¿Propósitos de Año Nuevo todavía? Sí, perder kilos de más

¿Propósitos de Año Nuevo todavía? Sí, perder kilos de más

Getty Images/iStockphoto

1 de cada 3 kg de alimentos que se producen en el mundo termina en la basura.

España es el séptimo país de la UE que más comida desperdicia al año: 7,7 millones de toneladas.

¿Propósito de Año Nuevo? Puede que sea un poco tarde para este título, cuando ya nos hemos "comido" los dos primeros meses del año, pero bueno, teniendo en cuenta que grandes superficies empiezan a celebrar la Navidad en el mes de octubre y que hace unas semanas me felicitaron el año nuevo, podría decirse que esta expresión, a pesar de haber superado la "fecha de consumo preferente" y haber perdido alguna de sus propiedades, todavía "no ha caducado" y su consumo es seguro (fecha de caducidad vs fecha de consumo preferente).

Volviendo a nuestro propósito de Año Nuevo, no sé con vosotros, pero conmigo se ha cumplido la previsión de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN): durante las navidades engordamos entre dos y cuatro kilos. Inmediatamente he pensado en esas celebraciones en las que se come, merienda, cena, e incluso también se desayunan las sobras de esas comidas en las que, cuando todavía no se habían terminado los entrantes, la gente ya empezaba a desabrocharse el primer botón del pantalón.

Y ya que nos ponemos nostálgicos, ¿por qué no recordar aquella campaña de IKEA de hace un par de años: "Cocina con el corazón, pero también con la cabeza"? Cómo olvidarla, ¿verdad? Aquella en la que nos recordaban que más del 25% de la comida que se compra para las celebraciones navideñas termina en la basura.

Lamentablemente no se trata de una situación puntual que se dé sólo en Navidades. Cada año, en los hogares españoles se tira de media 1,5 millones de toneladas de alimentos que son válidos para el consumo.

Desperdicio alimentario en los distintos eslabones

Y es que nos encontramos ante un problema global, tal y como muestra el estudioPérdidas y Desperdicios de Alimentos en el Mundo de la FAO, porque cada año se tiran más de 1.300 millones de toneladas de alimentos en buen estado, es decir, 1/3 de la producción mundial.

De esas pérdidas, 89 millones de toneladas corresponden a la Unión Europea, siendo los países más "despilfarradores":

  Gráfico: Gonzalo Reguera.AOL

La buena noticia es que sólo con que los consumidores nos lo propongamos se pueden disminuir estas cifras, ya que es en los hogares donde el desperdicio alimentario alcanza el 42% del total de la cadena agroalimentaria(en la fase de fabricación se da el 39%, en la restauración el 14% y en la distribución el 5% -Datos MAPAMA-)

En España se estima que entre un 30% y un 50% de los alimentos sanos y comestibles se convierten en residuos a lo largo de todos los eslabones de la cadena agroalimentaria. Según un estudio realizado por el Instituto Cerdá en el año 2012, la mitad de los agentes que tienen que retirar producto porque no puede comercializarlo manifiesta que lo tira. Los datos son bastante homogéneos por tipología de agente (50,6% de los productores, 53,0% de la industria y 50,8% de las empresas mayoristas).

Llama la atención que mientras que más del 77% de los consumidores acostumbra a revisar siempre las fechas de caducidad de los productos y el 59% los tira cuando están caducados, sólo el 64,7% de las personas encuestadas conoce la diferencia entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente.

Consecuencias

Debemos ser conscientes de que cada vez que tiramos un alimento a la basura, esta acción tiene unas consecuencias. Por un lado, cerca de 793 millones de personas en todo el mundo -1 de cada 9- siguen careciendo de alimentos suficientes para llevar una vida sana y activa (ver mapa del hambre de la FAO). Por otro, la producción de alimentos es uno de los principales factores que contribuye a las emisiones mundiales de CO2, pudiendo contribuir al calentamiento global en 2C hasta el año 2050. Para que os hagáis una idea, sólo los desperdicios de alimentos de la UE representan 170 millones de toneladas equivalentes de CO2 al año, o lo que es lo mismo, casi el 4 % del total de emisiones de CO2 de la UE o el 52% del total de las de España.

Disponemos de unos recursos limitados, y en el año 2050 habrá que alimentar a 9.700 millones de personas en el mundo, siendo las áreas urbanas las que pasarán a representar el 70 % de la población (frente al 49 % en la actualidad). Para hacer frente a este crecimiento de la población, la producción mundial de alimentos deberá incrementarse un 50 % ("El futuro de la alimentación y la agricultura. Tendencias y desafíos"), por lo que, además del papel que desempeñarán las nuevas tecnologías y la investigación para mejorar la productividad y sostenibilidad de la agricultura y la ganadería, es fundamental reducir el desperdicio de alimentos.

Espero que este año coincidamos todos en un propósito: el de enfrentarnos a las básculas y perder esos kilos de más, esos 28 Kg de alimentos que cada persona desperdicia al año en España.

Iniciativas para reducir el desperdicio alimentario

La responsabilidad de reducir el desperdicio alimentario recae en todos los eslabones de la cadena alimentaria, y así es percibido por el 67% de los consumidores españoles.

En los últimos años hemos sido testigos de numerosas iniciativas para reducir el desperdicio alimentario: programas de medidas de las Administraciones, campañas privadas, desarrollo de aplicaciones y negocios online, etc. Me gustaría destacar las siguientes:

  1. Cambios legislativos para favorecer la donación: La legislación alimentaria constituye una pieza clave en este sentido. En el año 2014 se publicó un "Estudio comparativo sobre la legislación y las prácticas por las que se rigen las donaciones de alimentos en los Estados miembros de la UE" en el que se incluyeron recomendaciones y ejemplos de las mejores prácticas. Recientemente hemos presenciado cambios importantes en países como Francia, que ha aprobado una ley que prohíbe a los supermercados tirar alimentos en buen estado, obligando a donarlos a organizaciones benéficas y bancos de alimentos, o Italia, donde la normativa pretende incentivar su donación.En países como EEUU, Argentina, México o Italia existe la ley del "Buen Samaritano" que limita la responsabilidad civil de los donantes.
  2. Compromiso Courtauld 2025: compromiso voluntario firmado por organizaciones pertenecientes a los distintos eslabones de la cadena alimentaria en el Reino Unido -desde el productor al consumidor-, con el objetivo de hacer más sostenible la producción y el consumo, reduciendo un 20 % los recursos necesarios para proporcionar alimentos y bebidas en 2025.
  3. Transparencia: en el año 2014 la cadena TESCO comenzó a publicar los datos sobre el desperdicio alimentario que produce, asumiendo el compromiso de no tirar los excedentes de alimentos en sus operaciones dentro del Reino Unido para el año 2017 y, en el año 2020, donar los excedentes alimenticios en todas sus tiendas de Europa Central.
  4. Cambiar el chip: desde campañas en supermercados para promover el consumo de alimentos que no son estéticamente perfectos (Inglorious Fruits and Vegetables y Frutas y Verduras Feas) hasta menús donde los ingredientes estrella son los desperdicios que se generan habitualmente a lo largo de toda la cadena (wastED).
  5. Ecommerce y Apps: podemos encontrar supermercados online que comercializan productos que han superado la fecha de consumo preferente (Goodafter), así como aplicaciones móviles que ayudan a compartir los excedentes de alimentos, evitando que acaben en la basura (en el Reino Unido destaca Olio, para el intercambio entre personas; en Malasia Robin Food, para facilitar la donación por parte de empresas del sector alimentario a Bancos de Alimentos; en España está en fase de desarrollo y búsqueda de financiación Nice To Eat You, que pretende poner en contacto a consumidores y comercios a través de la publicación de ofertas de sus excedentes alimenticios).
  6. Actividades realizadas por distintas ONG: mención obligada la de los Bancos de alimentos, organización cuyo fin es la distribución gratuita de alimentos para donarlos a los más desfavorecidos a través de asociaciones benéficas reconocidas por las Administraciones.

Otra iniciativa que he conocido recientemente es la Nevera Solidaria, proyecto que busca recuperar alimentos mediante la creación de una red de neveras donde las personas puedan depositar sus excedentes de alimentos.

Haciendo uso del eslogan de la última campaña de Manos Unidas, "el mundo no necesita más comida, necesita más gente comprometida", me gustaría terminar haciendo hincapié en el hecho de que está en nuestras manos reducir, como mínimo, el 42% del desperdicio alimentario. Así que espero que este año coincidamos todos en un propósito: el de enfrentarnos a las básculas y perder esos kilos de más. Los más de 28 Kg de alimentos que cada persona desperdicia al año en España.