Monólogo del banquero pidiendo en el metro: humor político en el vagón (VÍDEO)

Monólogo del banquero pidiendo en el metro: humor político en el vagón (VÍDEO)

Con todos ustedes, viajeros y viajeras del metro, el "increíble" caso de un banquero pidiendo dinero, aceptando "toda clase de divisas" en "cheque o monedas o con tarjeta", para mantener su tren de vida:

"Hola, buenas tardes. Mi nombre es Ramón Enríquez y soy un pobre afectado de la burbuja inmobiliaria (...) Hoy en día me veo en el paro con la necesidad de mantener un tren de vida muy difícil de mantener como, por ejemplo, el amarre del puerto de Puerto Banús, que me veo obligado a pagar para dejar allí mi yate y me cuesta 3.000 euros al mes. Ocho cientos euros más me cuesta la revisión trimestral de mi yaguar (...) Tengo que pagar el colegio trilingue de mis hijos, la criada filipina a la que hace más de tres meses no he podido pagar, la operación de pecho de mi mujer y, por si fuera poco tengo, que mantener a dos de mis amantes (...)

Esta ración de humor político llega a través del actor Trigo Gómez (Albacete, 1977), que ha colgado en su cuenta de YouTube este peculiar monólogo grabado en menos de dos minutos, en lo que dura el viaje entre estaciones. Es uno de los que integran su showUna puta mierda, con el que ha estado en varios espacios de Madrid y que volverá a repetir a partir de noviembre.

El vídeo se titula en Youtube, Increíble!!! Banquero pidiendo limosna en el metro. "Hace tres o cuatro años, hablando con un amigo de cómo está el panorama, salió la frase de que sólo faltaba ya que los banqueros salieran a la calle y te pidieran el dinero descaradamente. De ahí salió la idea de hacer el monólogo de un especulador, que llevamos al metro un par de veces. Ahora se trata de un banquero", explica el actor.

El viaje entre estaciones de metro dura un par de minutos, pero da tiempo a reacciones de todo tipo. Se puede apreciar en las distintas grabaciones del monólogo en el metro. "Me han llegado a llamar hijo de puta. Otros que aplauden, otros que quieren reír y no se atreven. Otros tienen la reacción habitual de cuando vemos pedir a alguien, bajar la cabeza, ni mira...", cuenta el actor. También hay quien pilla la gracia y (¡sorpresa!) le da propina.

"La cosa está muy mal para el teatro, pero eso también hace que lo montes por tu cuenta", dice. Este tipo de performances son "un desahogo" porque salen "de esa necesidad de decir que estamos hasta el gorro". Eso sí, montar el espectáculo en el metro no es fácil. "La primera vez probé en cuatro vagones distintos hasta que me arranqué", señala.