La misma película sin final

La misma película sin final

EFE

España sigue en busca de Gobierno. Los ciudadanos consumen esta dramedia con una mezcla de ansiedad, hastío, expectación y morbo. Y al calor del verano, el país vive instalado en la normalización de la confusión prepactos.

Este miércoles estaba destinado a aclarar el panorama, a despejar dudas, en allanar un poco el camino a La Moncloa. Pero nos despedimos de él con mayor dificultades para formar Gobierno. Frente a frente. El líder del PP, Mariano Rajoy, se ha reunido con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados para sondear una posible investidura y, al final, la vida sigue igual.

El presidente en funciones llegaba al Palacio de la Carrera de San Jerónimo con la idea de que el PSOE acabará cediendo, que se abstendrá ante el miedo a unas terceras elecciones. Por eso, Sánchez ha sido el último líder en ser convocado en esta primera ronda de reuniones a menos de una semana de que se constituyan las Cortes Generales.

El calendario es el siguiente. El próximo martes echará a andar el nuevo Parlamento y se elegirá a los presidentes del Congreso y del Senado. Será el turno entonces de la ronda de consultas del rey y la designación de un candidato para la investidura. En La Moncloa barajan que la sesión para escoger nuevo jefe del Ejecutivo sea a finales de julio o principios de agosto.

La noche del 26 de junio en Génova saltaban literalmente de alegría al haber aumentado a 137 el número de diputados -catorce más que el 20 de diciembre-. Por detrás quedaban PSOE (85), Unidos Podemos (71) y Ciudadanos (32). Rajoy pensó: solo hay que esperar y que los socialistas se abstengan.

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EL "A DÍA DE HOY" DE SÁNCHEZ, LA "REFLEXIÓN" DE RAJOY

¿Y qué se han dicho este miércoles? Sánchez le ha trasladado que “a día de hoy” su partido mantiene su voto contrario a la investidura y que debe intentar esa mayoría con aliados naturales de la derecha. Ahí el PSOE señala a Ciudadanos, CDC, PNV y Coalición Canaria.

Esa matización en el tiempo hecha por Sánchez ha sido interpretada como una puerta abierta a la abstención. Pero esa sensación no la ha tenido el jefe del Ejecutivo, que en rueda de prensa posterior ha recalcado que el mensaje del socialista ha sido de “no”. El popular ya recibió esa respuesta del secretario general del PSOE después del 20 de diciembre, pero en aquella ocasión fue en una reunión muy breve. Hoy la cosa ha fluido un poco más en lo personal y han aguantado en la misma sala cerca de una hora y veinte minutos.

Ese “no” llegaba a la vez que fuera del Congreso el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, anunciaba que se abstendría en una segunda votación de investidura de Rajoy y permitiría así que se forme un Gobierno en minoría. Esta opción solo facilita el Ejecutivo si el PSOE también se abstiene en segunda ronda. Rajoy a día de hoy solo cuenta con sus 137 diputados, no ha logrado sumar ‘síes’ durante estas semanas. Y para ser presidente del Gobierno en primera ronda hacen falta 176 de los 350 diputados. En un segundo intento valdrían una mayoría simple -más síes que noes-.

El movimiento de Ciudadanos significa mayor presión para el PSOE, pero a la vez tampoco hace sumar el marcador de Rajoy para obtener el puesto. El popular sigue en la casilla 137, no puede jugar con 169 en su equipo. Ese número sería casi infalible. Ha reconocido que con la abstención de C’s no llega para garantizar la gobernabilidad del país.

Rajoy se enfrenta a un escenario más complicado hoy que ayer. Es verdad que el “no” ya lo habían oficializado los socialistas en su Comité Federal el pasado sábado. Lo que pasa ahora es que se ha escenificado y el presidente en funciones se encuentra con que públicamente debe buscar otro camino al de la abstención del PSOE.

El dirigente del PP quería llegar con los votos asegurados a la investidura. En la fallida legislatura declinó la oferta del rey a presentarse al no contar con el respaldo suficiente. Él ha dicho este miércoles que aspira a la investidura, que quiere presentarse, que aceptaría el encargo. Pero ha destapado otro frasco: “Si tuviera la certeza total de que es imposible ser investido, abriría un período de reflexión con todos”.

La palabra “reflexión” incluye todas las posibilidades: ¿no presentarse? ¿Dejar que lo intente otro de su partido? ¿Buscar nuevos líderes que puedan llegar a acuerdos? Todo eso recuerda a los días posteriores al 20 de diciembre.

Lo que todos los líderes repiten constantemente es que no se debe ir a otro periodo electoral. El PP intenta presionar al PSOE diciendo que si no facilita el Gobierno, habrá que ir a las urnas. Y, a pesar de que todos lo rechazan, las cuentas no le salen a nadie, por lo que esa posibilidad sube puntos desde este miércoles.

En esta oda a la confusión, esta jornada ha vuelto a reaparecer la posibilidad de que Sánchez intentara la investidura. El sábado dijo que “somos y seremos” la oposición ante la cúpula de su partido, aunque en el seno del PSOE algunos creen que puede intentarlo. De hecho, algunos le animan como es el caso de Miquel Iceta (Cataluña), Luis Tudanca (Castilla y León) y Francina Armengol (Balears). En cambio, otros como Susana Díaz (Andalucía) tildan de “pesadilla” esa posibilidad.

Sánchez ha dicho que ahora lo debe intentar Rajoy, que a él le toca desplegar una negociación “seria” y sin “amenazas” con los partidos de derechas. No ha rechazado en la rueda de prensa la posibilidad de presentarse, ha evadido la respuesta y ha comentado que el PSOE siempre estará en la “solución”. Más fiesta para las sombras de la duda: una puerta abierta a la abstención por ese “a día de hoy” y otra a un segundo intento si el candidato del PP cae. Desde Podemos llevan días alentando al PSOE a que intente La Moncloa y también se ha sumado a ese coro el Partido Demócrata Catalán, cuyo portavoz, Francesc Homs, se reunió en secreto este martes con Rajoy.

La España del 13 de julio sigue igual que la del 26 de junio. Y hoy, todavía más confundida. La misma película… sin final.