La oportunidad de morir de un disparo

La oportunidad de morir de un disparo

Enrique Peña Nieto explicaba la semana pasada que en 50 municipios mexicanos se han producido un 44% de los homicidios sucedidos durante el primer semestre de 2016. Los dos primeros puestos los ocupan Acapulco, estado de Guerrero, y Tijuana, estado de Baja California.

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El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, explicaba la semana pasada que en 50 municipios mexicanos (señalados en el mapa que tienen arriba) se han producido un 44% de los homicidios sucedidos durante el primer semestre de 2016. El dato, en todo caso, habla de una realidad importante en la que no entraré ahora: la fuerte corrupción, impunidad y violencia de algunas instituciones locales que rayan el esperpento por su absoluto descaro.

En la lista que hizo pública el mandatario, los dos primeros puestos destacados los ocupan Acapulco, estado de Guerrero, y Tijuana, estado de Baja California, con 554 y 460 averiguaciones por homicidios dolosos respectivamente. Luego le siguen Culiacán, en Sinaloa; Ciudad Juárez, Chihuahua; y Ecatepec de Morelos, Estado de México, que tienen 222, 210 y 168 asesinatos cada uno.

En el empobrecido sur, los dos estados donde hay menos recursos son Oaxaca y Chiapas, no hay apenas violencia que acabe en asesinatos.

El listado, hasta 50, supone un variado ejemplo de la geografía mexicana del que sin embargo se pueden sacar algunas conclusiones: en el empobrecido sur, los dos estados donde hay menos recursos son Oaxaca y Chiapas, no hay apenas violencia que acabe en asesinatos; el centro del país, especialmente el Estado de México, algunas delegaciones de Ciudad de México y los estados de Guerrero, Michoacán, Jalisco y Colima son zonas muy pobladas y puntos calientes, y, por último, hay diversas localidades del norte en Chihuahua, Baja California, Sinaloa y Tamaulipas donde se dispara la violencia porque están sumergidos en batallas entre grupos narcos.

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Comparen ahora el mapa primero con este segundo mapa que tienen arriba que especifica las zonas, según datos de Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), donde hay mayor extrema pobreza en México. Las zonas grises son áreas más desarrolladas y las zonas con colores, rojo y amarillo, son las peores, es donde hay mayor extrema pobreza.

Parecen dos mapas invertidos, confrontándolo con el anterior, en el que asesinatos y miseria coinciden en el centro pero divergen en el norte-sur. Hace unos meses, elaborando un artículo con investigadores sobre la violencia en México, el profesor de Cambridge Manuel Eisner me explicaba que "la pobreza no tiene una relación directa con la violencia".

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Sin embargo, ahora tienen otro mapa encima, el de las 10 localidades donde vivía más gente en situación de pobreza según Coneval en 2010. No se refiere a tanto por ciento de población ni renta a per cápita, se refiere a la acumulación de personas que viven sin recursos en una localidad. Cantidad pura y dura. ¿Se parece al primer mapa? Comparen.

Las diez localidades con mayores bolsas de personas sin recursos son, por este orden, Puebla (Puebla), Iztapalapa (Ciudad de México), Ecatepec de Morelos (Estado de México), León (Guanajuato), Tijuana (Baja California), Ciudad Juárez (Chihuahua), Nezahualcóyotl (Estado de México), Toluca (Estado de México), Acapulco (Guerrero) y Gustavo A. Madero (Ciudad de México).

Excepto Toluca, esas diez poblaciones con más personas pobres en 2010 están en 2016 en la lista que Peña Nieto ofreció de esas 50 localidades que cargan con casi el 50% de los asesinatos del país.

Pues bien, menos Toluca, esas diez poblaciones con más personas pobres en 2010 están en 2016 en la lista que Peña Nieto ofreció de esas 50 localidades que cargan con casi el 50% de los asesinatos del país. Puebla ocupa el puesto 36 con 56 homicidios; Iztapalapa, el 9 con 121; Ecatepec, el 5 con 168; León, el 12 con 107; Tijuana, el 2 con 460; Ciudad Juárez, el 4 con 210; Nezahualcóyotl, el 20 con 84, Acapulco, el 1 con 554 y Gustavo Madero, el 16 con 91.

Es decir, parece que más allá de donde hay una guerra de narcos, como el caso de Acapulco y el estado de Guerrero, donde son decenas de pequeños grupos los que se disputan el control de la plaza al haberse desintegrado el Cartel dominante, o el norte y la batalla entre los Carteles de Sinaloa y el Cartel Jalisco Nueva Generación, los Beltran y Leyva o La Línea, sí hay un sinónimo directo y clave entre pobreza y delincuencia. Incluso se podría afirmar, viendo los mapas, que la mayor siembra de los grupos narcos es la humana y su mayor recolección, por encima de la marihuana y la amapola, es la de estas personas desplazadas del mundo pese a formar parte de él.

El factor determinante no sería en todo caso la renta per cápita de un lugar, ni su nivel de desarrollo, cuyos lugares más rezagados están en los estados de Chiapas y Oaxaca, sino la cantidad de población de importantes zonas urbanas, mucha desplazada de otros estados, que vive miserablemente creando bolsas de personas que necesitan sobrevivir. Entre morir obligadamente de enfermedad y hambre o morir hipotéticamente de un disparo, en lo segundo hay al menos una oportunidad de victoria (valores éticos aparte, que deberían ser fundamentales en estos temas, pero que supongo que yo desconozco cómo se manejan cuando en tu realidad lo más ético con lo que creces es con aprender a no dejar los cadáveres tirados en las calles).