¿Está cambiando (por fin) la publicidad?

¿Está cambiando (por fin) la publicidad?

Esta semana, la vuelta al cole ha venido cargadita de campañas con nuevos referentes. Mujeres de distintas tallas, razas y actitudes se han contoneado ante nosotros en ropa interior, con tacones, zapatillas, pelo en el sobaco, sin maquillaje, comiendo, saltando y haciendo las delicias de las redes sociales que lo han celebrado con comentarios de todo tipo. Nos gusta, nos pone y nos conmueve ver representada la diversidad del cuerpo femenino y no sentirnos bichos raros por no encajar dentro de un canon. Y cuando las cosas se hacen bien, es de recibo decirlo. Olé.

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Esta semana, la vuelta al cole ha venido cargadita de campañas con nuevos referentes. Mujeres de distintas tallas, razas y actitudes se han contoneado ante nosotros en ropa interior, con tacones, zapatillas, pelo en el sobaco, sin maquillaje, comiendo, saltando y haciendo las delicias de las redes sociales que lo han celebrado con comentarios de todo tipo. Algunas personas miran con desconfianza estos avances y sólo ven triquiñuelas para seguir colándonos las mismas trampas de siempre. ¿Estamos ante un cambio real de la representación de la mujer en la moda? Y lo que es más importante, ¿debemos celebrarlo?

Acostumbradas a ver en todas las editoriales el mismo tipo de figura femenina (delgadísima, blanquísima, jovencísima y tristísima) no es de extrañar que ante estas imágenes estemos dando saltos de alegría y compartiéndolas a troche y moche con todos nuestros contactos, yo la primera. Desde luego hay que celebrar dos cosas: una, que tenemos voz y nos escuchan. Sabemos que nuestras quejas y peticiones de un cambio en las modelos llegan a alguna parte. ¿Cuántas veces nos han dicho eso de "no habléis mal del anuncio porque les da más publicidad"? Aquí tenemos la prueba de que sirve para algo. Y otra, que nos gusta, nos pone y nos conmueve ver representada la diversidad del cuerpo femenino y no sentirnos bichos raros por no encajar dentro de un canon. Y cuando las cosas se hacen bien, es de recibo decirlo. Olé.

Ahora bien, enviadas las felicitaciones a quien corresponda, tampoco hay que relajarse y pensar que ya está todo hecho, porque el sueño se desvanece cuando traspasas la puerta del local cantando el She's a lady comiendo patatas fritas o accedes a su tienda online. Allí, los maniquíes dejan de ser curvys, divertidos y diversos, y la variedad de tallas sigue siendo escasa y limitada (no en vano, muchas chicas han apuntado que la modelo curvy del anuncio de H&M va en ropa interior porque no ha encontrado nada de su talla).

Sin dejar de tener presente lo que aún queda por hacer, es bueno valorar lo positivo de las nuevas campañas publicitarias para animar a otras marcas a hacer lo mismo.

Analicemos con detenimiento el boom de la moda curvy. ¿Son útiles estas campañas o sólo sirven para abrir otro nicho de mercado? No cabe duda de que hacer visibles todos los tipos de cuerpos ayuda a normalizarlos, pero para que exista una integración real, convendría eliminar estos adjetivos y realizar campañas que no especifiquen si son para mujeres curvys, plus-size o petite, porque la etiqueta puede tener el efecto contrario: recalcar aún más la idea de que está fuera del canon, que estamos ante una anomalía. Lo realmente integrador sería mezclar en una misma editorial mujeres con distintos cuerpos sin dar explicaciones ni aprovechar el tirón mediático anunciando a bombo y platillo que se trata de algo excepcional.

Lo mismo ocurre con el tallaje en la tienda cuando se separan una tallas de las otras por secciones. El premio a la integración mal entendida se lo lleva la firma Mango, que no sólo ha creado una marca con un nombre distinto, "Violeta", para estas mujeres que gastan más de la 42, sino que las envía a un local diferente. El mensaje que les llega es "no puedes entrar en nuestras tiendas porque aquí no hay ropa para ti, pero como no queremos perder la venta, te abrimos otra". El caso de Zara, que amplía su tallaje hasta la XXL, también está muy bien, pero hasta que no veamos esas tallas en sus editoriales, el cambio no es del todo efectivo. Tampoco hemos de olvidarnos del controvertido asunto de las condiciones de fabricación. Estas grandes cadenas de fast fashion a menudo están involucradas en conflictos de carácter ético en los países de producción por las condiciones de trabajo y por la contaminación que generan sus fábricas.

Sin dejar de tener presente lo que aún queda por hacer, es bueno valorar lo positivo de estas nuevas campañas para animar a otras marcas a hacer lo mismo. Justo ayer me llegaba un tuit que aplaudía el nuevo anuncio de Multiópticas. Después de la que le liamos por aquello de "Ten la increíble sensación de estrenar todas las veces que quieras" , parece que la marca ha recogido nuestras opiniones y se ha puesto las pilas. Bravo Multiópticas. Bravo H&M. Bravo Oysho. Nos alegra este cambio y lo celebramos porque estamos dispuestas a apoyar a quienes lo hacen bien. Una última sugerencia a las marcas de lencería para próximas campañas: las mujeres mayores de 30 también llevamos bragas... Gracias.