Los amigos se parecen hasta en los genes

Los amigos se parecen hasta en los genes

ISTOCK

Coge dos amigos cualquiera y compara sus genes. Su ADN será tan parecido como si fueran primos lejanos. Ese es el intrigante resultado de un estudio con casi 2.000 individuos que viene a introducir el factor genético en algo tan aparentemente personal como los amigos que se eligen. El trabajo se suma a otro reciente que mostraba cómo los matrimonios comparten más genes de los que les correspondería si todo fuera por culpa del azar.

Hay muchas bases de datos con estudios genéticos. Pero casi ninguna incluye información sobre los lazos de amistad. Sin embargo, un grupo de investigadores de Estados Unidos ha encontrado uno. Se trata del Estudio del Corazón de Framingham. En esta localidad del estado de Massachusetts, llevan estudiando a miles de vecinos desde 1948 para conocer los factores que influyen en las enfermedades coronarias. Ya van por la tercera generación.

En ese estudio, además de su información genética, aparecen todas las conexiones sociales de los participantes. Que si padres o hijos, si primos o incluso si son amigos. Gracias a este último detalle, dos científicos han podido investigar la relación que hay entre amistad y genes. Su planteamiento inicial era este: si los humanos tendemos a establecer vínculos amistosos con los que se nos parecen, ¿su perfil genético será también parecido?

De casi 2.000 personas, tomaron una muestra de medio millón de polimorfismos de nucleótido simple (variaciones en la secuencia del ADN). Con ella pudieron crear una especie de coeficiente de parentesco con la probabilidad de que el mismo gen de dos individuos tomados al azar fuera idéntico en ambos.

Comprobaron que cualquier pareja de amigos seleccionada al azar compartía muchos más genes que si se los comparaba con otros participantes del estudio con los que no tenían ninguna conexión. En concreto, esos amigos tenían, genéticamente hablando, tanto en común como si fueran primos cuartos. Es como su tatara tatara abuelo fuera el mismo. En porcentaje, esto supone que comparten un 1% más de genes que los que no son amigos.

NUESTROS AMIGOS, PARECIDOS A NUESTROS FAMILIARES

“Un 1% puede parecerle poca cosa a una persona corriente pero para un genetista es una cifra significativa”, dice Nicholas Christakisa, experto en biología evolutiva de la Universidad de Yale y coautor del estudio, recién publicado en PNAS. “La mayoría de las personas ni siquiera sabe quiénes son primos cuartos. Sin embargo, de alguna manera, de entre una miríada de posibilidades, nos las apañamos para escoger como amigos a personas que se parecen a nuestros familiares”, añade.

Aunque podría pensarse que, siendo todos del mismo pueblo, los resultados se podrían deber a que comparten algún ancestro común, esta afinidad genética no se daba en cualquier otro par de sujetos del mismo pueblo elegidos al azar y que no fueran amigos.

Sin embargo, esta tendencia a establecer conexiones con otros cuyo fenotipo es similar, lo que se llama homofilia, no se da en todos los genes y su expresión. Aunque el estudio no ha analizado todo el ADN y sí determinados marcadores genéticos, los investigadores vieron que, entre los amigos, había conjuntos de genes que compartían con más frecuencia que otros.

Entre los primeros, uno de los más intrigantes es un grupo de genes que intervienen en el desarrollo y expresión del sentido del olfato. Aunque en desuso, al menos a nivel consciente, la capacidad de oler ha sido clave en la evolución humana. Aún hoy, varios estudios han señalado que somos capaces de diferenciar a los amigos de los enemigos por el olfato. Oler igual o de la misma forma podría ser una ventaja evolutiva.

Sin embargo, hay otros genes en los que los amigos difieren mucho más de lo que deberían si hubieran sido escogidos al azar. Es el caso de un conjunto que interviene en varios procesos del sistema inmunológico. Los autores sugieren que, al elegir amigos que han desarrollado diferentes defensas contra los patógenos, el riesgo de contagio se ve reducido. De nuevo, la selección natural.

MATRIMONIO POR GENÉTICA

La unión de dos sistemas inmunes diferentes parece que otorga una nueva ventaja evolutiva. Recientemente, investigadores también estadounidenses realizaron otro estudio similar pero esta vez con matrimonios. Vieron que una de sus mayores diferencias genéticas se daba en los genes que expresan aspectos del sistema inmunitario.

Pero en su caso, en el que analizaron el ADN de más de 800 parejas, comprobaron también que, como los amigos, los esposos comparten demasiados genes como para que se deba al azar. De hecho, al compararlos con otras parejas escogidas aleatoriamente, éstas presentaban menos homofilia.

¿Significa todo esto que la amistad o el amor están determinados por nuestros genes? No tanto. En el caso de los esposos, los investigadores vieron que el hecho de tener los mismos estudios eran un factor más relevante que el compartir unos cuantos genes de más en la elección de pareja.

En cuanto a los amigos, el estudio concluye sin descartar que "hayamos evolucionado hacia una predilección por la homofilia una vez que empezamos a interactuar socialmente con extraños más a menudo". Vamos, que son las ventajas de la amistad las que podrían haber afectado a nuestros genes y no al revés.