Atletas mentales: ¿dónde está el límite?

Atletas mentales: ¿dónde está el límite?

Junto a un puñado de deportes de masas cohabitan multitud de deportes llamados minoritarios, en ocasiones incluso sin repercusión ni tan siquiera familiar. Entre ellos podemos situar al deporte de la memoria, disciplina que en España pasa relativamente desapercibida aún para el gran público, pero que en zonas como Asia cuenta con gran cantidad de participantes, respaldo institucional y patrocinadores.

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Participantes del campeonato mundial de memoria celebrado en Haikou (China) en 2014.

La etimología de la palabra atleta proviene, sin duda, del griego antiguo ἀθλητής (athletés, de âthlos es decir lucha, competición). El atleta, por tanto es aquel que se esfuerza para superar un desafío deportivo. Y más allá de eso, el que se esfuerza por superarse a sí mismo. Por su parte, mental, del latín mentalis, es lo perteneciente o relativo a la mente.

Cada día podemos ver nuestros medios de comunicación inundados por noticias relacionadas con el fútbol, el baloncesto, el tenis, el motociclismo, etc. Sin embargo, junto a un puñado de deportes de masas, lo cierto es que cohabitan multitud de deportes llamados minoritarios, disciplinas con una mínima repercusión mediática, en ocasiones incluso sin repercusión ni tan siquiera familiar. Entre ellos podemos situar al deporte de la memoria, disciplina que en España pasa relativamente desapercibida aún para el gran público, pero que en otras zonas del globo, de manera especial Asia, goza de una fuerte salud con gran cantidad de participantes, seguimiento de los medios, respaldo institucional y patrocinadores que invierten grandes sumas de dinero en asociar su marca a las competiciones mentales. Llevando la contraria a la ciencia.

Hace años, científicos y psicólogos atribuían al ser humano unas capacidades mentales en cierto modo limitadas por lo que se refiere a la memoria. Hoy en día no me atrevería a establecer ningún límite, año tras año los atletas mentales que compiten regularmente se empeñan en llevarles la contraria, pulverizando marcas que poco tiempo atrás eran impensables. Así, desde que a principios de los 90 se empezase a celebrar el Campeonato del Mundo de Memoria los progresos son ciertamente espectaculares. Algunos ejemplos:

  1. Mayor número de dígitos decimales (entre 0 y 9) memorizados en 5 minutos: en 1993, 132; en la actualidad, 520 dígitos.
  2. Palabras memorizadas en 15 minutos: en 1993, 125; en 2016, 300 palabras.
  3. Menor tiempo en memorizar el orden de una baraja de cartas (52 cartas): en 1993, 2 minutos; hoy en día, 19,41 segundos.

Sí, ya sé que puede parecer difícil incluso el hecho mismo de pasar las cartas de una baraja en menos de 20 segundos tan sólo para verlas una a una. Si espectacular resulta ese récord tampoco lo es menos el de haber memorizado 31 barajas diferentes en una hora, la friolera de 1.612 cartas en el mismo orden en sólo 60 minutos. No, lamentablemente no soy yo el protagonista de la hazaña. El secreto está en tu interior.

Una de las cosas que más llaman la atención de este deporte, y donde creo que radica esta superación constante, es el compañerismo, el buen ambiente y la ausencia prácticamente total de la competencia "mala" que se da en los demás deportes. No hay una lucha uno contra uno o equipo contra equipo porque cada competición es una batalla de uno consigo mismo. No hay un cuerpo a cuerpo, que existe hasta en el ajedrez. Aquí cada uno tiene sus papeles, sus cartas o su ordenador en la mesa para dar el máximo rendimiento posible, para plasmar todo el entrenamiento anterior. Sólo al final se ven los resultados y la clasificación pero durante el proceso cada uno está solo frente a sí mismo. Este es el primer secreto.

Por lo demás, sólo hay técnica y entrenamiento, en ocasiones mucho entrenamiento. Baste decir que algunos atletas para llegar a los primeros puestos del ranking mundial entrenan cuatro horas al día y en determinadas épocas hay quien hasta ocho horas al día. Mucha fuerza de voluntad pero es que esto engancha. Como comprenderán, por tanto, no se trata de tener una buena memoria natural sino de técnica y entrenamiento. La "memoria de serie" aquí no sirve prácticamente para nada.

Como ejemplo contaré una experiencia propia. Es cierto que quien me conozca podrá decir que desde siempre he tenido una "buena memoria", pero esa buena memoria significa simplemente que tengo una capacidad algo superior a la media, pero ni mucho menos que sea un savant ni ningún prodigio humano. En el primer torneo al que asistí había varias, de las 10 pruebas de las que constaba la competición, que ni siquiera había tenido tiempo de entrenar. Entre ellas la que consiste en memorizar durante 30 minutos la mayor cantidad posible de números binarios (ceros y unos colocados aleatoriamente en filas) debiendo más tarde reproducirlos en el mismo orden. Cada número recordado de manera correcta suma un punto, pero cada número fallado resta 15 puntos. Pues bien, un servidor sin haber preparado en absoluto la prueba consiguió memorizar "a lo bruto" los primeros 74 ceros y unos en el mismo orden. Podría parecer que es una cantidad alta, y la verdad es que para haberlo hecho sin ninguna técnica no está mal, pero...

Todos podemos hacer cosas "extraordinarias", en muchas ocasiones no las hacemos simplemente porque no sabemos que podemos. Pero podemos superarnos a nosotros mismos cada día practicando: recuerda que el único límite te lo pones tu.

Pasó algún tiempo y esa prueba era siempre la que dejaba para el final y nunca la entrenaba. Hasta una tarde, cinco días antes de acudir a otro torneo, en la que me senté con la idea de no levantarme de la mesa hasta que no tuviera un método propio para afrontarla. Así fue, conseguí encontrar una técnica para trabajarla y en los tres días siguientes hice una prueba cada día memorizando esos 30 minutos. Cuando llegué a Londres fui capaz de recordar correctamente 658 sobre 660 intentados (para una puntuación final de 630 por aquello de restar 15 puntos por cada error). Mi "buena memoria" sin técnica llegó a 74, mi entrenamiento de tres ratos, una vez que tenía un método, multiplicó casi por nueve mi primer registro.

Esta pequeña historia deja bien claro que todos podemos hacer cosas "extraordinarias", en muchas ocasiones no las hacemos simplemente porque no sabemos que podemos. Por supuesto no todo el mundo puede batir récords del mundo de memoria, del mismo modo que no todos podemos jugar al tenis como Rafa Nadal o al baloncesto como Pau Gasol. Pero podemos superarnos a nosotros mismos cada día practicando. Podemos ser atletas en el sentido que comentaba al principio, aquel que se esfuerza por superarse a sí mismo. Recuerda: el único límite te lo pones tú.

Si podemos memorizar en minutos esa cantidad de información imagina el tiempo que podemos ahorrar, por ejemplo, en los estudios o en determinados aspectos laborales. Pero estos ya son temas para otra ocasión...

Este fin de semana, 22 y 23 de octubre, organizo el III Open Internacional de España de Memoria, que por segundo año consecutivo se celebra en Toledo (instalaciones del C.E.S. Juan Pablo II). Tendremos la oportunidad de volver a ver en acción a algunos de los mejores del mundo de la especialidad superando sus límites.