Mi delito es por bailar chachachá

Mi delito es por bailar chachachá

No es que los españoles leamos más, sino que vivimos felizmente dentro de las páginas del Lazarillo de Tormes o en las de El Quijote. Ahora resulta que a Artur Mas no se le juzga por desobediencia y prevaricación, sino por el simple y valeroso hecho de "poner unas urnas", por demócrata, por defender la democracia.

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Foto: EFE.

Quizás sea cierto aquello de que los españoles leemos menos libros al año que la media de los demás europeos, pero en cambio nosotros honramos a nuestros clásicos de la literatura más y mejor que en ningún otro país de Europa. No es que los leamos, sino que vivimos plena y felizmente dentro de las páginas del Lazarillo de Tormes, del Guzmán de Alfarache, del Buscón de Quevedo y, por supuesto, de El Quijote de Cervantes: ahora resulta que a Artur Mas no se le juzga por lo que de verdad se le juzga --desobediencia y prevaricación--, sino por el simple y valeroso hecho de "poner unas urnas", por demócrata, por defender la democracia.

Aquí uno no puede dejar de rememorar aquel célebre pasaje en el que el Caballero de la Triste Figura libera a 12 galeotes, 12 presos condenados a remar en las galeras reales. Antes de liberarlos, Don Quijote quiso saber "de cada uno dellos en particular la causa de su desgracia". El primero le contestó que iba preso "por enamorado" (como aquel que dice que "por poner unas urnas").

--¿Por eso no más? --replicó Don Quijote--. Pues si por enamorados echan a galeras, días ha que pudiera yo estar bogando en ellas.

--No son los amores como los que vuestra merced piensa --dijo el galeote--; que los míos fueron que quise tanto a una canasta de colar atestada de ropa blanca, que la abracé conmigo tan fuertemente, que a no quitármela la justicia por fuerza, aún hasta agora no la hubiera dejado de mi voluntad.

Claro, con esta tradición literaria y vivencial tan rica y plena, lo raro es que entre nosotros todavía nadie haya dicho que a Correa, el del caso Gürtel, se le acusa "por emprendedor". Y a los cabecillas de los ERE de Andalucía "por generosos". Y al pequeño Nicolás "por imaginativo". En Cataluña, sin embargo, siendo en esto más cervantinos que en el resto de España, sí que algunos borbotean que al multimillonario y evasor clan de Jordi Pujol e hijos se les acusa nomás "por patriotas".

La ya mítica Orquesta Aragón de Cuba tiene un delicioso tema titulado "Señor juez". Allí, sobre los elegantes, melodiosos y muy hábiles acordes de la canción, el señor juez y el acusado intercambian pareceres cantados. A pesar de la divertida guasa de vodevil, al acusado, como a todos los acusados del mundo democrático, se le acusa por algo concreto y claramente estipulado en el código penal: la omisión del deber de socorro. Resulta que bailando el chachachá, a su pareja de baile "el corazón le falló", cayendo desmayada, ante lo cual, el acusado, lejos de alarmarse y llevarla al hospital, siguió gozando la fiesta. El juez le recrimina que "usted no le dio el auxilio, como el caso merecía", pero el estribillo de la canción le corresponde al acusado y dice así: "Señor juez, señor juez, señor juez...mi delito es por bailar chachachá".

Sin embargo, en la obra de Cervantes siempre hay más para nosotros. A Don Quijote le informaron que otro de los galeotes iba preso "por músico y cantor".

--Pues ¿cómo? --repitió Don Quijote--. ¿Por músicos y cantores van también a galeras?

--Sí, señor --respondió el galeote--; que no hay peor cosa que cantar en el ansia.

(...)

--No lo entiendo --dijo Don Quijote.

Mas una de las guardas le dijo:

--Señor caballero, cantar en el ansia es entre esta gente non santa confesar en el tormento. A este pecador le dieron tormento y confesó su delito, que era ser cuatrero, que es ser ladrón de bestias, y por haber confesado le condenaron por seis años a galeras, amén de doscientos azotes, que ya lleva en las espaldas.

Don Quijote, a pesar de que todavía un tercer galeote le dijo ir preso por poquito dinero, por apenas "diez ducados"... con los cuales "hubiera untado la péndola del escribano, y avivado el ingenio del procurador", a pesar de que le revelaron las mentiras de las palabras con que se auto-exculpaban los presos, persistió en la idea de liberarlos. Creía así hacer justicia de caballero andante desfacedor de agravios, y ni siquiera quiso escuchar a su escudero:

Advierta vuestra merced --dijo Sancho-- que la justicia, que es el mesmo Rey, no hace fuerza ni agravio a semejante gente, sino que los castiga en pena de sus delitos.

¿Conque por enamorados, por músicos y cantores, por apenas diez ducados...? ¿Conque por poner unas urnas...?

Aquello de don Quijote acabó mal y a pedradas. Esperemos que aquí, por el contrario, nuestros jueces juzguen en justicia a Artur Mas, eludiendo toda la maraña de eufemismos, sofismas y retóricas de trileros, y que entonces lo condenen o lo absuelvan de lo que de verdad sí se le acusa y no de lo que a él le gustaría. Que en ningún caso emulen la ligereza del juez de la Orquesta Aragón, quien después de tantos dimes y diretes de chirigota, acabó diciéndole al acusado: "Si fuera otra la razón, ya lo estaría encerrando, mas por bailar chachachá: ¡absuelto y siga bailando!".