Algo huele a podrido en TVE

Algo huele a podrido en TVE

Tengo la impresión, ante los caducos y casposos fichajes de TVE, de que se pretende acabar con la televisión pública estatal. Habría que remontarse muy atrás para superar el olor a podrido que supura.

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Entre las lacras exhibidas sin ningún reparo por el vigente Gobierno a lo largo de la legislatura, siendo estas muchas y de varia condición, creo que la más llamativa es la de la radio y televisión públicas, que además había tenido en las dos legislaturas anteriores una digna gestión, tanto en su programación como en sus espacios informativos. La audiencia de La 1 de Televisión Española se situó el pasado mes de abril casi en su mínimo histórico y a varios puntos de los canales privados.

El último y esperado fracaso de TVE ha sido la emisión del programa de José Luis Moreno La alfombra roja Palace (220.000 euros por gala), tras el cual se nos viene encima la contratación de Los Morancos con su peculiar y rancio sentido del humor, muy similar al estilo de país al que pretende dirigirse Esperanza Aguirre, que cuando fue presidenta de la comunidad de Madrid marcó la pauta de lo que una televisión pública (TeleMadrid) no debe ser. (Se supone que el trasvase de directivos y profesionales a TVE se hizo con el objeto de aplicar a mayor escala lo que ya era un desaguisado autonómico.)

El coste del programa/concurso de Los Morancos se cifra en 38.000 euros por edición, y entre las cláusulas figura una mediante la cual, si no supera un 10% de share en cuatro días consecutivos, el presidente de TVE puede retirarlo de la parrilla. El Consejo de Administración de la corporación ha dado el visto bueno a un contrato que incluye 65 programas.

Aconsejo hagan las cuentas y compartan conmigo el deseo de que siga el mismo camino que Moreno, pues ese dinero lo pagamos todo,s y en lo que a mí respecta me parece una burda estafa de 2,5 millones de euros. A esa hay que añadir otra, también como consecuencia de un no menos rancio retorno. El de Bertín Osborne con En tu casa o en la mía, un programa que nos costará 70.000 euros semanales.

Tengo la impresión, ante tan caducos y casposos fichajes, de que se pretende acabar con la televisión pública estatal. Habría que remontarse muy atrás para superar el olor a podrido que supura.