Una cascada de ambiciones (ruta por el sur de Islandia)

Una cascada de ambiciones (ruta por el sur de Islandia)

Cascada de skogafoss.AOL

El entrenador nos había dado 3 días libres y yo estaba tratando de saciar mi ansia por descubrir nuevos jugadores viendo el "Mondial Montaigu Sub16". Dinamarca estaba derrotando a Brasil. El centro del campo danés con Jeppe Pedersen y Mads Bistrup me estaba impresionando y no dejaba de escribir notas en mi cuaderno de scout que me hice entre Word y Paint. "Estos van a ser los próximos cracks daneses", pensé.

El teléfono había estado vibrando pero no me había dado cuenta. "Oye por qué no vamos a algún lado a hacer turismo", me sugirió un compañero de equipo cuando descolgué. Pocas veces eran las que había dejado de ver partidos en mis días libres, abandonando rol como director deportivo en el club para hacer un plan alternativo. Leer la Panenka o algún libro que trate sobre fútbol había sido la mejor programación secundaria muchos días. Ni siquiera hice caso aquel día que un miembro del club me dijo: "Hoy ha salido el sol y hay 15 grados, no deberías estar en la oficina como un friki viendo la segunda división noruega". Apenas me ofendió lo de "friki". Pero esta vez mi pareja estaba trabajando, iba a pasar gran parte del día a solas y pensé que 3-4 horas fuera de casa no haría ningún mal a mi ambición por conocer nuevos jugadores.

Salí a conocer nuevos lugares de Islandia. Por momentos tuve la sensación de que mi sueño por trabajar en el mundo del scouting después de mi carrera como jugador se alejaba unas horas en el tiempo por invertirlas en hacer turismo y no en estar pegado a la pantalla del ordenador. Partimos desde Selfoss hacia el Este y comenzó una ruta hacia la nada.

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En Islandia tienes la sensación de que tu viaje te conduce a ningún lugar. La vista no alcanza a ver más que el horizonte. Los prados, casi siempre de lava seca, se suceden y apenas te distrae la presencia de caballos y ovejas a los lados de la carretera. Los pueblos escasean (solo cruzamos un pueblo en todo el trayecto que duró más de una hora y media) y las montañas, con nieve gran parte del año, se unen al cuadro del paisaje. Y así como de la nada, tras 50 minutos conduciendo, nos encontramos una cascada llamada Seljalandfoss.

  Cascada Seljalandfoss.AOL

Seljalandfoss no es la cascada más espectacular que te vas a encontrar en el sur de Islandia. Sin embargo, podrás adentrarte en ella ya que hay un hueco para pasear por detrás del agua que cae o darte una vuelta alrededor contemplando la Isla de Vestmann la cual se ve a lo lejos.

Seguimos nuestro camino hacia el Este. Camino sin aparente final hasta que, tras 25 minutos, de repente vimos algo impresionante. La cascada de Skogafoss te atrapa a primera vista. Era gigantesca y estaba cubierta por un hermoso arcoíris.

  Cascada de Skogafoss (Islandia).AOL

Skogafoss te permite acercarte tanto como estés dispuesto a mojarte para captar una de las mejores instantáneas. También podrás subir a lo alto de la cascada donde el agua empieza a caer y andar por allí arriba o incluso sentarte a disfrutar de las vistas al mar como hice yo mismo.

Muy cerca de esta última cascada que habíamos visitado tuvimos la tentación de parar en Solheimasandur para ver el avión abandonado de la marina estadounidense que tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en esta playa en 1973. Sin embargo, decidimos hacerlo unos kilómetros más adelante para ver el arco de Dyrholaey desde donde pudimos observar el aparato a lo lejos y, mucho más cerca, las extensas playas de arena negra de Vík y los Reynisdrangur, tres gigantes rocas ancladas en el mar.

  Arco de Dyrholaey (Islandia).AOL
  Playas de arena negra de Vík y los Reynisdrangur, tres rocas gigantes ancladas al mar (Islandia).AOL

Y así pasé un día de turista por el sur de Islandia, sin que apenas lloviera, algo un tanto raro. Descubrí nuevos lugares de este hermoso país capaz de ofrecerte paisajes inolvidables e introducirte en su naturaleza salvaje. Aquí donde las horas luz puede ser tan eternas en verano como inexistentes en invierno. Donde los minutos pueden ser tu mayor enemigo del día y el clima encerrarte en casa sin dejarte salir. Aquí donde ninguna cascada será mayor que mi ambición por mirar atrás y acordarme que un día descubrí a Jeppe Pedersen y Mads Bistrup en un torneo sub16.