Hasta siempre, Carla

Hasta siempre, Carla

Era la líder de un proyecto, superó a un marido que la amenazó de muerte, un cáncer y además crió un hijo, más todo lo que hizo por todas las mujeres. Por fin encontró a un nuevo hombre en Galicia, quizá su media naranja... cómo es la vida. Ella iba a darle la sorpresa a él, nos cuentan... Pero el tren de Santiago descarriló. Carla y su hijo de 13 años (aún recuerdo su sonrisa) ya no nos acompañan... Estaban en la lista de los 78 fallecidos. Lo que hiciste por decenas de mujeres jamás lo olvidaremos ni lo olvidarán.

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Aún recuerdo su cara cuando vino a pedir ayuda al camerino en un concierto de Albacete:

"¿En qué te podemos ayudar?", pregunté.

"Somos una Asociación un poco extraoficial, salvamos mujeres, nos llaman de emergencia amenazadas de muerte por sus novios o exmaridos, cojo un coche, me pago la gasolina, las recojo en la otra punta de España y las cambiamos de ciudad para que empiecen una vida nueva. A veces llegamos a tiempo, otras no. Hay gente que critica nuestro método pero el resultado son mujeres vivas", me dijo contundentemente.

Carla tenía esa luz en la mirada que sólo tiene la gente auténtica, era una luchadora con halo.

"¿Qué harías si pudieras pedir un deseo para tu fundación?", le dije.

"Me gustaría tener una furgoneta de 9 plazas para poder transportar más mujeres amenazadas, en mi coche no cabemos y está muy viejo", me respondió.

Y le donamos una furgoneta que elegí personalmente en un km 0 de la carretera de Toledo. Esto no tiene ningún mérito. Yo pongo un instrumento que en sí mismo es inútil si ella no pone la batalla, el trabajo, la furia devorando kilómetros en pos de poder salvar una vida más en cualquier punto de España cuando sonaba su teléfono. Esa era Carla a sus 33 años. Qué manera de guerrear en positivo...

Uno de los días más felices de toda mi vida fue cuando me escribió un email al año siguiente narrándonos las vidas que había salvado esa furgoneta (ya ves, las que había salvado ella más bien), los hijos que se habían mareado y vomitado en ella, las lágrimas vertidas en los asientos y mil historias, dramas de mujeres huidas amenazadas que sólo quieren empezar de nuevo en otro lugar y recuperar la esperanza de vivir y la autoestima arrasada. Carla conducía la furgo y dirigía la Asociación La Mujer es Una Diosa, de la que luego me hicieron padrino y socio de honor. El honor ha sido mío de que la vida me cruce con gente como ella, su hijo y todas esas mujeres de la Asociación, cada cual con una historia increíble detrás y con quienes tuve el privilegio de cruzar impresiones en varias ocasiones y tomar té en su casa. "Se acabaron las lágrimas" era su himno. Cada Navidad le enviábamos a Carla desde la Fundación Dame Vida una caja de embutidos con un jamón porque todas esas mujeres (más de 30 repartidas en diferentes casas de acogida) celebraban la Navidad con legumbres y botes de comida que les donaban algunos supermercados. A mí se me caía el alma a los pies de ver cómo no tenían un chorizo, fuet, jamón o queso en una fecha tan señalada, al menos en Nochebuena, así que me iba al Macro, cargaba un carro, hacíamos las cestas en la Fundación y las enviábamos, la última hace tan sólo 7 meses, lo recuerdo con una ilusión tremenda. Carla siempre nos lo agradecía. Era la líder de un proyecto, superó a un marido que la amenazó de muerte, un cáncer y además crió un hijo, más todo lo que hizo por todas las mujeres. Por fin encontró a un nuevo hombre en Galicia, quizá su media naranja... cómo es la vida. Ella iba a darle la sorpresa a él, nos cuentan...

Pero el tren de Santiago descarriló. Carla y su hijo de 13 años (aún recuerdo su sonrisa) ya no nos acompañan... Estaban en la lista de los 78 fallecidos. Lo que hiciste por decenas de mujeres jamás lo olvidaremos ni lo olvidarán. Lo que luchaste por ellas, por conseguir fondos, por hacer el mercado de artesanía... Parece increíble cómo la vida a veces se ceba con la gente que lo da todo y perdona a los que hacen el mal, roban y matan.

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En esta foto me invitaste a un té en vuestra casa de acogida en Levante. Y así te recordaré siempre, porque para mí sigues con nosotros, siempre conduciendo tu furgoneta verde, transformando los palos de la vida en energía positiva y sonrisas, en nuevos retos. Gracias por estos maravillosos años, Carla. Muchas, muchas gracias.

Desde aquí, invito a toda la gente a vivir cada momento como si el mundo se acabara en dos horas, a exprimir los ratos, a devorar los instantes, a intentar ser felices, a querer a los queridos y a abrazar a vuestros padres, hijos, hermanos y amigos. La vida es un charco al sol...

Este post se publicó originalmente en el perfil en Facebook del autor. El texto se hizo viral, con más de 59.000 me gusta y 32.000 compartidos.