecia y Finlandia son “hogar de muchas organizaciones terroristas”, porque en ellos viven algunos militantes o cercanos a ellos, porque se autorizan manifestaciones o actividades y, dice Ankara, hasta se comercia con armas o dinero y se ayuda a hacer atentados en suelo turco. 

El PKK es considerado terrorista por la Unión Europea, pero es que Ankara insiste en que también lo son las milicias kurdosirias laicas YPG, aliadas de Estados Unidos, y su alianza antiyihadista frente al Estado Islámico. Es en ese margen en el que hay colisión, en el que cada parte define las cosas de una manera. 

Finlandia y Suecia prometieron cambiar sus políticas sensiblemente, por ejemplo, con proyectos de ley diseñados para evitar la participación de los grupos señalados en organizaciones terroristas o con extradiciones acordadas para contentar a Erdogan. Pero  Ankara ha seguido bloqueando la entrada y planteando objeciones, especialmente contra Suecia. El octubre, de hecho, el presidente turco afirmó que con Finlandia estaba casi todo claro. Más duro es su postura con vecino. Y es que, pese a los movimientos sólidos en pos del entendimiento, las tensiones se han profundizado después de que un político danés de extrema derecha quemara una copia del Corán en Estocolmo, cerca de la embajada turca. Fue el pasado enero.

No obstante, Suecia también ha redactado una nueva ley, presentada este jueves en su Parlamento, para endurecer las leyes antiterroristas. Quiere criminalizar la colaboración con organizaciones terroristas, hacer punibles acciones como guardar material de grupos terroristas, organizar reuniones de estos o ayudar con el transporte de sus miembros. Es un proyecto que se lleva negociando desde hace seis años y que el Gobierno pretende que sea aprobado en junio, acelerado por la presión turca. No es suficiente para Erdogan, hasta que no lo vea aprobado. "No es Turquía la causa del retraso. La fecha la han puesto ellos", enfatizó su portavoz, Kalin. 

En el seno de la Alianza entienden que se está haciendo "un esfuerzo coherente" por parte de los dos estados para limar asperezas con un socio importante como es Turquía, desde su entrada en la OTAN en 1952. Un veterano. Por eso ya no se sabe bien qué busca exactamente Ankara con sus palos en las ruedas. La prolongación del proceso, dicen fuentes de la Alianza, hay que leerla sobre todo en clave interna, porque Erdogan quiere demostrar que tiene la sartén por el mango en materia de seguridad -tan sensible- en un año electoral y cuando toda la oposición se ha aglutinado en un mismo partido en su contra. También hay un elemento externo importante y doble: Turquía hace un esfuerzo por ganar influencia en su relación con Estados Unidos, como pieza decisiva, y a la vez evidencia que no es un socio que diga sí a todo, cuando justo se ha mostrado dispuesto a ser un país mediador con Rusia, si se llega a iniciar una negociación sobre Ucrania. 

¿Y Hungría?

El bloqueo turco se esperaba. El húngaro, menos. Hungría es el único país de la Unión Europea que no ha aprobado aún la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN, evidenciando  de nuevo que su presidente, Viktor Orban, va por libre. Este viernes, en declaraciones a la radio pública Kossuth, ha acusado a Occidente (lo que incluye a la Alianza Atlántica y a la propia UE) de "fiebre bélica" por mandar armas para apoyar a los ucranianos. Palabras que no ayudan a la unidad. 

En el caso concreto de la ampliación a los nórdicos, la previsión es que acabe diciendo sí, finalmente, pero que estire la cuerda mientras todo lo que pueda, mostrando que puede exigir. En su caso, no hay terrorismo o supuesto terrorismo, hay cuestiones domésticas, de puro escaparate de poder ejercido frente a una organización mundial. Y también hay rencillas, venganza, porque tanto Orbán como los diputados ultras de su partido, Fidesz, han asegurado reiteradamente que los dos países aspirantes "han difundido mentiras" sobre la situación de la democracia y el Estado de derecho en Hungría, tan degradado que la propia UE plantea sancionarlo

"Hungría quiere apuntarse puntos ante Turquía y otros regímenes autoritarios, al pensar que este asunto es importante para Ankara y para el presidente turco Erdogan", aseguró en declaraciones a EFE Rudolf Berkes, analista del Instituto Political Capital. La ratificación húngara seguirá al acuerdo entre Ankara y Estocolmo sobre la adhesión, algo que sitúa después de las elecciones presidenciales que se celebrarán en mayo en Turquía.

La mayoría parlamentaria de Orban retrasa la ratificación y en eso se escuda Orban; él dice sin entusiasmo que apoya la ampliación, pero se escuda en que hay división en su formación. Así llevan más de ocho meses y se va postponiendo la votación, aludiendo a diferencias de opinión internas, por lo que han decidido mandar una delegación a Suecia y Finlandia para discutir sobre el tema. Las imágenes muestran cercanía entre las delegaciones, pero lo cierto es que tampoco en este caso, como en la reunión de Bruselas, ha habido avance alguno esta semana. 

El Gobierno de Orbán se ha alejado de sus aliados regionales, Polonia, Eslovaquia y Chequia, con sus políticas afines a Moscú y también ha causado rechazo a escala europea por sus constantes anuncios de vetos para modificar las sanciones contra Rusia por la invasión de Ucrania. Aplazar la decisión sobre la ampliación de la OTAN, dice Berkes, ya no empeora la situación y desde el punto de vista de la reputación política de Hungría tampoco importa mucho. Pero gana titulares, por más que el tiempo apremie. 

Julio, fecha tope

La aprobación retrasada de la ampliación, acogida con entusiasmo en la cumbre madrileña de hace ocho meses -cuando también hubo que esperar al sí, in extremis, de Ankara-, está causando frustración en toda la Alianza.  Ahora, hay una creciente especulación sobre si Finlandia podría terminar uniéndose a la OTAN antes que Suecia. Se quería un proceso paralelo, pero está por ver.

Para los aliados de la OTAN, un objetivo clave es obtener la aprobación turca y húngara antes de la próxima cumbre de líderes de la alianza, prevista para julio en Vilna, la capital de Lituania, un país especialmente señalado en la lucha contra la Rusia expansionista. Será el momento de la unidad de acción, engrandecido por la llegada de nuevos miembros si es posible. Un retraso más allá de la reunión anual, temen los funcionarios de la OTAN, podría ser vergonzoso para la Alianza, complicaría los procesos de planificación acelerados en su nuevo concepto estratégico y podría afectar su credibilidad política. Ya no hablamos de las risas que le causaría a Putin. 

En Madrid, se declaró a Suecia y Finlandia oficialmente como invitados, aunque ya estaban entrando en las reuniones de alto nivel de la OTAN desde febrero, cuando comenzó la invasión de Ucrania, por las implicaciones que podía tener la contienda para estos dos estados. "Estamos preparados para cualquier eventualidad", les dijo entonces Stoltenberg, en un intento de repeler las amenazas de Moscú pese a que aún no sean parte de la Alianza. También hay naciones que, a título particular, han prometido defender a los dos aspirantes, le han dado "garantías de seguridad" si hay una agresión rusa antes de que puedan estar protegidos por el famoso artículo 5 de la Alianza

Cuando el jueves se le preguntó si es realista que Suecia se una a la OTAN antes de la cumbre, su portavoz, Stenström, se negó a comprometerse en un cronograma. “Mi objetivo como jefe negociador es lo antes posible, por supuesto; pero no puedo prometer una fecha”, dijo. Y agregó: “Estamos enfocados en la entrega para cumplir con el memorando”.

Y en el caso de Finlandia, aunque las cosas estén mejor, también aprietan los tiempos, porque hay elecciones legislativas previstas para el 2 de abril. El Gobierno de la primera ministra saliente, Sanna Marin, quería evitar cualquier vacío político que le impidiera entrar en la OTAN y por eso el 1 de marzo aprobó en el Parlamento, por abrumadora mayoría, su adhesión a la Alianza. Aunque haya cambio de color político, esa apuesta ya es segura, hay verdadero consenso sobre su necesidad en la política y en la calle. 

Espero que Turquía cumpla con sus compromisos y permita antes de la cumbre de Lituania que se integren estas dos democracias y, juntos, hagamos una OTAN más fuerte
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español

“Ha llegado el momento de que todos los aliados concluyan el proceso de ratificación y den la bienvenida a Finlandia y Suecia como miembros de pleno derecho de la Alianza antes de la próxima cumbre de la OTAN en Vilnius”, dijo el jueves Stoltenberg, alentando a acelerar los plazos. Mejor después de las elecciones turcas de primavera que en la cumbre de verano. Cuanto antes. Es la misma postura que defiende el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien en una reciente visita a Finlandia, el 3 de marzo, fue más allá y, en presencia de Marin, dejó la pelota en el tejado de Erdgan. "Espero que Turquía cumpla con sus compromisos y permita antes de la cumbre de Lituania que se integren estas dos democracias y, juntos, hagamos una OTAN más fuerte", indicó.

Hay prisa por romper tendencias de neutralidad de al menos 200 años, referentes mundiales casi al nivel de Suiza, porque la amenaza persiste, tras un año largo de guerra. Quedan meses de batalla hasta ver si la Alianza suma dos, y a qué precio.