Los inmigrantes libaneses y los doce del patíbulo

Los inmigrantes libaneses y los doce del patíbulo

Puede que los inmigrantes españoles no seamos igual de exitosos que los libaneses, pero no estamos mal. Si ellos son caviar, nosotros somos turrón. Creo que los que optamos por emigrar es posible que acabemos encontrando finalmente lo que buscamos siendo además más antifrágiles.

¿Qué tienen en común los magnates Carlos Slim y Carlos Ghosn, los escritores Nassim Taleb y Amin Maalouf con las artistas Shakira y Salma Hayek? Pues que todos ellos son inmigrantes libaneses de primera o segunda generación.

Según el propio Nassim Taleb, los inmigrantes libaneses son probablemente los más exitosos del mundo y en prácticamente cualquier país del mundo habrá un ciudadano de origen libanés entre los 20 o 30 más ricos del país en cuestión. Taleb explica el posible porqué en su último ensayo titulado Antifrágil, sin duda uno de los libros más interesantes publicados este año en España. Quien crea que no hay vida inteligente en la derecha quizás cambie de opinión después de leerlo.

Antifrágil es un neologismo acuñado por Taleb para describir las cosas que se benefician del desorden, al contrario de aquello que es frágil. Convencionalmente se suele admitir que robusto es lo contrario de frágil, pero según Taleb esto no es correcto ya que lo robusto resiste un choque pero no mejora con el mismo. En la triada frágil-robusto-antifrágil (en la que Taleb cree que se puede clasificar cualquier cosa) lo robusto representa un punto neutro, mientras que frágil y antifrágil ocupan los polos opuestos.

De la misma forma que las víctimas de una catástrofe suelen sufrir un choque postraumático, existe igualmente un fenómeno menos estudiado por los psicólogos llamado crecimiento postraumático al que los inmigrantes libaneses, entrenados para la vida en los zocos (la mejor escuela que la humanidad haya inventado para Taleb) y sometidos a persecuciones religiosas y guerras civiles durante los últimos 150 años son especialmente proclives por sus cualidades antifrágiles.

Taleb es investigador en matemáticas, y en su libro explica que tanto lo frágil como lo antifrágil se pueden describir mediante funciones no lineales. Por ejemplo, un salto de diez metros es más probable que nos pueda hacer daño que diez saltos de un metro, puesto que a la hora de saltar somos frágiles en relación a la altura saltada.

Las situaciones frágiles como la anterior son cóncavas. He recogido en Eurostat los datos de nuestro superávit presupuestario desde 2003 hasta 2012 (en ordenadas) con respecto a la tasa de paro (en abscisas), y podemos observar el gráfico siguiente.

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Relación no lineal y aproximadamente cóncava. Aunque la historia oficial de esta crisis es que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, la verdad es que antes de la crisis teníamos superávit presupuestario, si bien es cierto que nuestro superávit era extremadamente frágil a un aumento de la tasa de paro en gran parte a causa de los estabilizadores automáticos. Es justo recordar sin embargo que el superávit solamente se transforma en déficit a partir de 2008.

La curva de Beveridge de un mercado de trabajo eficiente que mencioné en un post anterior es en cambio convexa, la forma que adoptan las situaciones antifrágiles en las que es preferible estar si se avecina un cambio, es decir, aquéllas en las que se tiene mucho más que ganar que de perder.

La excelente película de Robert Aldrich Los doce del patíbulo está protagonizada por un grupo de soldados americanos condenados a muerte o a perpetuidad. La única ventaja de encontrarse frente al patíbulo es que se trata de una situación de una convexidad extrema, es decir, para los soldados en cuestión cualquier alternativa arrojará con seguridad un resultado positivo. Cuando se les presenta la opción de conmutar sus penas a cambio de participar en una misión casi suicida (asaltar el cuartel general nazi en Francia) todos ellos aceptan el desafío.

La convexidad implica también que los fenómenos raros e imprevisibles (Cisnes Negros) tendrán casi con seguridad un cariz positivo. Si sigo la técnica de Plutarco utilizada por Taleb en su libro, podemos imaginar que el luchador grancanario afincado en Senegal Juan Espino tiene un hermano gemelo, José.

José tiene un trabajo fijo, es cajero en un banco. El banco le ingresa todos los días 26 de cada mes su sueldo, sin excepción, como un reloj. Juan, en cambio, cobra solo por combate disputado y por victoria, por lo que algunos meses cae bastante dinero y otros casi nada. Animado por su madre -que le dice que el valor de la piedra nunca baja- y por las facilidades del banco, José se hipoteca para comprar un piso. Todo el mundo -Juan incluido- cree que José tiene una posición en la vida más sólida, pero en realidad sólo tiene menos variabilidad. Y entonces ocurre lo imprevisible.

Para José lo imprevisible se traduce en una crisis financiera sin precedentes, ERE en el banco, y lo nunca visto, caída del precio de su vivienda. De repente José está en el paro y endeudado por más de lo que vale su piso. Y es que la posición en la vida de José era frágil. A Juan, en cambio, la crisis apenas le ha afectado, pero tras varios años de combates menores, el gran Yekini finalmente ha aceptado luchar contra él. Y una victoria (Cisne Negro positivo) le reportaría la increíble suma de 120.000 euros.

Puede que los inmigrantes españoles no seamos igual de exitosos que los libaneses, pero no estamos mal. Si ellos son caviar, nosotros somos turrón. Creo que los que optamos por emigrar nos exponemos en todo caso a que un Cisne Negro de los buenos se cruce en nuestro camino, e incluso si las cosas no van bien y como en el cuento de Borges Historia de los dos que soñaron acabamos por volver a nuestra casa, es posible que acabemos encontrando finalmente lo que buscamos siendo además -sin lugar a dudas- más antifrágiles.