Engáñale, róbale, ríete de él, y luego... pídele perdón

Engáñale, róbale, ríete de él, y luego... pídele perdón

Sebastien Vettel, triple campeón del mundo de Fórmula 1 y dominador con mano de hierro de los últimos tres campeonatos, en un arranque de chulería y egocentrismo, decidió pasarse las órdenes de equipo por allí donde le vino en gana.

REUTERS

Cuando ayer arrancamos la columna de opinión del Gran Premio de Malasia de Fórmula 1 no habíamos tenido todavía tiempo de analizar todo lo que estaba por venir. Nos habíamos quedado con lo visto y escuchado en la retransmisión, pero muchos detalles se quedaron por contar de los intercambios de radio (gracias al "buen" trabajo de algunos), y no nos dimos cuenta de todo el lío que se había montado hasta ver la esperpéntica situación del podio, la rueda de prensa post-carrera, y la cancelación de la foto de equipo victorioso de Red Bull.

¿Qué había pasado? Pues que Sebastien Vettel, triple campeón del mundo de Fórmula 1 y dominador con mano de hierro de los últimos tres campeonatos, en un arranque de chulería y egocentrismo, había decidido pasarse las órdenes de equipo por allí donde le vino en gana, creando una situación que Christian Horner va a tener que manejar correctamente los próximos días si no quiere acabar con tortazos incomprensibles antes de que acabe el año entre sus pilotos.

Tras el último cambio de ruedas, Red Bull decidió que el orden de sus coches ya le valía, y que, dadas las circunstancias y el rendimiento de las Pirelli, era mejor conservar un doblete que arriesgarse a que uno de sus dos pilotos se quedara sin gomas, más cuando Vettel llevaba las más blandas disponibles este fin de semana pasado.

Una guerra fraticida en la segunda carrera del campeonato no tenía demasiado sentido, más cuando este año la regularidad y la igualdad forzosa (gracias a los neumáticos) va a ser una clave para elegir al campeón entre los pilotos y al campeón entre las escuderías.

Total que por radio se indicó a Webber y a Vettel que tenían que conservar neumáticos y posiciones. Con una orden como esta, el que va líder afloja el pedal, y se deja coger, mientras que el que va detrás sabe que tiene que hacer de fiel escudero.

Así las cosas, con Webber aflojando tranquilamente, se vio cómo Vettel le recortaba distancia a ritmo forzoso, algo normal, pero que en su momento fue interpretado como que Sebastien atacaba al australiano.

Desde el muro vieron cómo Hamilton se acercaba peligrosamente a su pareja de pilotos, y pidieron a Webber que apretara medio segundito para eliminar al británico de la lista de problemas. El australiano cumplió, y a Hamilton le mandaron conservar ruedas y neumáticos, fijado también posiciones con Rosberg.

Lo que los de Milton Keynes no esperaban es que Vettel llamara al muro para decir que "Webber es muy lento, quitádmelo de enmedio". Tal vez ansioso por ver a Hamilton cerca y tener miedo de que una fase final de carrera con el de Mercedes en su cogote, y él con ruedas blandas, no era una buena idea, Vettel comenzó a apretar a Webber.

Este se vio sorprendido por su compañero. A fin de cuentas, ¿no habían fijado posiciones amigablemente?

Y ahí se lió todo. Aunque a Vettel le dijeron desde el muro que no adelantara, al alemán se le cruzó un cable, y se tiró a un ataque fraticida a por Webber, hasta que, tras mucha pelea, logró dejarlo atrás. Arriesgó su coche, arriesgó sus ruedas y arriesgó dejar al equipo con un doble cero. Nada nuevo, en todo caso, ¿no?

Vettel es un ganador nato que no quiere respetar órdenes de equipo cuando son para que no gane, casi como cualquier otro piloto... ahora bien, una cosa es saltarse las órdenes, y otra reírse a la cara pidiendo disculpas que nadie se las cree

Ante una situación muy similar, por detrás, Hamilton, sabiendo que Rosberg no le iba a adelantar, y con la tercera y cuarta posición seguras, decidió "pasearse" por el circuito malasio, mientras Rosberg pedía una y otra vez por radio que le dejaran adelantarlo. Pero el alemán de la estrella sabe hacer lo que le mandan sus jefes, y decidió no pasar al británico, el flamante sustituto de Schumacher.

Y así acabó la carrera, ya lo sabes. Pero lo que más nos ha impactado, lo que nos parece de traca estúpida, de hipocresía desmedida, es el comportamiento tras la misma.

No es la primera vez que vemos a un piloto desobedecer órdenes de equipo. Y a buen seguro tampoco será la última. De hecho, en este país se jadea a los desobedientes (Álex Crivillé 1983). Y la verdad, desde el punto de vista del aficionado, ver la lucha entre Webber y Vettel en pista es todo un placer.

Pero lo "feo" para nosotros es la manera en la que Vettel procedió. Si quieres una "lucha de caballeros", al menos informa de que le vas a pasar al muro. Porque Webber no esperaba que Vettel le pasara, hasta que le pilló de improviso y se inició "la batalla campal". A fin de cuentas el australiano contaba con la palabra de Red Bull de que la victoria era suya.

La cosa ya tomó derroteros cómicos cuando Vettel dijo en el podio y en la rueda de prensa que "se había equivocado" y que "lo sentía mucho". ¿En serio? ¿de verdad alguien se cree esa petición de disculpas casi inmediata tras bajarse del coche?

Bajo nuestro punto de vista, Vettel sabía que había hecho un feo al equipo y a su compañero, del que no va a poder esperar ayudas a final de temporada si le trata así. Consiguió lo que quiso: ganar. Y pensó que con una disculpa inmediata en el podio quedaría zanjado todo.

La realidad es que Webber es "zorro viejo" y eso de que te "escupan a la cara y de seguido te pidan perdón" no parece que vaya a funcionar con él. Las disculpas parecen más bien una máscara friamente calculada de un piloto que se ha reído de su compañero de equipo que otra cosa. Pero Webber se la guardará, y al final, se la devolverá.

Y oye, nosotros nos alegramos de que lucharan en pista para darle algo de vidilla a la recta final de la carrera. Qué demonios, estuvo bonito. Pero ya que decides apuñalar por la espalda a tu compañero, al menos no nos tomes por tontos pidiéndole públicamente perdón 10 minutos después. No cuela.

Menuda patata caliente tiene Horner entre manos ahora mismo...

Artículo originalmente publicado en Autoblog.