20 años de Cabañeros

20 años de Cabañeros

Cabañeros, como en general cualquier sierra de los Montes de Toledo, es un sitio inmejorable para experimentar y para sentir la naturaleza. Ojeando entre mis libros, encuentro una prueba de la polémica de hace 20 años: Parque Nacional o polígono de tiro del Ejército del Aire... Menuda dicotomía, menuda confrontación.

La ilusión ha regresado, como las aves migratorias. No por la llegada oficial de la primavera, de la que hace ya más de un mes, sino por el ambiente que estos días se ha ido cargando de la atmósfera cálida, suave y agradable que anticipa la explosión de vida silvestre...

El caso es que nuestra mente está ahora ocupada con planes. Da vueltas y vueltas, pensando en caminos por transitar, sierras por recorrer, desde el amanecer hasta la puesta del sol, laderas por explorar y paredes por escudriñar en busca de esa vida silvestre...

Cabañeros, como en general cualquier sierra de los Montes de Toledo, es un sitio inmejorable para experimentar y para sentir la naturaleza.

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La floración primaveral llena de color las dehesas de Cabañeros. Foto: GEOPIEDRA.

Veinte años de Parque Nacional, aunque en realidad los cumplió el pasado noviembre, y hace más de esos veinte años que yo lo recorro, sólo o con mis amigos, buscando buitres negros, águilas imperiales o linces.

Ojeando entre mis libros, encuentro una prueba aún viva de la polémica de aquellos años: Parque Nacional o polígono de tiro del Ejército del Aire... Menuda dicotomía, menuda confrontación.

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Encuentro, en efecto, un editorial del diario ABC. Está fechado el 16 de octubre de 1987, en plena polémica. Director del periódico, a la sazón, el conocido Luis María Ansón. Se titula "Cabañeros y la defensa", y contiene perlas como las que destaco a continuación. Foto: GEOPIEDRA.

"La disputa sobre el destino final de la finca Cabañeros ha seguido esa pendiente capaz de confundir la defensa de crías de buitres negros con la defensa nacional a secas".

"El problema se plantea entre saber si los españoles estamos dispuestos a sostener una defensa nacional aprovechando al máximo los presupuestos, o preferimos multiplicar los gastos en nombre de la próxima camada de buitres negros".

"Si Cabañeros es una buena inversión para nuestro Ejército, deberíamos aceptar su nuevo empleo sin mezclar en el asunto endebles discursos ecologistas".

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El buitre negro, un gigante de casi tres metros de envergadura, conserva en España sus mejores poblaciones de todo el mundo.Foto: GEOPIEDRA.

Sin detrimento de la importancia y el respeto que me inspiran las actuales Fuerzas Armadas de España, en todos estos párrafos, el mencionado editorial trata, primero, de negar algo aún tan de actualidad como que el dinero gastado en conservación de la naturaleza sea o no dinero bien invertido.

En 1987, el editorial no era capaz de prever el beneficio turístico y económico que el Medio Natural bien conservado del país de mayor biodiversidad de la Europa occidental reporta hoy en día, y que, aunque va en aumento, aún podría producir mucho más.

Finalmente, la perdida de una especie, de un ecosistema o de un solo espacio natural no eran, entonces, considerados una perdida cultural relevante, sino "endebles argumentos ecologistas".

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No solo águilas... Hasta las aves más modestas, como este pequeño alcaudón, enriquecen el ecosistema. Foto: GEOPIEDRA.

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Buitres negros alimentándose en la raña. Foto: GEOPIEDRA.

Respondía yo entonces al periódico, en una carta que jamás me publicaron, que "Cabañeros, en el marco de argumentos como la sostenibilidad y la pervivencia en el tiempo, podría ser un estupendo lugar de esparcimiento, a sólo 150 km de Madrid, para una gente que cada día incluye más el acercamiento a la naturaleza entre sus ocios".

"Cabañeros sería una fuente perenne de ingresos del turismo, lo mismo que los demás parques nacionales, entre los que sin duda sería uno de los más interesantes de Europa. A esto se le llamaría 'defensa de la calidad de vida de los españoles', expresión que está más allá que la de 'defensa de los buitres".

No es por echar leña al fuego, y menos con un asunto de hace más de veinte años. Es más bien cuestión de valorar si hemos progresado socialmente y si una polémica semejante se podría aún producir hoy en día.

Hay casos significativos que indican que determinados estamentos siguen sin valorar lo de irreversible que es destruir nuestro patrimonio natural. Un ejemplo, porque lo visité recientemente, es la carretera nacional que altera irremisiblemente el paisaje de Puerto Peña, en Extremadura, inaugurada en 2005.

Pero no es menos cierto que, en la propia sociedad, ha aumentado la concienciación, la capacidad de protesta y los medios para enfrentarse a la arbitrariedad y desidia, cuando no a la ignonimia oficial.

Hay cierta tendencia a pensar que, en esto de la falta de respeto al patrimonio natural que es de todos, tengan más culpa los políticos de derechas que los de izquierdas. En mi opinión, éste es un hecho objetiva y mayoritariamente cierto, que no sólo radica en el régimen totalitario que soportó España durante décadas y que, en nuestro caso, era de derechas, sino en que los propietarios de fincas y de empresas son mayoritariamente de derechas, y en ese ala de la política encuentran el apoyo para dar curso a su egoísmo social.

No es menos cierto que son también numerosos los casos de atentados a lo que es de todos que provienen de la izquierda, los últimos y más conocidos los casos del Algarrobico o de Valdecañas, ambos en autonomías de izquierdas.

Afortunadamente, Cabañeros se salvó, como antes se salvaron Monfragüe, las Hoces del Cabriel, Gredos y tantos sitios... Al contrario que otros que sucumbieron, como las lagunas de la Janda o Antela, por ejemplo.

Sintámonos afortunados, celebremos Cabañeros, acerquémonos a visitarlo, pero no levantemos la guardia. La guerra continúa, y quedan muchas batallas... Una de las más actuales, la de la protección del lobo ibérico.

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El paisaje típico de Cabañeros es el de las sierras verdeoscuras tapizadas de encinas y alcornoques, cuyo contrapunto lo pone la explosión multicolor de la floración primaveral. Foto: GEOPIEDRA.

El ládano de los jarales, paisaje oloroso e impenetrable, llena el aire cálido e impregna, persistente, nuestros pulmones y nuestra ropa.

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Otro paisaje, éste sonoro, es el de la berrea otoñal, cuando los ciervos encelados en la raña se dejan escuchar a grandes distancias. Foto: GEOPIEDRA.

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Sierras y rañas, el Parque Nacional de Cabañeros ocupa más de 40.000 hectáreas en las provincias de Ciudad Real y Toledo, albergando una excepcional representación del biotopo del monte mediterráneo, donde la floración de los cantuesos es espectacular. En el parque, viven casi 300 especies de vertebrados, muchas de cuantas están protegidas en nuestro país, aves y mamíferos, anfibios y reptiles, y el buitre negro, del que crían aquí más de doscientas parejas. Foto: GEOPIEDRA.

Este post fue publicado originalmente en el blog del autor.