¿Por qué es difícil creer a Israel cuando dice que ha intentado minimizar el número de víctimas civiles?

¿Por qué es difícil creer a Israel cuando dice que ha intentado minimizar el número de víctimas civiles?

Ante tantas víctimas inocentes, es necesario decir lo siguiente claramente: el uso de fuego de artillería es una ruleta rusa. Las estadísticas reflejan este tipo de armamento siempre afecta los civiles de áreas densamente pobladas. Las fuerzas armadas de Israel lo saben.

De las difíciles noticias que han llegado de Gaza en las últimas semanas, hay dos especialmente dolorosas que me han llamado la atención.

La primera fue el bombardeo de una escuela de la ONU en Jabaliya, donde se habían refugiado un número importante de familias obligadas a dejar sus hogares. Al menos 15 civiles fueron asesinados y varias decenas fueron heridos. Israel aseguró que habían apuntado a una zona desde donde se estaba atacando a las fuerzas israelíes.

La segunda fue el bombardeo de un mercado lleno de gente en el barrio de Shuja'iya. En un momento donde hay muy pocas oportunidades para que los civiles puedan comprar comida y otros productos básicos, 16 personas fueron asesinadas y 200 fueron heridas. Se quemaron tiendas, casetas y mercancías.

Hubo contundentes críticas como respuesta al incidente, pero -al igual que en el pasado-, Israel defendió sus acciones, argumentando que estaba haciendo lo posible por dirigir sus ataques a milicianos e intentando evitar víctimas civiles.

Serví como comandante de tripulación en el cuerpo de artillería durante la Segunda Intifada, y me siento obligado a contestar esta afirmación hecha por Israel. Las imágenes, evidencias e informaciones sobre las recientes operaciones del ejército en Gaza -con más de 1900 muertes (un número que es posible que crezca cuando lea esto) y una gran cantidad de población sin hogar- muestran que Israel ha usado artillería pesada. Ese poder de fuego no se puede dirigir de manera controlada.

El fuego de artillería es un modo estadístico de hacer la guerra. Es lo contrario que el fuego de un francotirador. Mientras el punto fuerte de un disparo es su precisión, la fuerza de la artillería viene de la cantidad de proyectiles que se lanzan y el impacto de cada uno de ellos.

Al usar artillería en Gaza, Israel no puede afirmar que está haciendo todo lo posible para proteger a inocentes.

Lo cierto es que no se puede usar artillería pesada de manera precisa y no está diseñada para alcanzar objetivos específicos. Un proyectil estándar de 40 kilos no es más que una granada de largo alcance. Cuando explota, se supone que debe matar a cualquiera en un radio de 50 metros y herir a cualquiera en un radio de 100 metros.

Además, la humedad en el aire, el recalentamiento del cañón de disparo y la dirección del viento pueden provocar que algunos proyectiles mal dirigidos aterricen a 30, o incluso 100 metros de donde debían haber impactado. Ese es un margen de error enorme para un lugar tan densamente poblado como Gaza.

La imprecisión de este armamento es tan grande, que las fuerzas israelíes están obligadas a estar a 250 metros de tropas amigas para asegurar su seguridad -incluso si las tropas están bien protegidas-. En términos militares, esta distancia se denomina "zona libre del alcance de proyectiles".

En 2006, cuando se usaron por primera vez estos proyectiles en la Franja de Gaza, la zona libre del alcance de proyectiles para los civiles se redujo de 300 a los 100 metros. Poco después, un proyectil extraviado cayó dentro de la casa de una familia de Ghabeen, en Beit Lahiya, y mató a una niña llamada Hadeel e hirió a varios familiares.

En respuesta a esta y otras tragedias, las organizaciones de derechos humanos presentaron una apelación al Tribunal Supremo de Justicia Israelí para que pusiera fin a estar prácticas letales, y en 2007 el fiscal general anunció que no se utilizaría más fuego de artillería en la Franja de Gaza.

Pero sólo unos años después, durante la Operación Plomo Fundido, una gran cantidad de fuego de artillería fue utilizado en el corazón de la Franja de Gaza. Y hasta el reciente alto el fuego, durante la Operación Margen Protector, Israel ha lanzado miles de proyectiles en Gaza -causando un daño intolerable a los civiles y produciendo una gran destrucción-, cuyo alcance sólo podrá ser conocido cuando cese el fuego.

Es cierto que en algunos casos el ejército ha informado a civiles de ambos bandos. Y siento lástima por los soldados que han caído en esta operación, y siento lástima por el futuro de mi país y la región entera. Sé que mientras digo esto, soldados como yo han lanzado proyectiles en Gaza.

No tenían forma de saber a quién iban a hacer daño.

Ante tantas víctimas inocentes, es necesario decir lo siguiente claramente: el uso de fuego de artillería es una ruleta rusa. Las estadísticas reflejan este tipo de armamento siempre afecta los civiles de áreas densamente pobladas. Las fuerzas armadas de Israel lo saben, y mientras sigan usando este tipo de armas, será difícil creer que intentan minimizar el número de víctimas.

Como antiguo soldado y como ciudadano israelí, me veo obligado a preguntar: ¿No hemos cruzado ya la línea?