Halloween, oportunismo e indignidad

Halloween, oportunismo e indignidad

Varias empresas norteamericanas han decidido aprovechar la crisis mundial por el virus del ébola para comercializar unos disfraces de 'enfermera antiébola'. Resulta inadmisible frivolizar con una epidemia que se ha cobrado cerca de 5000 vidas en África y que ha estado a punto de costarle la vida a Teresa Romero.

Cada año es mayor el numero de adeptos en España a sustituir nuestra histórica Fiesta de Todos los Santos, celebrada el 1 de noviembre, por la "noche de Halloween", emulando así una de las celebraciones más multitudinarias de Estados Unidos. Esta noche, miles las personas que se lanzarán a las calles disfrazados, la mayoría de las veces con atuendos relacionados con temas terroríficos, para disfrutar de la noche más tenebrosa del año.

Hace pocos días, nuestros analistas del Observatorio Enfermero del Consejo General de Enfermería de España detectaron, gracias a la colaboración de varias compañeras, las dudosas prácticas y el oportunismo de determinadas empresas norteamericanas que han decidido aprovechar la crisis mundial por el virus del ébola para comercializar unos disfraces que bajo la descripción de 'enfermera antiébola' representan un ejemplo de hasta dónde puede llegar la indignidad, el mal gusto e incluso el insulto hacia la profesión que mayor índice de riesgo asume a la hora de cuidar de los pacientes infectados de esta enfermedad. Una afrenta dirigida tanto hacia aquellos profesionales que ya se están jugando la vida en muchas zonas del mundo para atender a estos enfermos, como a quienes trabajan en los hospitales y centros de salud de toda España y que, sin estar en contacto ahora mismo con la enfermedad, no dudarían ni un solo segundo a la hora de atender a un paciente sospechoso de tener el virus.

Que una enfermedad como esta, que ya se ha cobrado la vida de casi 5000 personas y cuenta con más de 13000 infectados, según la OMS, se convierta en parte del negocio para algunas compañías ha desatado la indignación general de nuestra profesión en todo el mundo. Tal y como se informa en la web del Consejo General de Enfermería, en la publicidad que hemos detectado en Internet se pueden leer mensajes como "asegúrate de estar preparado ante un posible brote en tu fiesta de Halloween" o "este es literalmente el traje más 'viral' del año". Basta echar un vistazo a estos disfraces para experimentar un sentimiento de total indignación, cuando no repugnancia, y aunque existen versiones para cada género, el mayor desatino viene de la mano del traje de mujer que añade la coletilla sexy para variar.

Una festividad como Halloween no puede servir como excusa, una vez más, para promover una visión vejatoria y ofensiva hacia las profesionales sanitarios. Resulta patético y denigrante que se sigan trasladando este tipo de estereotipos sexuales a la sociedad, especialmente a los más jóvenes que son los que más han adoptado esta costumbre anglosajona en los últimos años.

Pero resulta aún más indignante el hecho de mezclar este atuendo sexista y denigrante con los trajes de protección frente al virus del ébola. Es inadmisible frivolizar de esta manera con una epidemia que se ha cobrado cerca de 5000 vidas en África y que ha estado a punto de costarle la vida a nuestra compañera Teresa Romero, mientras otros muchos profesionales sanitarios se enfrentan a este infección letal.

Afortunadamente parece que, de momento, este disfraz sólo está disponible en Estados Unidos y no llegará a nuestro país a no ser que se encargue a través de Internet. Hasta la fecha, las tiendas y distribuidoras con las que hemos contactado nos han asegurado que no van a venderlo bajo ningún concepto. No obstante estaremos vigilantes por lo que pueda ocurrir en el futuro.

Lamentablemente, esta no es la primera vez que las enfermeras sufren un desprecio de este tipo. Los disfraces vejatorios y obscenos de enfermeras siguen presentes en muchos actos y celebraciones, y están todavía disponibles en comercios. Estos suponen un atentado contra la dignidad de la mujer y una auténtica falta de respeto hacia la profesión sanitaria más cercana al paciente. Una profesión dedicada en cuerpo y alma a salva vidas, prestar cuidados y disminuir el sufrimiento de nuestros pacientes, todo ello a través de la evidencia científica.