'Charlie Hebdo' en España: mil ejemplares originales y una traducción al español

'Charlie Hebdo' en España: mil ejemplares originales y una traducción al español

REUTERS

Charlie Hebdo nunca tuvo tanto reclamo en España. Los apenas 40 ejemplares que se distribuyen por todo el país han pasado habitualmente desapercibidos hasta que la semana pasada dos terroristas irrumpieran en la redacción de la revista satírica francesa y acabaran con la vida de su director y de tres de sus dibujantes.

Desde entonces el reclamo es total. En Francia el primer número tras los atentados, publicado justo una semana después, ha requerido de una tirada de cinco millones de ejemplares frente a los 60.000 que distribuía normalmente, debido a que han volado en las primeras horas del día.

En España, la distribuidora SGEL, encargada habitualmente de hacer llegar esta revista a los puntos de venta, ha recibido mil ejemplares para su distribución por todo el país. Un número que se antoja pequeño ante el interés que ha despertado tras los atentados.

"Queremos muchos más y hemos pedido muchos más", explica uno de sus responsables a El Huffington Post, quien añade que, por el momento, deberán conformarse con esa tirada.

SGEL ha establecido sólo seis puntos de venta en España, donde se venderá este número a un precio de 3,50 euros: Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante, Mallorca y Girona.

Según explican en la distribuidora, a Barcelona llegarán los primeros ejemplares el viernes por la noche, mientras que el resto de puntos de venta deberán esperar hasta el sábado o el domingo.

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Para quien no lleve bien el francés, antes del viernes Charlie Hebdo publicará en su web una versión en español, de cuya traducción se ha hecho cargo el humorista gráfico Carlos Romeu, gracias a la mediación de Reporteros Sin Fronteras.

"Ha sido doloroso", explica Romeu en declaraciones a El Huffington Post tras terminar la traducción, para la que sólo ha contado con 48 horas para abordar "una gran cantidad de trabajo".

A finales de los años 70, Romeu llegó a conocer a Wolinski y a Cabu, dos de los dibujantes asesinados el pasado miércoles. Cuando se enteró del atentado, reconoce que sintió "una pena muy grande, un disgusto y un poco de asco".

Pero eso no le ha afectado en su labor de traducción. "En parte es mi homenaje a esta gente. Es una alegría porque aún tienes prestigio y te dan trabajo, pero es un trabajo más que hay que hacer porque hay que vivir", asegura cuando se le pregunta qué sintió realizando esta labor. "Si estás traduciendo como un loco, lo único que haces es traducir. Tienes que seguir siendo un profesional siempre", añade.

De madre francesa, Romeu admite que se armaba "líos" con la traducción porque tiene "problemas para emplear una sola lengua". "Cuando estaba muy cansado tenía que parar y a veces me encontraba que estaba escribiendo en francés y no valía", recuerda.

Tampoco fue fácil abordar algunos chistes porque, aunque dice tener "el culo pelado de hacer chistes tras 33 años", no ha podido traducir algunos juegos de palabras como los contrepèteries, en los que se intercambian las letras de una frase para que quede otra casi igual pero con diferencias importantes. "Si te empiezan con cosas de estas, ya te han matado. Me he encontrado con dos o tres en los que he puesto un interrogante", asegura. En ese caso, explica, es la oficina central de París la que se encarga del chiste y decide si se publica o no.

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