¿Qué es lo peor de trabajar?

¿Qué es lo peor de trabajar?

Por la mañana, Luis Carlos vende la comida que cocina su madre en autobuses. Por la tarde pedalea a la escuela, juega, asiste a clase. Lo que gana trabajando es una ayuda imprescindible en casa, pero no es suficiente. Por eso, donde no puede llegar su familia y no quiere llegar el Gobierno de Nicaragua, llega la beca de estudios de Educo, una ONG española.

- ¿Qué es lo peor de trabajar?

- A veces me aburro. El bus me deja en cualquier parte y hasta el siguiente espero una o dos horas...

- ¿Prefieres estudiar?

- Sí, es más entretenido. Y también es útil...

Con la sencillez del hombre que será, así silencia el paternalismo occidental Luis Carlos. Alguien podría pensar, leyéndole, que no es para tanto, que trabajar es agotador pero no dramático, que el chaval sobrevivirá. Y tal vez tenga algo de razón. Pero olvidaría que lo desolador del trabajo infantil, más allá del día a día que construye, es el horizonte que suprime, que lo más trágico de su presente es su futuro.

Sí, una vez le tiraron de un bus en marcha. Sí, podría sufrir robos, agresiones, secuestro: trabajar subiendo y bajando de autobuses en Tomatoya, una zona rural al norte de Nicaragua, implica peligros cotidianos. Pero, además de la suerte y el esfuerzo, será la existencia o la falta de oportunidades lo que definirá su futuro.

El dolor: en el mundo trabajan más de 150 millones de menores, la mitad desempeñando tareas peligrosas.

La esperanza: en los últimos 15 años la cifra ha descendido un 30%.

Luis Carlos es uno de ellos. Por la mañana vende la comida que cocina su abuela en autobuses. Por la tarde pedalea a la escuela, juega, asiste a clase. Lo que gana trabajando es una ayuda imprescindible en casa, pero no es suficiente. Por eso, donde no puede llegar su familia y no quiere llegar el Gobierno de Nicaragua, llega la beca de estudios de Educo, una ONG española.

"Yo querría ser alguien en la vida, seguir adelante, tener un salario. Me gustaría hacer mi casa con mis manos y ser zapatero. Y si puedo estudiar una carrera, será agropecuaria, me gusta el campo...". Luis Carlos habla del futuro con incertidumbre, conoce el techo de cristal que suele aplastar a los suyos. Tal vez por eso sea tan conmovedor como evidente, al mirar de nuevo sus retratos, constatar cómo la escuela resucita al niño que le habita...

[ Fotografías: tomadas durante un día en la vida de Luis Carlos con su paciencia y la ayuda de su familia y de Johana y Yang Carlos, del equipo de Educo en Nicaragua. ]

[ Vídeo: la música es de Mario M y el montaje del bueno de David Álvarez. ]

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