10 rasgos que caracterizan a una relación sana

10 rasgos que caracterizan a una relación sana

Todo el mundo quiere una relación llena de felicidad, alegría y, obviamente, amor. Pero algunos hemos tenido tantas relaciones tóxicas a lo largo de nuestra vida que ni siquiera sabemos cómo es una relación sana. He aquí una lista de diez rasgos que las caracterizan.

Image Source/Steve Prezant via Getty Images

Todos queremos tener una relación llena de felicidad, alegría y -por supuesto- amor.

Desafortunadamente, muchos hemos tenido tantas relaciones tóxicas a lo largo de nuestra vida que ni siquiera sabemos cómo es una relación sana. He aquí una lista de diez rasgos que caracterizan a una relación sentimental sana:

1. Los dos miembros de la pareja saben que son los responsables de su felicidad de manera individual.

Mucha gente tiene la mala costumbre de creer que su pareja tiene que ser la fuente de toda felicidad, amor y satisfacción de su vida. Sin embargo, en una relación verdaderamente sana, ninguno de los miembros de la pareja espera que el otro sea su única fuente de felicidad. Los dos saben y comprenden que ellos mismos son los únicos responsables de su felicidad y su bienestar. Saben que están ahí para ayudar y para apoyar al otro, pero también saben que cada uno es responsable de sí mismo.

2. Ninguno de los dos intenta controlar o "mejorar" al otro.

Si uno de los dos está acostumbrado a dejarlo todo para el último momento y al otro le gusta dejarlo todo hecho cuanto antes, en una relación sana, el último no va a intentar "hacer mejorar" al primero obligándole a dejar de procrastinar. Los dos respetan las diferencias existentes entre ellos y no intentan obligar al otro a cambiar o a convertirse en alguien diferente.

A nadie le gusta que le cambien o le ayuden a mejorar, sobre todo sin haberlo pedido. Si alguno de los dos realmente quiere cambiar, pedirá ayuda a su manera. Nadie va a cambiar por sentirse obligado o presionado.

3. La relación está equilibrada.

Ninguno de los dos tiene más poder que el otro sobre las decisiones que se toman en pareja. La palabra de los dos vale lo mismo y ambos tienen el mismo control sobre las decisiones que se toman.

Puede ser que uno de los miembros de la pareja se centre más en la decoración, mientras que el otro se centra más en los temas financieros, porque cada uno se ocupe de las cosas que mejor se le dan. Pero, en general, los dos se ocupan de todo por igual.

4. Los conflictos se resuelven afrontándolos.

En una relación sana, un conflicto no es un factor decisivo para terminar con la relación. El hecho de que haya conflictos no es señal de que haya que dejarlo todo y pasar página. En vez de eso, los conflictos son una oportunidad para aprender y para madurar. En una relación sana, las dos partes hablan de sus sentimientos y de sus puntos de vista con sinceridad y respeto.

Los conflictos forman parte de la vida y hay que lidiar con las frustraciones cuanto antes en vez de reprimirlas y echarlas en cara más adelante.

5. Se habla de sentimientos sincera y abiertamente.

Los dos miembros de la pareja comparten libremente sus sentimientos con el otro. Se respetan y aceptan los sentimientos del otro. Es necesario expresar los sentimientos sin reprimirse. Los dos saben que no hablar de sus sentimientos o no aceptar los sentimientos del otro podrá ser motivo de conflicto en el futuro.

6. Los miembros de la pareja se toman su tiempo para cuidar de sí mismos.

Las dos partes entienden y saben que cuidar de uno mismo es vital para el funcionamiento de una relación sana. Y saben que si no se toman un tiempo para cuidar de sí mismos se sentirán estresados, agotados y consumidos. Saben que si no se preocupan por sí mismos tendrán poco amor que ofrecer a su pareja.

7. Las dos partes están dispuestas a darle más importancia a la relación que a ellos mismos de manera individual.

En una relación sana, los miembros de la pareja están dispuestos a tener en cuenta a su pareja cuando toman decisiones. Por ejemplo, no planean un viaje sin hablarlo antes con su pareja. Hacen hueco en sus vidas para la otra persona y están dispuestos a trabajar en equipo.

8. Los dos entienden que no van a estar de acuerdo en todo.

En una relación sana, las dos partes saben que no hay ningún problema en no estar de acuerdo en algo. El hecho de que uno de los dos tenga un punto de vista no significa que el otro tenga que estar completamente de acuerdo con él. Los dos saben que tener diferentes opiniones y creencias no tiene por qué ser algo que acabe con su relación.

9. Los dos valoran la relación.

Las dos partes son fieles y están dispuestas a solucionar los conflictos juntas. Los dos creen en la relación y se comprometen a aprender y crecer juntos sin importar las dificultades que surjan en el camino.

10. Quieren estar juntos por el simple hecho de estar juntos.

Puede que alguna vez nos hayamos dado cuenta de que seguíamos en una relación porque buscábamos seguridad de algún tipo: emocional, física, financiera... En una relación sana, los dos quieren seguir estando juntos por el mero hecho de poder compartir la vida con la otra persona. La seguridad no es la motivación principal para seguir con la relación, ya que la motivación que supone quererse de verdad es mucho más profunda.

Ahora, ¡actúa!

Pregúntate a ti mismo qué puntos de la lista cumples y qué puntos tendrías que trabajar más.

Jennifer es asesora de relaciones, escritora y profesora espiritual. Su misión es ayudar a las personas a tener relaciones sanas consigo mismas y con los demás. Disfruta de las actualizaciones semanales de su blog (en inglés).

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Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero

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