La fratricida guerra por la izquierda del PSOE

La fratricida guerra por la izquierda del PSOE

EFE

No hay marcha atrás. El PSOE ha explotado. Un partido dividido, hundido electoralmente, que parece desvanecerse. Y, sobre todo, dolido. Ya no son oscuros movimientos en los pasillos del poder ni maniobras tras aterciopeladas cortinas ni aleteos palaciegos. Lucha a cara de perro.

Los críticos han estallado tras los resultados en las elecciones gallegas y vascas y la posterior propuesta del secretario general, Pedro Sánchez, de convocar unas primarias exprés en octubre para elegir al líder del partido y posicionarse respecto a la formación de Gobierno en España.

Para muchos es un simple intento de Sánchez de blindarse en el despacho grande de la calle Ferraz y de no afrontar la grave crisis del socialismo ante los electores. Ese es el movimiento que ha desencadenado todo. Pero en estas luchas hay mucho de carnal, de sentimientos. Y, según varias fuentes críticas consultadas por El Huffington Post, han dolido especialmente las palabras de Sánchez sobre que quiere un partido de izquierdas y no uno subalterno del PP, apuntando que sus rivales internos son proclives a facilitar el Gobierno del Partido Popular y tienen una postura más cercana a la derecha.

A POR LAS BASES

Sánchez pronunció este lunes frases como: "Hablamos de una decisión trascendental para el PSOE. Si nos abstenemos, el PSOE se posicionará en una situación subalterna respecto al PP y no quiero eso para el PSOE y para la izquierda de mi país. Por eso defiendo que tenemos que intentar liderar una alternativa de gobierno de cambio con todas las fuerzas". En este sentido, dijo querer “un PSOE claramente de izquierdas y diferenciado del PP, con capacidad de diálogo y con un proyecto fuerte, unido y autónomo de la derecha política y económica".

En los sectores contrarios a Sánchez, se han interpretado estas palabras como un intento de situarse más a la izquierda de los barones para ganarse a las bases del partido. Históricamente los militantes del PSOE han estado más a la izquierda que sus cuadros dirigentes.

El plan de Sánchez pasa por esas primarias el 23 de octubre en las que votarán los casi 200.000 militantes del PSOE. Ellos tendrán la última palabra. El madrileño fue el primer secretario general elegido por las bases -antes se hacía mediante delegados-. Y en Ferraz piensan que los militantes están con ellos. Una mala imagen de los barones les beneficia.

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El propio Sánchez dijo que los críticos tenían que hablar ya “claro” y decir si querían abstenerse. La hora de retratarse porque existe un debate “ideológico” dentro del partido. “¿Por qué llaman reflexión a lo que es una abstención?”, se preguntaba el líder socialista durante una entrevista este martes en la Cadena Ser.

"JUEGA A DIVIDIR A LOS SOCIALISTAS"

Esta estrategia ha provocado la ira de los críticos, tanto en privado como en público. Un miembro de la Ejecutiva contrario a Sánchez comenta a El Huffington Post que esas palabras son “irresponsables e imprudentes”. “Un líder no puede jugar a dividir entre más socialistas y menos. Es populismo”, comenta una persona que estuvo en la tensa reunión de este lunes de la Comisión Permanente de la Ejecutiva en la que Sánchez expuso su propuesta. Otro crítico con Sánchez advierte de que “es tradición de los socialistas menos izquierdistas acusar de falta de izquierdismo a los que considera adversarios”.

Las palabras de Sánchez fueron irresponsables e imprudentes

Ante los micrófonos también han querido luchar contra este argumento dos de los pesos pesados del socialismo: Guillermo Fernández Vara y Susana Díaz. El extremeño ha dicho que “el colmo ha sido decir que él quiere un PSOE de izquierdas”. Y los demás de qué lo queremos, se preguntaba, a la vez que decía que en su comunidad aplica medidas “de izquierda izquierda”.

Sobre esta lucha por el carácter de izquierdas del PSOE, la presidenta andaluza ha lanzado contra Sánchez: "La salida no es nunca acusar a unos compañeros u otros de ser subalternos del PP, me parece que ningún socialista lo es, ni nadie quiere serlo y mucho menos el PSOE de Andalucía, que está además en primera línea de la batalla con el PP".

Y le ha recordado al líder, como un dardo directo, que en Andalucía el PP es el "subalterno" del PSOE "porque está en la oposición y está en la oposición porque le hemos ganado las elecciones y bien y creo que eso es lo que debería pasar en toda España". Desde que se iniciara el enfrentamiento entre los dos líderes de manera soterrada hace algo menos de dos años, el PSOE andaluz siempre ha vendido que es el ejemplo de partido de izquierdas que puede hacer frente a la derecha en las urnas y ganarle con claridad.

En Ferraz creen que esta idea ya no se sostiene después de haber perdido contra los populares en las generales del 26 de junio. Y en San Vicente opinan que se vende injustamente la idea de que Díaz haría una gran coalición con Rajoy. En la imagen de Díaz dentro del socialismo no han ayudado precisamente en los últimos tiempos las apelaciones constantes del PP para que ponga orden en su partido.

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Susana Díaz

"EL RIESGO DE DESAPARECER"

Sánchez sabe que su discurso conecta con las bases y sigue instalando en el “no’. Su postura es ir a las primarias identificándose con esa postura frente a la abstención. “Me parece legítimo y no les voy a tachar de ser de derechas, yo no reparto carnés de socialistas, lo que digo es que es un debate de fondo", ha recalcado.

Detrás de Sánchez están las federaciones más proclives a pactar con Podemos un Gobierno alternativo, como son Baleares, Cataluña y País Vasco. Desde Barcelona, Miquel Iceta ha respaldado este martes las tesis del secretario general y ha dicho que si el PSOE llega a cualquier pacto con el PP para facilitar el Gobierno, "no sólo retrocedería sino que correría el riesgo de desaparecer".

La comparecencia del lunes de Sánchez servía para dibujar una guerra de dos modelos del PSOE en función del grado de izquierdismo. Los críticos se están organizando para frenar esta batalla congresual en el Comité Federal del próximo sábado, que decidirá si se celebran las primarias o no. El escenario que ha ideado Ferraz es el peor para que algún crítico intente llegar a la Secretaría General: ¿Puede ganar una consulta alguien que desafíe al líder -con la consiguiente imagen de deslealtad- para pedir dejar que Rajoy gobierne?

Y todos acusan a todos de usar la ideología y el carné de socialista para verdaderamente luchar por los puestos de mando. Un debate que no es nuevo, sino que irrumpió casi desde el mismo momento en el que Sánchez cogió las riendas del socialismo en el verano de 2014.

Su ascenso a lo más alto del PSOE se produjo tras la dimisión de Alfredo Pérez Rubalcaba por los malos resultados de las elecciones europeas de 2014. Aparecía entonces el monstruo de Podemos, que pronto se convirtió en la peor pesadilla de los socialistas. Sánchez fue el elegido en aquella histórica consulta de todos los militantes. Un joven diputado, economista, abanderado en temas de regeneración.

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Desde el minuto uno intentó liberarse de las mochilas de la vieja guardia, pero esto le provocó precisamente un distanciamiento con figuras como José Luis Rodríguez Zapatero. Se extendió el debate. Unos le acusaban de intentar parecerse demasiado a Podemos, otros de no ser los suficientemente duro contra los morados, otros de no tener agallas para ir de la mano de Pablo Iglesias frente a la derecha.

Este mismo martes en una reunión interna los críticos con Sánchez se han impuesto durante sus intervenciones. Una señal de poder. Pero también le sucedió lo mismo al laborista Jeremy Corbyn con los suyos en Westminster y acabó ganando el congreso gracias al apoyo de las bases.

Sigue la guerra fratricida por la izquierda del PSOE. La batalla del carné.

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