Grecia, el rival a batir en el horizonte

Grecia, el rival a batir en el horizonte

Hay una selección que es inasequible al desaliento, que jamás negocia el esfuerzo y pelea hasta las últimas consecuencias. Es un clásico del baloncesto, un combinado con una larga tradición y que en este torneo está jugando mejor que nunca -o al menos recordando a sus años más exitosos

Hay una selección que es inasequible al desaliento, que jamás negocia el esfuerzo y pelea hasta las últimas consecuencias. Es un clásico del baloncesto, un combinado con una larga tradición y que en este torneo está jugando mejor que nunca -o al menos recordando a sus años más exitosos-. Llegados a este punto, su nombre no debería sorprender a nadie. Hablamos de Grecia. Los helenos han dado una imagen de equipo serio, consistente, sólido en defensa y con muchos recursos en la faceta ofensiva. La mejora ha llegado de la mano del entrenador, Fotis Katsikaris, como afirma Kostas Papanikolaou. Un equipo que hace especial hincapié en su defensa -como siempre- pero que ha añadido un aspecto que le hace casi indefendible: versatilidad en ataque, tanto de hombres como de jugadas. La ausencia de un líder nunca se asumió con tanta naturalidad. Han hecho de un contratiempo una virtud, porque así todos redoblan esfuerzos.

Pétreos en su propio aro bajo el cobijo de Bourousis y su lugarteniente Vougioukas, la pintura es territorio vedado para sus contrincantes y su defensa coral solo permite 69,8 puntos de media -la tercera mejor del torneo-; mientras que en la otra canasta la eficiencia es el dato más llamativo, ya que se van hasta los 82,8 puntos por partido, siendo el sexto mejor ataque del campeonato. Es un equipo tan altruista que el pívot del Real Madrid, la roca Bourousis, es el máximo anotador con 12 puntos por choque. Una cifra muy lejos de los rimbombantes números de Scola, Gasol, Boganovic o Barea, que lideran a sus equipos con más de 20 puntos por noche.

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Nikos Zisis celebra una canasta decisiva en el duelo ante Argentina. FOTO: fiba.com

Está por ver cómo afrontarán los cruces, los duelos de mayor enjundia, y ése será el momento de determinar quién asumirá los galones, cuando lo que se decida sea una pelea por las medallas o la propia presea. Como decía Vasileiadis, cualquiera puede ser el líder, pero en los minutos de la verdad se necesita un refugio al que acudir cuando truene. En escasos días los helenos nos resolverán las dudas.