Ocho condiciones que tienen que darse en Reino Unido para que el Brexit sea un éxito

Ocho condiciones que tienen que darse en Reino Unido para que el Brexit sea un éxito

la situación en la UE no resulta atractiva: soporta la carga del euro, hace oídos sordos cuando los votantes se alzan contra Bruselas y lucha por lidiar con una crisis de inmigración sin precedentes. No me cabe duda de que muchos británicos mirarán hacia el Canal de la Mancha y pensarán: "Pase lo que pase ahí abajo, no quiero formar parte de ello".

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Las cartas sobre la mesa: estoy a favor de que Reino Unido permanezca dentro de la Unión Europea. Pero, aunque quiera que Reino Unido permanezca en la UE, entiendo el atractivo del Brexit. En una era de cambios económicos acelerados a escala global, una llamada alta y clara a "restaurar la soberanía" y volver a tomar el control es atrayente. El enfado a causa de la inmigración es generalizado en todo el Reino Unido, y con demasiada frecuencia se encuentra con respuestas condescendientes por parte de los líderes políticos y empresariales. Si piensas que restringir la inmigración es el mayor desafío político al que nos enfrentamos, el Brexit posee enormes atractivos superficiales.

Mientras tanto, la situación en la UE no es mucho mejor: soporta la carga del euro, que no funciona bien para muchos de sus miembros, hace oídos sordos cuando los votantes europeos se alzan contra Bruselas o Fráncfort, y lucha por lidiar con una crisis de inmigración sin precedentes. No me cabe duda de que muchos británicos mirarán hacia el Canal de la Mancha y pensarán: "Pase lo que pase ahí abajo, no quiero formar parte de ello".

Los que quieren que Reino Unido permanezca en la UE tienen que entender que el Brexit tiene su encanto, y que es algo que desestimamos en nuestro perjuicio. Los británicos son testarudos y saben que el Brexit es para siempre, no solo por Navidad. Puede que aquellos que se sientan tentados a votar para que Reino Unido abandone la UE no estén seguros de cómo será la vida después del Brexit, de la misma forma que los que opinan lo contrario no pueden saber con certeza qué le espera al país si permanece en la UE. Pero quieren pensar que Reino Unido puede triunfar y que la ruta trazada hacia un Reino Unido próspero, seguro y con confianza es navegable.

¿Qué tiene que pasar para que el Brexit sea la elección acertada para Reino Unido? Por suerte, sabemos mucho sobre este tema. Entre otras razones porque los defensores del Brexit ya han expuesto las numerosas ventajas que tendría la separación de Reino Unido: la libertad de elección de la que gozará el país una vez desate los lazos que lo mantienen unido a la UE y que se pueden explotar para su ventaja.

Así que aquí va mi lista de las ocho condiciones que tienen que darse para que el Brexit sea un éxito.

1. Que no haya evasión de capitales en las semanas y los meses posteriores al Brexit

Justo después de que se celebren las votaciones, las empresas con actividad en Reino Unido tendrán que tomar una decisión sobre si moverán o no los puestos de trabajo y las inversiones que tienen en el país hacia otros lugares de la UE para asegurarse de que siguen disfrutando del acceso al Mercado Único. El problema es que ellos, junto con el resto de nosotros, se encontrarán con una enorme incertidumbre: especialmente por el ritmo y los términos del Brexit (cuyas negociaciones durarán dos años) y el ritmo y los términos de cualquier nuevo compromiso con la UE una vez Reino Unido la haya abandonado (cuyas negociaciones durarán más de dos años). Debido a tales incertidumbres, no resulta sorprendente que alrededor de un tercio de las empresas -tanto extranjeras como con sede en Reino Unido- hayan declarado que reducirían sus funciones o que se reubicarían después del referéndum sobre el Brexit. Si Reino Unido quiere evitar la reubicación de la actividad empresarial a otros países de la UE, tiene que haber un plan concertado para dar seguridad a una desconcertante incertidumbre, y tiene que hacerlo rápido.

2. Que se asegure un nuevo acuerdo comercial con la Unión Europea

La clave para que Reino Unido prosperara al abandonar la UE sería que fuera capaz de cumplir con la afirmación de los defensores del Brexit que aseguran que la UE tendrá interés en ofrecerle a Reino Unido que tenga acceso al Mercado Único. Se ha debatido mucho sobre los términos en los que tendría lugar esta medida: desde las opciones noruega y suiza hasta la surcoreana y la albana. ¿Pero qué tipo de acuerdo estaría dispuesta la UE a dar a Reino Unido? Seguramente, y según argumentan los que apoyan al Brexit, dada la dependencia de la UE de los productos de Reino Unido, no rechazaría un acuerdo que causara autolesiones económicas.

En realidad, es posible que sí. De hecho, probablemente lo haga. Para pensar de otra manera habría que asumir que ciertas declaraciones -como las de Schauble, el ministro de Finanzas de Alemania, que insiste en que Reino Unido no podrá disfrutar del acceso al Mercado Único si abandona la UE- no son más que faroles previos al referéndum sobre el Brexit. También haría falta creer que la UE está preparada para decidir ofrecerle a Reino Unido, una vez que se haya separado, un acuerdo en el que se recojan los principales beneficios sin ningún coste. El porqué de que un grupo fuese a querer ofrecer mejores condiciones a los que no forman parte de él que a sus miembros no tiene explicación. Y mucho menos el porqué de que una Unión Europea en la que la mayoría de sus Gobiernos se enfrentan a un brote de populismo euroescéptico radical sin precedentes fuese apoyar tanto a fuerzas políticas anti UE en su propio país.

Se han malinterpretado las preferencias que han revelado Alemania y los Gobiernos de otros Estados miembros de la UE -que tanto valoran la integridad de la UE- hasta pensar que Reino Unido no pagará una gran multa por iniciar los trámites del divorcio. Lo que indica que hay una extraña contradicción en el razonamiento euroescéptico: las personas que creen que Reino Unido se ve constantemente frustrado por la intransigente UE de la que aún es miembro son las mismas que piensan que, en cuanto salga de la Unión, Bruselas le concederá un acuerdo de comercio de ensueño.

3. Que se dé una nueva apertura comercial al resto del mundo

La campaña a favor del Brexit defiende que una de las principales ventajas de abandonar la UE es la posibilidad de formalizar nuevos acuerdos comerciales entre Reino Unido y el resto del mundo.

Este argumento se basa en una serie de suposiciones. La primera es que vivimos en una época de expansión comercial. Pero no es así. La relación entre el comercio mundial y el PIB es más baja en la actualidad de lo que era en 2008. La segunda es que Reino Unido será un socio comercial más atractivo fuera de la UE que dentro. Y no será así. Los países que se planteen hacer acuerdos comerciales con Reino Unido lo harán por ganar acceso a un área equivalente únicamente al 8% de la población de la UE. La tercera es que el hecho de pertenecer a la Unión está frenando la expansión comercial de Reino Unido. Las pruebas al respecto no son muy sólidas. Desde la década de los noventa, las exportaciones de Alemania a China han aumentado en un 2300%, lo que se traduce en unos 70.000 millones de euros. Las exportaciones de Reino Unido representan la quinta parte de esa cifra. Reino Unido tiene un amplio margen para mejorar su pobre actividad de exportación, pero echarle la culpa a ser miembro de la unión comercial más grande del mundo de su escasa actividad comercial en este aspecto no es lo más acertado.

4. Que aumenten las inversiones y la productividad de Reino Unido

Los políticos y economistas que defienden el Brexit han sacado mucho provecho del crecimiento positivo y del aumento de la productividad que supondría desprenderse de las regulaciones de la UE después del referéndum. La ministra de Reino Unido Priti Patel afirma que "reducir a la mitad la carga que supone la legislación social y de empleo de la UE podría suponer una ganancia de 4.300 millones de libras para la economía del país y la creación de 60.000 puestos de trabajo". Aunque el instituto de investigación Open Europe argumenta que la desregulación que el Brexit podría materializar supondría un aumento de un 1,3% en el PIB de Reino Unido.

Dejando a un lado las cuestiones de conveniencia política de que Reino Unido se abra paso en el mundo con una estrategia competitiva basada en la carrera hacia el abismo, ¿es una explicación plausible de los beneficios que le aguardan? Lo dudo mucho. Porque Reino Unido ya es uno de los países más desregulados del mundo industrial avanzado (clasificado como el penúltimo país en regulación del mercado de productos y protección laboral de todos los países de la OCDE). Por lo tanto, es extremadamente cuestionable pensar que se puede sacar algo más antes de marcharse. Así que el hecho de que la "desregulación vía Brexit" sea el mecanismo primario centrado en la oferta por el cual los que quieren la separación vean a Reino Unido florecer fuera de la UE debilita severamente los argumentos económicos a favor del Brexit.

5. Que se produzca un descenso significativo en la inmigración

Si triunfa el Brexit, se deberá principalmente al atractivo que tiene como mecanismo para reducir la inmigración. Todas las miradas estarán atentas para ver cómo Reino Unido logra su objetivo en este aspecto después de salir de la UE.

Pero los que apoyan que Reino Unido abandone la Unión tienen concepciones contradictorias sobre la inmigración. Daniel Hannan, el exponente más elocuente a favor de la separación, asegura que actualmente los niveles de inmigración están "en equilibrio". Otros argumentan que se produciría y se debería de producir un descenso significativo del número de migraciones después del Brexit. Aun así, otros afirman que se permitiría que aumentara la inmigración proveniente de países que no formen parte de la UE (especialmente de la Commonwealth) después del Brexit, cosa que impediría poder calcular con claridad las cifras de inmigrantes netas.

Es probable que reducir la inmigración de manera considerable sea más difícil de lo que la gente cree. Siempre ha habido más inmigrantes de fuera de la UE que de dentro, aunque los que apoyan el Brexit presentan la perspectiva de que ese número siga creciendo aún más. Los países que han adoptado el polémico sistema australiano basado en puntos tienen más inmigración neta per cápita que Reino Unido. El hecho de dar criterios objetivos para que los extranjeros se cualifiquen para trabajar en Reino Unido fija el listón, pero no proporciona ningún control: si se pasa el examen, se puede entrar al país, y no se puede controlar cuántas personas de todo el mundo harán ese examen.

Y además, puede que la falta de mano de obra cualificada en Reino Unido implique que varias industrias acudan al Gobierno para conseguir acuerdos especiales para importar trabajadores inmigrantes; incluido el Sistema Nacional de Salud de Reino Unido, que actualmente contrata al 36% de los médicos y al 15% de los enfermeros del extranjero. Es posible que la política de inmigración posterior al Brexit implique ideas contradictorias: reducir las cifras generales, las industrias de apoyo que dependen de inmigrantes cualificados y buscar formas de controlar un sistema que prometió limitar las cifras, pero probablemente no lo consiga.

6. Que continúe la cooperación con la UE en áreas importantes para el interés nacional de Reino Unido

La campaña a favor de la separación insiste en que el Brexit no implicaría dejar de cooperar con la UE es aquellas áreas vitales para el interés nacional de Reino Unido. El país seguirá colaborando con sus antiguos socios de la Unión en la lucha contra el terrorismo, contra las redes criminales internacionales, contra el cambio climático y en la política exterior, entre otras.

Me da mucho miedo este pensamiento idealista. Si Reino Unido abandona la UE, abandonará los mecanismos de cooperación tales como la Orden de Detención Europea, que ha sido responsable de deportar a 6500 criminales de Reino Unido desde el año 2010. Dejará de ser miembro de la Eurojust, a través de la cual las investigaciones criminales de los Estados miembros proporcionan pruebas que tienen validez en los tribunales de Reino Unido, y perderá el acceso al sistema de información de Schengen, que permite que Reino Unido pueda participar en los intercambios de información con los Estados Schengen. Los acuerdos relacionados con el cambio climático a los que se llegue en Europa seguirán afectando a Reino Unido, pero el país no será más que un mero espectador.

El problema de querer un enfoque de "libre elección" para cooperar con la UE tras el Brexit es que malinterpreta el funcionamiento de la Unión. La UE, con esos rasgos bizantinos que la caracterizan, es fundamentalmente un sistema que compromete a sus miembros a cooperar por encima de una serie de cuestiones normativas. Si surge una crisis de inundaciones, se debate entre los ministros de Gobierno al margen de una reunión prevista sobre terrorismo. Es un sistema que permite el compromiso entre países, y compensaciones por encima de los informes, con el objetivo de conseguir dejar las cosas hechas en vez de intentar conseguir algo. Si Reino Unido abandona la UE, se le excluirá de ciertas formas de cooperación eficaces a las que solo pueden acceder los Estados miembros, incluso en esas áreas en las que recibimos con los brazos abiertos el hecho de formar parte de la Unión, en vez de rechazarlo.

7. Que no haya consecuencias para la integridad constitucional de Reino Unido

Sin tener en cuenta las consecuencias para la Unión Europea, si se concibe al Brexit como el responsable de fracturar la Unión, Reino Unido perderá mucha de su legitimidad política. En este punto hay una incertidumbre bastante significativa.

Es cierto que las encuestas indican que actualmente en Escocia las personas que quieren la independencia y que se celebre un segundo referéndum no son mayoría. ¿Pero de verdad pensamos que la celebración del referéndum sobre el Brexit -dirigido predominantemente por una mayoría de ingleses, que van contra las mayorías de Escocia, Gales e Irlanda del Norte que están a favor de que Reino Unido siga en la UE- no reanimaría las ganas de revisar la decisión que tomó Escocia en 2013 de permanecer en la Unión?

Y luego está Irlanda del Norte. El Acuerdo de Viernes Santo que puso fin a 30 años de violencia en el Norte de Irlanda es un acuerdo entre dos signatarios de la Convención Europea de Derechos Humanos, garantizada por la pertenencia a la UE. Si el Brexit fuera un preludio para que Reino Unido abandonara la CEDH, como sugirió Theresa May en su única intervención en un referéndum hasta la fecha, el Acuerdo de Viernes Santo tendría que ser reconstituido.

Sin embargo, la cuestión de la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda es bastante más preocupante. Es cierto que la Zona de Viaje Común (la Common Travel Area en inglés) lleva casi un siglo existiendo entre las dos. Pero el Brexit haría que esa frontera fuera una frontera exterior con una Unión Europea de la que Reino Unido ya no formaría parte, una decisión fomentada por la insistencia en restaurar el control de las fronteras del país. Incluso aunque los futuros líderes británicos quieran mantener el flujo de productos, servicios y personas sin controles a lo largo de la frontera de Irlanda del Norte con la República de Irlanda, la posibilidad de que los griegos, los húngaros y los búlgaros puedan volar a Dublín y entrar a Reino Unido sin ningún tipo de control fronterizo aumenta las probabilidades de que los líderes británicos se lo vuelvan a pensar. Aunque resulta difícil predecir cómo va a reaccionar a estos cambios las diferentes comunidades de Irlanda del Norte. Pero, a priori, no es la receta de la estabilidad y la continuidad.

8. Que el Brexit proporcione a Reino Unido un dividendo de gasto público

Los que hacen campaña para que Reino Unido deje de ser parte de la UE promete gran parte de los 8.300 millones de libras (10.500 millones de euros) que se ahorrarían en contribuciones netas al presupuesto de la UE. Argumentan que permitiría invertir unos 5000 millones de libras (unos 6300 millones de euros) en el Sistema Nacional de Salud y rebajar en un 5% el IVA de carburante nacional. Todo eso funcionaría partiendo de una base totalmente imposible: que la economía de Reino Unido no va a reaccionar de manera significativa a la decisión de abandonar la Unión Europea. En los últimos días, la mera posibilidad de que los defensores del abandono de la UE empataran en las encuestas con los defensores de la permanencia de Reino Unido en la Unión ha liquidado casi 100.000 millones de libras (casi 127.000 millones de euros) del valor del índice FTSE-100, que equivale a 12 años de contribuciones netas de Reino Unido a la UE. Prácticamente todos los economistas, organizaciones económicas internacionales o centros de investigación han previsto un golpe significativo para el PIB de Reino Unido y para las finanzas públicas tras el referéndum sobre el Brexit. Como indica Chris Giles en el periódico The Finantial Times, los economistas no siempre tienen razón, pero nunca han estado tan de acuerdo sobre algo como lo están sobre que el Brexit dañará materialmente la economía de Reino Unido. A la luz de estas pruebas aplastantes, el "dividendo del Brexit" que prometen los defensores de la separación no es más que una fantasía sin fundamentos.

En su conjunto, las probabilidades de que se dé alguna de estas ocho condiciones para que el Brexit triunfe no son muy elevadas. Las probabilidades de que se cumpla un subgrupo de ellas son reducidas. Y las probabilidades de que se den todas son prácticamente nulas.

Lo más extraño del Brexit es que, por muy ardientes que sean nuestras convicciones antes del referéndum, después de que se celebre la votación para abandonar la UE los británicos tendremos que esforzarnos para que funcione. Pero los milagros no existen. Independientemente del atractivo que pueda tener despojarnos de las frustraciones, los compromisos y la burocracia kafkiana de la Unión Europea, es difícil eludir la conclusión de que el referéndum sobre el Brexit que se celebrará la próxima semana será un acto de autolesión económica que perseguirá y dañará a Reino Unido durante muchos años.

Stewart Wood es parlamentario del Partido Laborista y ex ministro del gabinete en la sombra

Este artículo fue publicado originalmente en la edición de Reino Unido de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.