Montserrat Roig, veinticinco años después

Montserrat Roig, veinticinco años después

No es fácil encontrar en castellano los libros de Montserrat Roig más allá de las librerías de viejo. Quizá este aniversario sirva para que algún editor inteligente se anime a reeditar su obra. Merecería la pena. Sus ideas permanecen vivas. Sus novelas continúan fijando el tiempo que, al escribirlas, ella deseó.

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Imagen: captura de pantalla de Youtube

Recuerdo perfectamente el momento en el que Rosa María Mateo anunció en el telediario del mediodía la muerte de Montserrat Roig, en Barcelona, a los cuarenta y cinco años. Era el diez de noviembre de 1991. El cáncer, una vez más, había ganado la batalla. Desde entonces, cuando releo alguno de sus textos, pienso lo que su carrera literaria hubiese dado de sí en todos estos años. Novelas, relatos, artículos, reportajes, entrevistas, ensayos, conferencias, obras de teatro... Quién sabe. Una pena, en todo caso. El trabajo de una mujer lúcida, comprometida, abierta, dialogante, feminista, viajera, inquieta, cosmopolita, muy estudiosa. Una mujer en constante movimiento que luchó mucho para convertirse en lo quería ser: escritora. Una escritora respetada. "No hay nada que te compense tanto como escribir", solía apuntar.

Leyendo Con otros ojos (Roca Editorial), la biografía que Betsabé García ha escrito sobre la autora catalana, esa lucha es una de las cosas que más conmueven. Lo consiguió. El público quería leer lo que escribía. Sus libros se vendían y alcanzaban varias ediciones, sus columnas del periódico eran recibidas con entusiasmo, sus historias se traducían del catalán original al castellano. Pero el camino del escritor nunca es fácil. No es suficiente con el talento. Hay que hacer muchas cosas, preparar a conciencia cada texto y estar (la mayoría de las veces) en el lugar adecuado y en el momento preciso. Encuentros y desencuentros, por así decir. Algunos de ellos se citan en esta biografía que se publica el año en el que Montserrat hubiese cumplido setenta años, veinticinco después de su temprana desaparición.

No es fácil encontrar los libros de Montserrat Roig (hablo de sus ediciones en castellano) más allá de las librerías de viejo. Quizá este aniversario sirva para que algún editor inteligente se anime a reeditar su obra. Merecería la pena. Sus ideas permanecen vivas. Sus novelas continúan fijando el tiempo que, al escribirlas, ella deseó. Su ensayo Noche y niebla: los catalanes en los campos nazis sigue siendo un trabajo descomunal (muy emotivo el capítulo que se dedica a esta obra y a su escritura en la biografía). Y sus últimos artículos para el diario Avui, recogidos en el volumen Última crónica. Diario abierto 1990-1991, son una delicia. Uno de sus mejores trabajos, ya con la muerte acechando (el último artículo está fechado justo el día antes de su muerte). En ellos refleja con maestría muchas de sus inquietudes: la desigualdad social, el feminismo, la política, las vidas comunes y corrientes (que, por cierto, nunca son tan comunes ni tan corrientes)... Y queda patente una de las mejores cosas que sabía hacer: captar el detalle, reflejar con palabras la realidad que podía encontrarse en esas historias de apariencia insignificante y que encierran en su interior casi todo el sentido de la vida. Las cosas elementales. Lo esencial. Lo que merece la pena observar para después narrarlo.

Ojalá que recordar los veinticinco años de su muerte y la publicación de esta cuidada biografía sirvan como disculpa para volver a la obra de Montserrat Roig, también para reeditarla. Si es que hacía falta alguna disculpa, vaya.